ESTRENO DE ORATORIO DE BEETHOVEN.

CRISTO EN EL MONTE DE LOS OLIVOS.

Ludwig van Beethoven, en tiempos de la composición de la obra. foto javierclassico

La Pontificia Universidad Católica de Chile, celebró su aniversario Nº 124 estrenando en nuestro país, el hermoso Oratorio de Ludwig van Beethoven, “Cristo en el Monte de los Olivos”, obra escrita en uno de los períodos más oscuros del compositor, reflejado en la emocionante carta que el autor envió a sus hermanos, para comunicarles el comienzo de su sordera, esta se conoce como “Testamento de Heiligenstadt” (lugar cerca de Viena, donde la escribió).

Facsimil del Testamento de Heiligenstadt. foto markosmartin

Obra de enormes dificultades para los solistas vocales y el coro, al extremo que el mismo Beethoven, escribió algunos pasajes para la soprano y el tenor, una tercera más baja, como opción válida de interpretación.

El coro por su parte, debe asumir como ángeles, soldados y discípulos, incluso la sección masculina se divide hasta en cinco voces.

Con un elenco muy joven, pertenecientes a esa casa de estudios, todos fueron dirigidos por Víctor Alarcón, en el participaron, la Orquesta de Cámara UC, el Coro de Estudiantes UC (Dir. V. Alarcón), Coro de la Escuela de Ingeniería UC (Dir. Eduardo Jahnke) y la Camerata Prima Voce (Dir. Manuel Suazo), junto a los solistas vocales Andrea Aguilar soprano, Rodrigo del Pozo tenor y Eduardo Jahnke barítono.

Víctor Alarcón. foto purochilemusical

El director, debe distinguir las partes meditativas de aquellas de acción, y estar en extremo alerta ante los continuos cambios de ritmo y pulso, y certero en el acompañamiento de los recitativos que acompaña la orquesta.

Llamó bastante la atención la extrema juventud de los coros, muchos de ellos aún adolescentes, provocando admiración, por la seriedad y musicalidad mostrada, sin duda estas cualidades quedaron por encima, de su fonética y sus dificultades en las notas extremas.

Las sucesivas experiencias, mejorarán los aspectos señalados, tienen material, musicalidad y muchas ganas, reflejada en la felicidad que transmitía su canto, que aumentó aún más, cuando Alarcón repitió el coro y fuga finales para agradecer los efusivos aplausos de los asistentes al Centro de Extensión UC.

Fueron directores ayudantes de los coros: Felipe Ramos, Maxiel Marchant y Manuel Suazo.

La obra cuenta solo con tres personajes, Jesús, el Ángel y Pedro en partes a solo, en dúo y trío, o interactuando con el coro.

Andrea Aguilar. foto visionescriticas

Andrea Aguilar asumió la enormes dificultades del Ángel, ella posee sólidos agudos, hermosa voz y seguridad; si bien triunfó en los agudos, las frecuentes coloraturas, fueron en exceso ligadas; sus mejores momentos fueron su primera aria, que comparte hacia el final con el coro, y el dúo con Jesús.

Rodrigo del Pozo. foto emol

Jesús, fue Rodrigo del Pozo, quien se está abriendo a un repertorio más allá del Renacimiento y el Barroco, asumiendo con admirable fonética y gran dramatismo su papel, en particular en las escenas iniciales, hacia el final mostró cierto cansancio, debiendo alivianar demasiado los agudos pedidos por Beethoven, sus mejores momentos fueron su primera aria, el dúo con la soprano y el recitativo “Will kommen Tod” (bienvenida muerte) de enorme dramatismo.

Eduardo Jahnke. foto visionescriticas

Como Pedro canto Eduardo Jahnke, en una excelente muestra de canto y expresividad. No hacemos mayor mención al trío de solistas, porque en el ocurrieron desajustes de pulso, tornándolo tenso.

La orquesta, mostró adecuada preparación y gran interés por la obra; las cuerdas habrían lucido mejor, de contar con más integrantes, las maderas fueron musicales, en particular la excelente flauta, en el aria de la soprano; los bronces bien en general, pero con sonido demasiado grueso en muchas ocasiones.

Los desajustes del pulso en los cambios de tempo, se debieron a no comprender bien el gesto del director, deben mejorar ataques y uniformar fraseos, los problemas de balance escapan a ellos.

Cristo en el Monte de los Olivos pintado por el Greco. foto atravesdelacultura

Víctor Alarcón asumió con mucha honestidad la obra, demostró conocerla bien, no obstante descuidó su manejo de los balances sonoros, en particular con los solistas, los cambios de pulso y ritmo, no fueron siempre bien resueltos; esto le obligó a estar muy atento a la concertación general, descuidando el desarrollo dramático, por ello hubo secciones planas, el coro de los soldados fue muy lento y sin tensión, hacia el final de la sección encontró el dramatismo preciso. El coro y fuga final fueron uno de los mejores momentos de su trabajo.

En síntesis una muy grata experiencia, que muestra la potencialidad musical de los jóvenes estudiantes de nuestro país, agradeciéndose el interés de Víctor Alarcón por dar a conocer obras injustamente relegadas.

Gilberto Ponce. (CCA)

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