EL ORO DEL RIN DE WAGNER PARA NIÑOS.
Cualquiera que lea el título, seguramente fruncirá el ceño preguntándose, Wagner para niños?, El Oro del Rin, reducido a una hora y con un conjunto instrumental de solo 15 instrumentistas? Sin duda una locura, sería su obvia respuesta, pues como llevar su argumento a una estructura que parezca y se entienda como cuento infantil -aunque algunos dirán que la Tetralogía es como un gran cuento fantástico por la mezcla de dioses, seres humanos, gigantes, enanos, y monstruos mitológicos, incluidas todas las pulsiones humanas-. En efecto sus creadores se plantearon un desafío soberbio.
Lo cierto es que, no solo salieron airosos, triunfaron ampliamente, entre las muchas razones encontramos; la seriedad de su propuesta, que por lo visto, encantó a los niños presentes en la función a que asistimos, incluso se escuchó a más de alguno decir, “papá, quiero venir de nuevo”.
Hemos visto en otras ocasiones, que a los niños se los trata casi como minusválidos mentales, y lo peor, con producciones donde prima el mal gusto y la fealdad, como si ellos no se dieran cuenta de lo malo o feo, y es en esto precisamente donde este Oro del Rin se aleja de burdos estereotipos infantiles, para ofrecer un espectáculo de categoría, realizado con imaginación, buen gusto y de gran nivel musical, creemos que es así como se forma a las futuras generaciones de espectadores, razón por la felicitamos fervorosamente al Pequeño Municipal por este mágico espectáculo.
El equipo creador estuvo compuesto por Sebastián Escalona, a cargo del diseño integral, imaginamos escenografía, vestuario e iluminación, Patricio Bravo en los aspectos audiovisuales y Fabiola Matte quien escribió la adaptación del guión y realizó la dirección de escena, la que se complementó con los increíbles arreglos de Zilvinas Smalys, que redujo la partitura original de Wagner a un conjunto instrumental que incluyó un cuarteto de cuerdas más un contrabajo, flauta, oboe, clarinete y fagot en maderas y corno, trompeta, trombón y tuba en bronces, percusión y piano, que aunque cueste creerlo, fue capaz de reproducir sonoridades wagnerianas, con razón al final Pedro Pablo Prudencio el director musical, hizo salir a saludar a Smalys, para felicitarlo públicamente por la reducción de la partitura.
Prudencio que dirigió la parte musical, lo hizo expresivamente sin perder nunca el contacto con los solistas y el grupo instrumental, logrando recrear estupendamente las atmósferas de Wagner.
Desde el punto de vista visual, existió siempre magia, escenografía móvil y vestuario muy hermoso, que se complementó con una estupenda iluminación, y como uno de los personajes Loge hizo además de un muy buen narrador (Enrique Quiroz), se creó el enlace preciso con los niños, ya que las partes habladas son en español, solo lo cantado en alemán, Loge irrumpe al inicio desde el foso con gran impacto, los gigantes van sobre zancos y llevan unas luces a manera de ojos, en un momento Freia huye de los gigantes, haciéndolo por la platea mientras uno de ellos la persigue, provocando enorme expectación entre el público y gritos de admiración de los niños.
En el elenco de muy buen desempeño se encuentran Madelene Vásquez de gran desempeño haciendo de Freia y Woglinde, Paola Rodríguez como una imponente Fricka la esposa de Wotan además como Wellgunde, Francisca Muñoz sólida como Erda y Flosshilde, Gonzalo Araya un vocalmente sólido Mime, Cristián Lorca como un histriónico Alberich, Francisco Salgado y David Gáez como los impresionantes gigantes Fassolt y Fafner y el notable Wotan que cantó Jaime Mondaca.
Una función largamente aplaudida, con los niños perfectamente abanderizados por los buenos, por ello abuchearon a Mime y a Alberich tanto como a los gigantes, pero a la salida se fotografiaban entusiastamente con todos, algunos extranjeros comentaban que había sido un espectáculo fascinante, sin duda lo fue.
Gilberto Ponce. (CCA)