ESTRENO SINFÓNICO DE “EL SUEÑO DE GERONTE” DE ELGAR.
Hace bastante tiempo, que la Orquesta Sinfónica de Chile, no realizaba un estreno de la importancia del oratorio El Sueño de Geronte de Edward Elgar.
La obra es de gran envergadura, y fue escrita para gran orquesta, tres solistas vocales y coro, y es una buena síntesis del estilo de uno de los más importantes compositores ingleses; y de acuerdo al texto, que pertenece al Cardenal John Henry Newman, un anglicano converso al catolicismo, es una reflexión en torno a la muerte la redención y la vida eterna, donde su protagonista es Geronte, un pecador arrepentido, que pide la salvación a Dios.
En la primera parte, vemos a Geronte (tenor), atemorizado ante la idea de la muerte, por su condición de pecador, en la segunda, es el alma de Geronte en contacto con los seres celestiales, los otros dos solistas son un Ángel (mezzosoprano) y un Sacerdote (barítono) que interactúan con Geronte.
El Coro, asume como asistentes, demonios y ángeles, correspondiéndole algunas partes de enorme dificultad, melódica y rítmica.
La partitura, es un continuo muy compacto, en el que los fragmentos solistas se alternan con el coro, en un lenguaje bastante ecléctico, donde se mezclan desde el impresionismo hasta secuencias cromáticas, primando una reflexiva serenidad muy atrayente.
Víctor Yampolsky, ruso nacionalizado estadounidense, realizó un notable trabajo como director concertador, demostrando gran conocimiento y cariño por la obra, haciéndola fluir con toda la expresividad requerida.
Consideramos notable en su perfección la primera parte, y de enorme expresividad, la progresión dinámica, que lleva al fortissimo en la segunda, que luego conduce hasta la serena calma del final.
La Orquesta Sinfónica de Chile, cumplió una estupenda labor, bello sonido y musicalidad, a pesar que la obra no permite un lucimiento especial de la orquesta.
El Coro Sinfónico y la Camerata Vocal ambos de la Universidad de Chile, fueron espléndidamente preparados por Juan Pablo Villarroel, solo hubo algo se zozobra en un de los coros de “demonios” de extrema dificultad.
Lo anterior no resta en nada, su musicalidad, afinación, sólidos forte y hermosos piano, pensamos que otro de sus logros, fue diferenciar muy bien el carácter vocal de “asistentes”, “demonios” y “ángeles”.
En los solistas, el mayor peso lo tiene el tenor, en este caso Luis Olivares, quien transitó con prestancia por los vericuetos expresivos del texto, no obstante su solvencia, creemos muy acertado el canto contenido de la primera parte, donde siente temor frente a la muerte, pero en la segunda parte, ya como Alma, pensamos que su voz debió ser más presente, debido a la esperanza y luminosidad que refleja.
La mezzosoprano Claudia Godoy, fue el Ángel, haciéndolo con prestancia, además de una sólida y bellísima voz, algunos de sus pasajes más expresivos, fueron de notable perfección.
Arturo Jiménez, el conocido barítono fue el Sacerdote, creemos que esta ha sido una de las mejores presentaciones que le hemos escuchado, su hermoso timbre, fue acompañado ahora de una poderosa voz, muy expresivo y musical.
Las razones anteriores, nos hacen pensar que estamos ante una de las jornadas de mayor calidad, de la presente temporada.
Gilberto Ponce. (CCA)
