FORMIDABLE MISA SOLEMNIS DE BEETHOVEN.

                      MAJESTUOSA MISA SOLEMNIS DE BEETHOVEN EN EL MUNICIPAL.

Una de las claves más importantes, para intentar comprender plenamente la Misa Solemnis de Ludwig van Beethoven, son las dos frases, que el mismo escribió, como epígrafe de la obra; “Desde el corazón, para los corazones”; con esto quiere decir, no busquen razones, que muchas veces resultan engañosas, dejen que los toque en lo más profundo de su alma (corazón)

Beethoven sordo, escribe casi simultáneamente, dos de sus obras más importantes, no solo para él, también para la Historia de la Humanidad, nos referimos a la Sinfonía Nº 9 (Coral) y su Misa Solemnis, en ellas, probablemente expone, todo aquello que imperiosamente quería comunicar a los hombres.

Ambas obras se estrenaron entre los años 1823 y 1824, y en un mismo concierto, se interpretaron solo algunas partes de la Misa, junto a la Novena Sinfonía, pero su estreno completa, fue en 1830, tres años después de la muerte de Beethoven.

Todos los intérpretes, dirigidos por Roberto Rizzi Brignoli, interpretando la Misa Solemnis, foto Patricio Melo

Años antes (1802) en su famoso Testamento de Heiligenstadt, había expuesto; “no quisiera dejar este mundo, sin antes decir, todo aquello a lo que me siento obligado”.

Los textos ayudan a comprender sus pensamientos; la alegría y fraternidad universal en la Sinfonía en la que insta a buscar al Padre bondadoso, más allá de las estrellas, y los dos mundos que plantea en la Misa, el Padre amoroso y símbolo del amor perfecto y la humanidad, con sus angustias , deseos y dolores, que él plasma en su música.

En ella, Beethoven establece una relación íntima entre texto y música, logrando momentos francamente conmovedores, y no sería aventurado decir que, pretende con ella, ser portavoz de la humanidad, tanto como de sus propios sentimientos.

Hablamos, de una obra inmensa en significados, simbólicos, personales y colectivos, encontrándose junto al fervor religioso, que alude junto al perdón o a la glorificación, tanto como alusiones a las guerras de su tiempo, las que tanto detestaba.

Obra de poca frecuencia en las salas de concierto, en razón de sus enormes desafíos, vocales e instrumentales, donde el coro es exigido al máximo, en sus capacidades técnicas y expresivas. Sopranos y tenores, deben cantar frecuentemente agudos, casi sobrehumanos, mientras que, contraltos y bajos deben equilibrar todo, con sus timbres, en medio de sus propias dificultades.

Los solistas vocales, y parte de la Orquesta y el Coro, además de Roberto Rizzi Brignoli. foto Patricio Melo

El Coro del Teatro Municipal, cumplió sobradamente, con los desafíos, voces timbradas incluso en los sobreagudos, con derroche de fuerza (forte o fortissimo) o sensible dulzura (piano o pianissimo), según lo dictan la música y el texto, haciéndolo con musicalidad ejemplar. Qué decir de sus fraseos o articulaciones, la perfección de las exigentes fugas, los precisos cambios dinámicos y de tempo, tan frecuentes en la partitura, no en vano, el público aclamó al Coro y a su director Jorge Klastornick, quien con cuerpo técnico, lograron este rotundo éxito, el que sin duda será recordado por mucho tiempo.

La Misa, es muy concertante, o sea es una mixtura de orquesta, coro y solistas, en la que la preponderancia de cada uno de ellos, está supeditada a las frases musicales, consideremos que la orquesta no es solo acompañante, es tan protagonista como el resto, en este denso entramado, por ello, los solistas, responden a lo expuesto por el  coro o la orquesta, solo en el Agnus Dei, ellos adquieren mayor relevancia, pero no se crea que, por este menor peso en el total, son menos importantes, pues ellos son fundamentales.

Yaritza Véliz fue la soprano, cantó muy expresivamente, mostrando su talento y hermoso timbre, ensamblándose muy bien con el resto. Evelyn Ramírez una de las mejores mezzosopranos, cantó con su poderosa y bella voz, tuvo tal vez sus mejores momentos en el Agnus Dei, que cantó con enorme sensibilidad y dramatismo. El tenor Gonzalo Quinchahual, lo hizo con su hermosa voz, sin problema alguno con la tesitura, aunque en algunos momentos esta fue demasiado liviana para el peso orquestal. El hermoso timbre de bajo de Matías Moncada, que en ópera se despliega sin problemas, en esta densa orquestación no siempre se escuchó adecuadamente, donde sí brilló sin problema alguno, fue en el Agnus Dei donde tiene importante participación.

