DE LUCES Y SOMBRAS CONTEMPORÁNEAS EN EL GAM. (jueves 17)
Literalmente fue así, se transitó desde la oscuridad, de la primera propuesta, pasando por los claroscuros de las obras intermedias, hasta luminosidad musical, debido a su calidad, de la última de las obras.
Además, existió otra sombra, que afectó el desarrollo del programa anunciado, se trata de una obra, cuya partitura, no llegó a tiempo, a pesar de haber sido favorecida con el premio Charles Ives, que el Festival de Música Contemporánea UC, concede cada año, este premio consiste en encargar a un compositor, una obra para ser estrenada al año siguiente; Miguel Letelier –Premio Nacional de Arte-, fue comisionado hace un año, para que su obra se estrenara en esta oportunidad, pero su “Cantata Inmobiliaria” para Coro, piano y dos baterías, no llegó, según explicó Alejandro Guarello Director General del Festival.
Este hecho obligó, a cambiar el orden del programa, anunciándose en ese momento, por el propio Guarello.
“Antes de morir”, para flauta dulce, guitarra, soprano y actriz, de Sebastián De Larraechea abrió la jornada, se trata de una “escena ampliada” de una puesta en escena, obra que según su autor es una ópera, y corresponde a parte de un todo denominado “Mesas” escrita anteriormente por su autor.
El sustento teatral, es fundamental, y se manifiesta con sugestivos movimientos realizados, por las tres mujeres que participan; es en base a esquicios sonoros, de la soprano, la guitarra y la flauta dulce, logrando un arco expresivo muy interesante, que permite intuir diversas emociones.
“Los Mudos” de Anselmo Ugarte, hace honor a su nombre, al construir una obra, que inevitablemente recuerda 4´33´´ de John Cage, debido a que sus intérpretes, dirigidos por Cristián Morales, realizan mudas vocalizaciones, sobre lo que suponemos palabras, con entradas según las indicaciones del director, estas se intercalan con una serie de ruidos provocados, por la voz, flauta dulce, guitarra y violín, los que solo en algunos instantes producen sonidos, hacia el final, surgen desde la platea, voces de grupos ubicados en diferentes lugares, que interactúan, con los músicos del escenario, fragmento que recuerda, la Cantata “Llanto por el Hermano Solo” (1964) de Gustavo Becerra, la obra provoca un cierto desconcierto, tal vez por encontrarse en las “fronteras de la música”, y sin tener una progresión de fácil comprensión.
De Gabriel Brncic, se escuchó posteriormente “Quodlibet” para flautas -una de ellas “contrabaja”-, y electrónica, que funde los sonidos de las flautas, con las de la electrónica, consideramos de interés relativo, esta obra en comparación con otras del mismo Brncic, ello a pesar del gran profesionalismo de la solista Paola Muñoz, y la electrónica realizada por Cristián Morales.
“En el Silencio de la Baja Tarde” de Rafael Díaz, cerró esta jornada, y verdaderamente fue un gran cierre, porque a nuestro juicio, la obra sintetiza muy bien lo que es la música en la actualidad, que trata de no excluir lenguajes, mezclándolos según las necesidades de sus autores.
Díaz transita con soltura y coherencia, tanto por la atonalidad, como por la tonalidad creando atmósferas de gran sugerencia y creatividad; con estos elementos logra una obra que capta el interés de la audiencia, solo en base a elementos musicales, conseguidos tanto por la voz, como de las tres cuerdas (Violín, viola y chelo) y el piano, tocado muchas veces a la manera de la percusión, la certera dirección de Carlos Valenzuela, logró una interesante progresión dramática, en esta obra que cuenta con textos en español y mapudungun del propio Rafael Díaz.
Gilberto Ponce. (CCA)