BORIS GODUNOV VERDADERAMENTE ESTELAR.
En el presente año, Santiago conoció la espectacular puesta en escena, de la ópera “Boris Godunov” de Modesto Mussorgsky, con la participación dos elencos, que son un lujo en cualquier parte del mundo.
Esta es la razón, por la que titulamos este comentario, como de “VERDADERAMENTE ESTELAR”; pues se conoce actualmente como “Ópera Estelar”, la serie donde participa el segundo elenco, en que generalmente intervienen muchos cantantes chilenos, lo que confunde a gran parte del público, por el significado del término “estelar”; resultaba más claro llamarlo “Encuentro con la Ópera”.
En esta ocasión, el público se encontró con dos elencos muy parejos, y de la más alta categoría musical, donde el grupo de cantantes nacionales que participó con ambos, demostró que ante desafíos mayores, responden a nivel internacional.
La magnífica puesta en escena de Hugo de Ana, llena de detalles -ninguno gratuito-, y perfecta en su realización, sorprende al verla nuevamente, sobre todo por la belleza plástica, y la absoluta limpieza de los muchos movimientos, que se realizan en el escenario.
Recordemos la transición que existe desde la muerte de Boris, con los monjes asistiendo al soberano, hasta la escena revolucionaria, con el zarévich desapareciendo como esfumándose hacia el fondo del escenario, mientras el pueblo, desolado y huérfano de Zar, aparece en espera del sucesor; que será el falso Dimitri al frente de las tropas polacas.
Otro detalle, como en esta versión “El Idiota” no canta en el prólogo, el regisseur lo hace abrir la primera escena, apareciendo luego en la posada, y por último en su emocionante final, condoliéndose del destino ruso, en un perfecto arco de equilibrio, ya que es él, quien comprende la tragedia y sus consecuencias.
En el comentario de la versión internacional, alabamos el desempeño del Coro del Teatro Municipal (dir. Jorge Klastornic), algo que ratifica en esta versión, ahora destacaremos la excelencia de las voces femeninas, en el bello acto polaco, y las de los varones en la escena de la Duma, cuando Boris muere.
La dirección musical, estuvo a cargo de José Luis Domínguez, quien realizó a nuestro juicio, una de las mejores presentaciones que le hayamos visto, tremendamente seguro, con profundo conocimiento de la obra, poniendo algunos énfasis diferentes a los del director ruso, y en permanente estado de alerta, para solucionar algún pequeñísimo desajuste.
La Orquesta Filarmónica de Santiago, actuó con ambos directores, en un altísimo nivel, este conjunto al igual que el coro, debieran ser motivo de orgullo, para las autoridades del Teatro Municipal.
Encabezó el elenco el bajo ruso Alexei Tikhomirov, de espléndida y hermosa voz, de gran presencia escénica, solemne y dubitativo en la coronación, con gran evolución dramática en la escena del Kremlin, y emocionante cuando aconseja a su hijo, antes de morir conmocionando al público. Pimen fue cantado y actuado espléndidamente por Alexei Antonov; Oleg Balashov, tenor ruso hizo una interesante evolución desde Grigori el monje, hasta convertirse en el Falso Dimitri, con su hermosa y gran voz.
La mezzosoprano rusa Alina Shakirova, cantó como
Marina Mnishek, perfilando excelentemente su doble y ambicioso personaje del acto polaco. Varlaam el simpático y acomodaticio monje vagabundo, lo asumió Dmitri Ovchinnikov, con gran éxito.
Señalaremos la contundente actuación de Miriam Caparotta como el niño zarévich, con todos los gestos de un infante, seguro, dolido o aterrado. Con gran prestancia Lina Escobedo asumió como la Nodriza, de la hija del Zar, el resto ya fue analizado en el comentario de la versión internacional.
Sin duda, presenciamos una de las mejores producciones de ópera, que se haya presentado en el escenario del Municipal, que será recordada como un referente, por su excelencia musical, emocional y estética.
Gilberto Ponce. (CCA)