ITALIA MÍA CON LA FILARMÓNICA DE SANTIAGO.

                          CONTRASTES ITALIANOS EN LA FILARMÓNICA.

El sexto concierto, de la Temporada 2023 realizado por la Orquesta Filarmónica de Santiago, que llevó por título “Italia mía”, fue gran ocasión para aquilatar la versatilidad del conjunto, al presentar durante el programa, estilos barroco y romántico, en dos disposiciones diferentes, de cámara y sinfónico.

Roberto Rizzi Brignoli, enfrentó a nuestro juicio, con certero estilo estas dispares obras, a las que solo las unía, el espíritu de la península, y por supuesto las evidentes exigencias técnicas y de musicalidad.

Las obras fueron, las celebérrimas “Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi y el poema sinfónico en cuatro partes “Aus Italien” de Richard Strauss, donde la primera de ellas nos muestra a un compositor maduro en sus ideas, mientras que, la segunda es un magnífico ejemplo de la búsqueda de un lenguaje musical definitivo, en un joven compositor, tan lleno de ideas como de expectativas.

El solista Richard Biaggini y el director Roberto Rizzi Brignoli en Vivaldi. foto P. Melo

Las Cuatro Estaciones (Cuatro conciertos, para violín y cuerdas), son tal vez, el primer intento de describir imágenes extra musicales, sólo con instrumentos, para ello Vivaldi se basó en cuatro sonetos, que aluden a las características de cada una de ellas, logrando captar, no solo imágenes, también lo hace con el carácter.

Lo anterior, constituye un desafío mayor, debido a la sutileza de las descripciones, tanto como de los desafíos técnicos que plantea, los que aluden no solo al solista, pues también los otros solos que le acompañan, violonchelo incluido, deben ser todos muy certeros tanto en carácter, así como en musicalidad, insertándose naturalmente con el solista y el resto de los instrumentistas.

           Richard Biaggini interpretando Las Cuatro Estaciones. foto Patricio Melo

Rizzi Brignoli, buscó, a nuestro entender, por sobre todo, expresividad, muy de acuerdo con el estilo, del resto de las artes del barroco, para ello, ensambló al solista y al conjunto en una sólida unidad, en cuanto a contrastes dinámicos, y con cuidadosos y certeros cambios de pulso, que acentuaron las descripciones, conseguidas con texturas sonoras, algunas de exquisitez poética.

Tanto que algunas secciones en pianissimo, simplemente suspendieron al público.

Quisiéramos destacar algunos de los muchos momentos destacados; el exquisito canto de los pájaros del inicio; el sopor del verano y la correspondiente tormenta; la cacería del otoño, con los estertores de la presa; la sutileza de la caída de la nieve en el invierno, entre varios otros, otros, que harían muy extensa su descripción.

     La Filarmónica en formación barroca, interpretando Vivaldi. foto Patricio Melo

Richard Biaggini, uno de los concertinos, fue el solista, dando amplias muestras de su musicalidad y manejo técnico, fue expresivo y sensible, incorporándose totalmente al resto. El conjunto, en disposición barroca, preciso en ataques y cortes, siguiendo cada contraste dinámico y cambio de pulso, con gran musicalidad. No podríamos dejar de señalar, el magnífico cometido de Katharina Paslawski, en su desempeño como chelista, fundamental en sus diálogos con el violín, que en esta ocasión fueron bellamente musicales.

No fue extraña, la eufórica reacción del público, que ovacionó larga y entusiastamente tanto al solista como al conjunto, que según nuestra opinión, realzó la expresividad barroca, sin algunos de los excesos virtuosísticos de algunas versiones, que se escuchan en ciertas grabaciones.

La segunda parte, ahora a gran orquesta, nos hizo escuchar, una obra de rara recurrencia, en nuestras salas de concierto, nos referimos a “Aus Italien” (desde Italia), de Richard Strauss, un poema sinfónico en cuatro partes, obra que es producto del impacto, que produjo en su autor, un viaje que realizó por la península, por ello es preciso no olvidar, que Italia fue el imán para muchos intelectuales y artistas de variadas épocas, quienes como respuesta, produjeron gran cantidad de notables obras, pictóricas, literarias y musicales.

     Roberto Rizzi Brignoli, dirigiendo Aus Italien de R. Strauss. foto Patricio Melo

Otro aspecto a considerar, es que la obra corresponde a las inquietudes musicales de un joven, de poco más de veinte años, que se encuentra en plena búsqueda de su lenguaje definitivo, por lo tanto, pretender encontrar las honduras existenciales o filosóficas, de obras posteriores, es un ejercicio inútil; las obras maduras, corresponden a la madurez posterior del compositor.

Aquí encontramos, esquicios o chispazos, que desarrollará posteriormente en “Muerte y Transfiguración” o bien en “Así habló Zaratustra”, pero siempre mostrando al impetuoso joven, que está tratando de abrirse paso, en un difícil ambiente musical.

Obra repleta de contrastes, con logros dispares en sus descripciones, pero muy exigente en lo musical, logró de Rizzi Brignoli y la Filarmónica, una versión notablemente coherente en carácter, que fue atravesada por una constante musicalidad. Sólidos forte, con estupendo cometido de bronces y la percusión, hermosos piano, precisas progresiones dinámicas, al tiempo que cada familia, muy exigida en lo técnico, dio lo mejor de si.

           La Orquesta Filarmónica de Santiago, en Aus Italien. foto Patricio Melo

A nuestro juicio, los mejores logros estuvieron en: “Las ruinas de Roma” y en las “Escenas napolitanas”, tanto por sus logradas descripciones, como por el entusiasmo y musicalidad de la orquesta, que consiguió del público, al finalizar la versión, una verdadera explosión de entusiasmo, en unas larguísimas y merecidas ovaciones.

Gilberto Ponce (CCA)

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