INAUGURACIÓN DE LA GRAN SALA SINFÓNICA.

            LA GRAN SALA SINFÓNICA NACIONAL CONCRECIÓN DE UN GRAN ANHELO.

El jueves 10 de julio del 2025, quedará para siempre en la memoria no solo de la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, también lo será para la música y la cultura de nuestro país, nos referimos a la inauguración de la Gran Sala Sinfónica Nacional ubicada a pasos de Providencia en Vicuña Mackenna 20, donde se emplazaba la Escuela de Química y Farmacia de la U. de Chile, cuya fachada afortunadamente se conservó como frontis del nuevo edificio.

La Orquesta Sinfónica Nacional, solistas y el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal dir Maximiano Valdés foto ceac

Como la estupenda construcción es bastante profunda, para acceder a la sala, que es sobria y funcional, se cuenta con ascensores y escaleras mecánicas además de escalas normales, todo bastante expedito y bien señalizado, el recinto cuenta con platea frontal alta y baja, dos llamados palcos laterales de visión parcial en dos niveles que cubren hasta el escenario mismo, señalemos que sobre la orquesta y el lugar destinado para el coro se encuentran los paneles acústicos móviles que permiten mejorar el sonido en forma natural, así mismo es interesante que las butacas para el coro, se pueden utilizar también para el público cuando este no cante, de manera que la orquesta quedará completamente rodeada por los asistentes en esas ocasiones.

Creemos que cuando los paneles queden perfectamente calibrados, la sala tendrá una acústica excepcional, siendo un lujo para la Sinfónica y suponemos también para otros conjuntos invitados nacionales y extranjeros.

En contrapartida esta característica obligará a la orquesta a acostumbrarse a una nueva altura del escenario tanto como al espacio entre cada músico el que ahora es bastante mayor al acostumbrado, además que esta acústica acusa todas las imperfecciones o errores de los intérpretes, por ello tal vez se produzca un cambio en la forma de enfrentar la preparación de los conciertos.

No nos cabe duda, que la Sinfónica saldrá airosa de todos estos desafíos estimulada por las bondades del recinto y el profesionalismo de sus integrantes ya que gozarán de todas las comodidades imaginables, concretándose uno de sus anhelos más profundos, contar por fin con una sala de estas características.

Maximiano Valdés director invitado al concierto inaugural. foto ceac

El concierto inaugural, contó con la presencia de las más altas autoridades del país y universitarias además de invitados, por ello causó gran extrañeza que en un evento de tanta relevancia no se interpretara el Himno Nacional de Chile, sólo se interpretó el de la Universidad de Chile luego se refirieron a la importancia y proyección del evento, la Rectora Rosa Devés y el Presidente de la República Gabriel Boric.

Al finalizar el concierto en el segundo foyer mientras, lamentablemente, se servía un vino de honor y gran parte del público se retiraba, habló Dominique Thomann directora del CEAC, eso sí con una perfecta amplificación, la misma que se habría esperado para las intervenciones del inicio, que fue bastante deficiente.

Pero sin duda, lo más importante para los presentes era escuchar a la orquesta y al coro en el nuevo escenario, y ante el expectante público se interpretó primero la Obertura Festiva de Juan Orrego Salas en un justo reconocimiento a una de las figuras más importantes de la música chilena, esta fue dirigida Maximiano Valdés como director invitado en esta ocasión.

La obra de secciones contrastantes recibió una versión cuidadosa de parte de Valdés que enfatizó sus contrastes dinámicos y de carácter, con una muy buena respuesta de la orquesta, recibiendo una favorable recepción de parte de la audiencia, en ese momento se produjo un recambio de algunos músicos de las maderas y bronces, antes del inicio de la obra central.

Maximiano Valdés dirigiendo a la Sinfónica en la obra de Orrego Salas foto ceac

La Sinfonía Nº 9 en Re menor op 125 de Ludwig van Beethoven llamada Coral culminó la velada contando con la participación del Coro Sinfónico y de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile que dirige Juan Pablo Villarroel y los solistas Carolina García Valentín soprano, María Luisa Merino mezzosoprano, Gonzalo Quinchahual tenor y Cristián Lorca barítono.

Sin duda debido a la emoción del evento, y que aún la orquesta no termina de acostumbrarse al nuevo espació, además sin lograr todavía escucharse bien entre si, es que se produjeron desajustes menores y algunas notas no tan precisas, como bien lo señaló el maestro Valdés al finalizar, “falta tiempo para que, los maestros se acostumbren a estas nuevas condiciones”, nosotros agregamos también ajustar los paneles acústicos, pues desde el lugar donde estábamos ubicados, los violines no se escuchaban lo suficientemente bien, en cambios los ubicados sobre el coro, sí permitieron que las voces se escucharan nítidas y timbradas.

El barítono Cristián Lorca durante su recitativo, atrás el Coro, al que le falta iluminación. foto ceac

Tal vez a más de alguien no le gusten estas consideraciones, pero se deben entender en el sentido que creemos que a un esfuerzo tan grande, los resultados lleguen a ser de primer orden, estamos ante profesionales de primer nivel, tanto los ingenieros acústicos como los músicos de la Sinfónica.

También y sin la menor duda, un rol de la mayor importancia lo cumplirán los directores que lleguen al podio de la orquesta, quienes con sabiduría pedagógica contribuirán al éxito que todos deseamos.

La versión y enfoque de Valdés fue de acuerdo a las condiciones que él encontró, por ello fue cuidadoso tratando de equilibrar sonido y volumen en una progresión de calidad siempre ascendente, consiguiendo un gran resultado en el movimiento final que incluye a los solistas y al coro.

Tal como lo señaláramos el Coro dirigido por Juan Pablo Villarroel mostró una estupenda preparación, en la que la condición acústica de su espacio les permitió diferenciar los timbres de las cuerdas, con hermosas voces, buena dicción y gran sentido expresivo, para sus integrantes debe ser un agrado cantar en ese lugar, ahora solo falta iluminar mejor el sector donde está ubicado, para que no quede en penumbra.

El cuarteto solista, la Orquesta Sinfónica y el Coro dirigidos por Maximiano Valdés. foto ceac

Los solistas tuvieron solvente desempeño grupal y en lo individual podemos decir que Cristián Lorca el barítono abordó con entereza vocal el recitativo que convoca a la orquesta y a las voces a sonidos más propios de la alegría, luego en algunos pasajes grupales su afinación no fue tan precisa. El tenor Gonzalo Quinchahual sigue mostrando musicalidad y hermosa voz, pero creemos que debe trabajar el volumen, a manera de ejemplo en la Marcha a pesar de avanzar hasta el borde del escenario se escuchó con dificultad, claro que debe lidiar con toda la orquesta y el coro masculino, Beethoven no le otorga a la mezzosoprano, María Luisa Merino fragmentos de lucimiento personal, es más bien un complemento y ese rol lo cumplió estupendamente. La soprano es tremendamente exigida particularmente en los agudos y para ellos Carolina García-Valentín es más que solvente sobre todo, en ese ritardando del cuarteto antes del final que ella enfrentó de magnífica forma.

El público recibió con muestras de euforia la versión que coronaba uno de los más grandes anhelos de la Sinfónica y el Coro pues podrán dar cuenta de toda su capacidad musical, en la Gran Sala Sinfónica Nacional un real orgullo para la música de nuestro país.

Los solistas Carolina García-Valentín, María Luisa Merino, Gonzalo Quinchahual y Cristián Lorca, junto al director Maximiano Valdés y el director del Coro Juan Pablo Villarroel agradecen al público. foto ceac

Gilberto Ponce (CCA)

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