FESTÍN OPERÁTICO EN LAS CONDES.

GRANDES MOMENTOS DE LA ÓPERA.

Una de las más grandes sorpresas de este lluvioso mayo, fue lo ofrecido por un grupo de distinguidos cantantes, que bajo la puesta en escena de Miryam Singer dieron vida a Grandes Momentos de la Ópera.

El solo título convocó a un expectante público que muy rápidamente agotó las entradas para las cuatro funciones, en otra muestra que este arte está lejos de extinguirse contradiciendo a muchos agoreros, que anunciaron su desaparición.

José Azocar a la derecha, junto a Orquesta y Coro, canta Nessun dorma de Turandot. foto producción

Vigor que se manifiesta con el estreno de nuevas óperas, renovadas puestas en escena -aunque algunas de dudoso gusto-, tanto como en la indagación de muchas obras de tiempos pasados, que esperaban el momento para darse a conocer, provocando en muchos casos un verdadero suceso.

Del mismo modo recitales de cantantes solistas o en pequeños grupos, desatan un interés cada vez mayor, aunque se trate solo de una sucesión de arias, dúos, tríos o cuartetos acompañados de orquesta y coro.

Ángela Marambio cantando Un bel di vedremo de Madama Butterfly.

Pero al parecer la renovación está llegando también a recitales como el que comentamos, donde once estupendos cantantes dieron vida a diversos personajes líricos a través de un solo fragmentos de la misma cantidad de óperas.

El acompañamiento estuvo a cargo de una orquesta de solo treinta músicos dirigidos por Eduardo Browne y un coro de veinte timbradas voces, preparadas por el mismo Browne y Juan Edwards; hasta aquí parece todo dentro de la línea tradicional, pero el público fue sorprendido por una puesta en escena, que se convirtió en un verdadero derroche de creatividad donde los más mínimos detalles fueron extremadamente cuidados.

Yaritza Véliz cantando el aria de Musetta de La Bohème.

Miryam Singer ubicó a la Orquesta y el Coro en una cámara negra en el centro del escenario, con una gran pantalla al fondo, y en los costados dos tarimas elevadas que permitían la entrada y salida de los cantantes, todos caracterizados según el rol que cantaban, mientras en la pantalla se proyectaban imágenes atingentes al aria, incluyendo al propio solista quien muchas veces replicaba, lo que estaba cantando en el escenario, esta conjunción exige de una coordinación extrema, que siempre resultó perfecta.

Sergio Járlaz en su aria Una furtiva lágrima, del Elíxir de amor de Donizetti.

Si bien este factor pudo convertirse en elemento distractor, creemos que tal vez en alguna ocasión pudo serlo, sin embargo en la gran mayoría de los casos fue un complemento muy eficaz.

La dirección de Eduardo Browne fue muy ajustada, consiguiendo de la estupenda orquesta excelentes resultados, algo similar ocurrió con solistas y el coro.

Paulina González en su conmovedor Ave María de Otello de Verdi.

El inicio con el coro de la ópera Carmen, fue muy correcto pero un tanto frío, luego José Azocar cantó estupendamente el aria Nessun dorma de Turandot de Puccini, enmarcado en los palacios de la Ciudad Prohibida; enseguida vino Un bel di vedremo de Madama Butterfly cantado por Ángela Marambio con gran fuerza expresiva, posteriormente Yaritza Véliz encantó con su versión del aria de Musetta de La Bohème, con un casi vertiginoso pero eficaz video, cerrando la parte dedicada a Puccini.

Pamela Flores como Violetta de La Traviata de Verdi

Histriónico y expresivo, dando cuenta de su bella voz, Sergio Járlaz cantó Una furtiva lágrima del Elixir de amor de Donizetti, continuando Paulina González con un sobrecogedor y expresivo Ave María de Otello de Verdi.

El fragmento de Violetta del primer acto de La Traviata de Verdi que abordó Pamela Flores, muy bien ambientado en el Palacio Cousiño, fue uno de los momentos inolvidables de la noche, por la belleza vocal y evolución dramática del personaje.

Una voce poco fa del Barbero de Sevilla, cantado por Evelyin Ramírez.

El Coro de las Gitanas y los Matadores del tercer acto de La Traviata, en el participaron dos miembros del coro como solistas, fue estupendo tanto en carácter como en lo vocal.

Una voce poco fa, del Barbero de Sevilla de Rossini en la voz y genial actuación de Evelyn Ramírez arrancó otra de las grandes ovaciones del público; asimismo extraordinariamente resueltas fueron todas las dificultades vocales del aria de Elvira de Los Puritanos de Bellini que cantó emotivamente Marcela González.

Marcela González en el aria de Elvira de Los Puritanos de Bellini.

Posteriormente Patricia Cifuentes dio cuenta de toda su experiencia y exquisito manejo técnico y musicalidad en Caro Nome de Rigoletto de Verdi, con unos pianissimo y forte, que tanto asombraron como conmovieron.

Patricio Sabaté en su Largo al Factotum.

La comedia volvió triunfante con la genial y vital versión de Largo al Factotum que cantó Patricio Sabaté haciendo gala de su hermosa voz y capacidad histriónica que lógicamente arrebató al público.

Coro Y Orquesta en Va pensiero de Nabucco de Verdi.

Va pensiero de Nabucco de Verdi fue cantado con poca expresividad y en tempo a nuestro parecer, demasiado rápido y liviano, posteriormente ingresó Maribel Villarroel para cantar una aria de Vida de Gitanos de Franz Lehár, haciéndolo estupendamente no solo en los vocal, pues sus desplazamientos por el escenario y la platea fueron vitalmente jubilosos, en esta aria participó excelentemente como solista en violín Esteban Sepúlveda.

La soprano Maribel Villarroel y el violinista Esteban Sepúlveda en el aria de Lehár.

El final de fiesta fue como era lógico con el Brindis de La Traviata, cantado por todos los solistas alternadamente, el público eufórico se retiró con la sensación de haber visto algo inolvidable.

Todos los solitas junto a Eduardo Browne, Coro y Orquesta agradecen las ovaciones del público.

Gilberto Ponce. (CCA)

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