LA TRAVIATA CON ELENCO ESTELAR.
Ante un Teatro Municipal repleto, se realizó el estreno de la versión con el Elenco Estelar, de la ópera de Giuseppe Verdi, La Traviata, función que finalizó con una enorme ovación, de un público entusiasmadísimo, que simplemente adora, a este, uno de los títulos más queridos de todas las audiencias.
No obstante el fervor mostrado, es preciso señalar que, esta función de estreno mostró luces y algunas sombras, las que seguramente en las otras funciones se perfeccionarán, en particular aquellas referidas a la naturalidad en la actuación de algunos de los cantantes, así como la seguridad en los pulsos, que al menos en un par de ellos, obligaron a Pedro Pablo Prudencio, a marcar casi ostentosamente, para evitar algún desajuste.
En todo caso, las virtudes de la bella puesta en escena, de Pablo Núñez, analizada para el elenco Internacional, casi disimuló estos pequeños reparos.
La dirección musical estuvo a cargo del talentoso y musical Pedro Pablo Prudencio, quien mostró sus grandes capacidades, concertando orquesta, coro y ballet, junto a un elenco, que por razones de tiempo, tiene una reducida cantidad de ensayos en el escenario, que se traduce en una cierta rigidez actoral, en aquellos que no tienen condiciones naturales de actuación, por lo que requerirían necesariamente, de mayor tiempo con el director de escena, así como acostumbrarse, a la batuta desde el foso. Pero esta es la realidad, que a pesar de ella, se han cosechado grandes éxitos en el escenario del Municipal.
No obstante, Prudencio logró un señalado éxito en esta ocasión, entregando una visión unitaria, adecuándose a las características de cada solista, convirtiéndose en un gran apoyo para cada uno, manteniendo además el excelente nivel de la Filarmónica de Santiago.
Jaquelina Livieri la soprano argentina, que asumió como Violeta, es poseedora de una gran voz y facilidad en coloraturas, y le dio credibilidad a su personaje, pero avanzando la función, en algunos momentos sus agudos, no tuvieron el sustento necesario, tendiendo a calar, sin embargo, su capacidad de actriz, logró que estos pasaran a segundo plano, su final del primer acto, fue del mejor nivel, tanto como sus momentos previos a la muerte de Violeta.
Alfredo fue cantado por el tenor chileno Carlos Moreno Pelizari, de quien en verdad creemos, que no posee las condiciones para este rol, su voz es muy pequeña, con poca proyección, y en actuación tiene una larga carrera por delante. Además pareció inseguro, siendo uno de los cantantes, que tuvo que contener la batuta de Prudencio.
Omar Carrión, el barítono argentino, de gran trayectoria en el Municipal, fue Giorgio, el padre de Alfredo, haciéndolo con su habitual prestancia escénica, pero extrañamente, en varios momentos, tendió, o bien a atrasarse, o adelantarse, debiendo ser contenido por Prudencio, pero manejó su personaje con la sobriedad y emocionalidad necesaria.
Andrea Aguilar, la soprano chilena, dio vida a Flora, perfilando su personaje, no solo en lo vocal, que fue de alto nivel, también lo dotó de picardía sofisticada.
Muy interesante el perfil que Francisco Huerta, le otorgó a su personaje Gastón, tanto como el Barón Douphol de Pablo Castillo, de una casi insoportable soberbia.
Acertado como el Marqués D´Obigny de Eleomar Cuello, y con el dramatismo preciso en lo vocal y en actuación, estuvo David Gáez, como el doctor Grenvil; bastante bien en lo vocal, pero un tanto rígida en actuación fue Jessica Rivas como Annina.
El resto de los comprimarios, Gustavo Morales, Patricio Álvarez y Cristóbla Gutiérrez, con un prometedor profesionalismo.
Gilberto Ponce. (CCA)