Los solistas Yaritza Véliz, Evelyn Ramírez, Gonzalo Quinchahual y Matías Moncada. foto Patricio Melo

La Orquesta Filarmónica de Santiago, mostró toda su potencialidad, con un profesionalismo de primer novel, sonido de una belleza que deslumbró, las partes con instrumentos a solo, fueron un lujo, en particular el solo de violín antes y durante el Benedictus, que simboliza la bajada a la tierra del Espíritu Santo, este fua magníficamente interpretado por un sensible y musical, Alexander Abukhovich.

Roberto Rizzi Brignoli, director titular de la orquesta, estuvo a cargo de la concertación general, demostrando todo su gran talento y profundo conocimiento de la partitura, su versión fue maciza y coherente de principio a fin, sin descuidar el más mínimo detalle, logrando una continuidad en la progresión, al tiempo que diferenció claramente cada una de las partes.

La solemne sobriedad del Kyrie, en sus dos partes el Kyrie eleison y el Christe eleison, en tempo más rápido, anticipó las bondades de la versión, el exultante Gloria, con su arrebatador ritmo, de cambios constantes, así como de carácter, creció en tensión emocional, incluyendo la fuga, “In gloria Dei patris, Amen”, para culminar con ese abrupto aumento en velocidad (presto), que obliga a orquesta y coro a extremar su atención, mientras repiten la frase de inicio: Gloria in excelsis Deo, con el inesperado e impactante “Gloria” del Coro con que concluye; sin duda alguna, otro triunfo de Rizzi Brignoli.

Que continuaría, con el extenso “Credo”, cuyo texto de carácter cambiante, hace que el compositor desarrolle diversas secciones, con intervenciones del Coro y Solistas, sin dejar de lado, la poderosa y compleja fuga “Et vitam venturi”, de rotunda perfección, todo siguiendo su relación con los textos.

Los dos “Sanctus”, el de la Misa en Do, y el de la Solemnis, tienen en general carácter apacible, muy distante de los de otros compositores, que aluden a la glorificación exultante, se dice que Beethoven optó por el júbilo interior, excepto en las frases “Pleni sunt coeli et terra, Gloria tua” y Hossana in excelsis”, en esta parte la batuta logró, cimas de expresividad.

Todos los intérpretes durante la versión de la Misa Solemnis de Beethoven, foto Patricio Melo

Más de alguien, concluye que esta obra, es una invocación a la Paz, particularmente por el “Agnus Dei”, de fuerte contenido emocional, por la acentuación del carácter de la música, de acuerdo al texto. Es así que con la irrupción del Bajo le seguirán los otros solistas, que junto al coro invocan “Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, Miserere nobis” (Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Ten piedad de nosotros), en una progresión, cada vez más perentoria, hasta llegar al «Dona nobis pacem» (Danos la paz), en ritmo ternario, como símbolo de la Trinidad, algo que de pronto se ve interrumpido por sonidos de carácter bélico, con redobles del timbal y fanfarrias de trompetas, símbolo de la guerra, a lo que, solistas, coro y orquesta, responden con angustia, con los textos anteriores, para volver nuevamente, al apacible, “Danos la Paz”, pero, antes de finalizar, volverá un pequeño esbozo bélico, que será sobrepasado, por el «Danos la Paz».

Sin duda, una versión, que quedará en la memoria, como un gran hito musical, que hizo delirar al público, el que tuvo un gran héroe, El Coro del Teatro Municipal, los que junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago y los cuatro solistas fueron vitales, para la magnífica versión que dirigió Roberto Rizzi Brignoli.

Gilberto Ponce (CCA)

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Elisa Alvarez Beca
Elisa Alvarez Beca
5 Meses Hace

Estuve presente en la función del 26 de Marzo y después del extenso análisis crítico ,no tengo mucho más que decir,coincido en que las voces femeninas fueron más capaces de no ser a veces sobrepasadas por el gran tejido orquestal que el tenor y el barítono ,eso no significa que su cometido fuera deficiente. El Coro, con un gran desafío vocal y musical ,se lució, lo mismo la Orquesta bajo la dirección del Maestro Rizzi-Brignoli. Muy merecidas las ovaciones que les dedicamos todo el público. Felicitaciones a todos.

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