MÜNCHENER KAMMERORCHESTER EN LA BEETHOVEN.
Otra gran jornada, se vivió en el segundo concierto, de la “Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas” de la Fundación Beethoven.
La presentación en el escenario del Teatro Municipal de Las Condes, de la “Münchener Kammerorchester”, conmovió a los asistentes que colmaban la sala, mediante un programa de contrastes, que abarcó desde Pergolesi hasta Shostakovich.
Junto a la orquesta, se presentó la soprano Christiane Oelze, quien demostró una versatilidad enorme, al cantar las exigentes y contrastantes obras que interpretó.
La orquesta posee un sonido hermoso, afinación impecable, estudio acabado de fraseos, articulaciones y arcos, con los que aborda un repertorio que va desde el Barroco, hasta lo Contemporáneo, siempre con sobresaliente perfección.
El programa se inició con la “Cantata Orfeo, para soprano, cuerdas y bajo
continuo” de Giovanni Battista Pergolesi, la versión ofrecida por Christiane Oelze, destacó por la expresividad, patente ya en el primero de los dos recitativos, que se alternan con sendas arias, la soprano y el conjunto, las enfrentaron en el más perfecto estilo, observando una correspondencia total solista-cuerdas, en justicia debemos destacar, el magnífico acompañamiento del continuo.
Del mayor interés fue el arco dinámico expresivo, al que contribuyeron los perfectos y musicales contrastes.
Un vuelco total, se produjo en la segunda obra, nos referimos a la “Sinfonía de Cámara Op. 110” de Dmitri Shostakovich, en la que sus cinco movimientos, se tocan sin interrupción; es una obra desgarrada, en ella los intérpretes lograron cimas notables en expresividad, la sutileza de los inauditos pianísimo, el diálogo extraordinario entre voces, que “cantan” sus partes, que emocionaron por su enorme expresividad.
El público escuchó en un casi sin respirar, esta obra, que nos lleva hasta los más profundos sentimientos de su autor, quien la compuso producto de la desolación, provocada por la contemplación de los restos de la ciudad de Dresde, destruida en la Segunda Guerra Mundial.
Esta versión, marcará sin duda, un hito en cuanto a interpretación.
Un nuevo salto estilístico, se produjo cuando interpretaron la “Sinfonía N° 1 en Sol mayor” de Carl Philipp Emmanuel Bach, obra que responde a los cánones propios del Rococó, período que antecedió al Clasicismo, la versión se caracterizó por la elegancia, así como por sus fraseos perfectos y acusados contrastes.
Finalizaron con la versión para cuerdas y soprano, del “Cuarteto N° 2 en Fa sostenido menor” de Arnold Schoenberg, que en su inicio recuerda a la “Noche Transfigurada” del mismo Schoenberg.
Los visitantes resolvieron magistralmente los incesantes escollos de la partitura, que anuncia ya los tiempos que vendrán en la música, el coherente discurso de los dos primeros movimientos, da paso a los dos finales, en los que interviene la soprano, que es sometida sin tregua, a los más grandes desafíos vocales, tanto en tesitura, como en dinámica, la obra sirvió para observar la excelencia de Christiane Oelze, quien en forma muy expresiva interpretó los textos de Stefan George.
A pesar del duro lenguaje, y su a veces hermético discurso, el público valoró la estupenda
interpretación, ovacionando a los intérpretes, quienes retribuyeron en forma entrañable, con la famosa aria de Haendel, “Ombra mai fu” con Oelze en el solo, que maravilló por su excelencia.
Un verdadero festín musical, que fue más que apreciado por los asistentes.
Gilberto Ponce (CCA)