TOSCA DE PUCCINI EN EL MUNICIPAL
La producción ofrecida por el Municipal de Santiago de la ópera Tosca de Giacomo Puccini -obra que ha conquistado a todos los públicos desde su estreno-, dejó una sensación agridulce en los espectadores, muchos de los cuales no dudaron en abuchear al staff de la producción una vez finalizada la versión.
Si bien concordamos que Tosca es un drama oscuro, nos parece que la obsesión por lo oscuro en el vestuario y escenografía termina por agotar, creemos que aplicar la ley de contrastes favorece cualquier desarrollo, aún más, el hecho que la escenografía (Wolfgang Gussmann) sea un cubo negro, obliga a entrar y salir por los extremos en una insistencia poco original que se acentúa con la iluminación de Ricardo Castro, quien sí tiene un logro importante en el último acto.
El vestuario del mismo Gussmann, insiste en el negro y el gris, con pequeñas excepciones en Tosca y Cavaradossi, incluso uniforma en negro a mujeres y varones en la escena del Te Deum, conviertiendo la jubilosa celebración casi en rito fúnebre, incluso los pendones de la ceremonia son grises y negros, no nos cabe duda que hace 20 años en el estreno de esta minimalista producción, debe haber resultado novedosa e impactante, pero creemos que en la actualidad el efecto resulta demasiado pobre.
Llama la atención la importancia que se le otorga al cuadro de la Magdalena que Mario Cavaradossi está pintando en la iglesia, si bien este es uno de los detonantes de los celos de Tosca, pero de ahí que la pintura resulte intervenida por un niño, luego trasladada para tapar a los juguetones monaguillos, quienes sacan graciosamente sus cabezas por los lados, para enseguida arrojarla al suelo y pisotearla, para finalmente volver aparecer en el gran salón de Scarpia en el palacio Farnesio, solo para que el Barón y Tosca lo destrocen, nos parece excesivo.
La iglesia es identificada solo por una enorme estatua de la Virgen María, el salón del Barón Scarpia contiene únicamente una mesa en diagonal con pocos elementos, pero solitario aunque muy notorio se ve el puñal con que Tosca asesinará a Scarpia, en un recurso demasiado obvio, y por supuesto el cuadro de la Magdalena que solo aliviana la oscuridad de la escena.
El tercer acto funde la explanada del castillo con la celda, con solo una abertura tipo ventana al fondo que permitirá el suicidio de Tosca, además una trampa en el suelo permitirá la subida de Tosca hasta Mario, y posteriormente la subida y bajada de los fusileros de Mario Cavaradossi, sin duda nos parece este acto el mejor solucionado escenográficamente, tal vez gracias a la poderosa y efectiva iluminación.
La régie de Willy Decker tiene aciertos importantes tanto como elementos cuestionables, como su solución para el Te Deum y los desplazamientos del cuadro de la Magdalena, o el efusivo saludo de Mario con Angelotti, para luego preguntar quién eres tú, asimismo resulta extraño ver a un prisionero (Mario) sentarse burlonamente en la mesa de Scarpia, y aún más, servirse una copa de vino del mismo Barón, pero resuelve mejor la interacción entre Tosca y Scarpia, así como el expresivo gesto de Mario hacia Tosca, al comprobar que había sido fusilado de verdad.
Sorprendió al inicio del tercer acto, transformar al Pastor que canta cerca de la prisión en un ángel (alas incluidas) presente en la explanada de la prisión, independiente que la niña Constanza Wilson lo hiciera muy bellamente.
Konstantin Chudovsky logró de la Filarmónica de Santiago, hermoso sonido además de realzar los juegos melódicos particularmente en las maderas, tanto como sacar a luz frases que habitualmente no se realzan, fue muy atento en seguir a los cantantes, que a veces se excedieron en sus ritenutos, la poderosa orquestación de Puccini, que debe aplicar la dinámicas de la partitura, resultó en momentos excesiva para el volumen de los cantantes, pero sin duda apianar esos fragmentos, desvirtúa el objetivo del autor.
La solvencia del Coro del Municipal de Santiago (Jorge Klastornick) se impuso una vez más, al tiempo que el debutante Coro de Niños del Municipal de Santiago (Cecilia Barrientos) lo hicieron estupendamente en lo vocal y con graciosa espontaneidad en actuación.
Consideramos que esta versión de Tosca adoleció de uno de sus componentes más potentes, esto es la emoción que fue demasiado dosificada, incluso las grandes arias solo fueron cantadas muy correctamente al igual que el potente Te Deum.
Melody Moore que cantó como Floria Tosca posee una hermosa voz, que mostró poderosa en algunos fragmentos, en otros fue muy contenida, su actuación es dispareja, se la ve muy conciente de actuar pero no siempre natural, muestra de esto fue la escena con Scarpia cuando lo asesina, en contraste su aria Vissi d´arte fue de exquisita sensibilidad y belleza.
El joven tenor Leonardo Caimi fue un irregular Cavaradossi, él dueño de hermoso timbre tiene volumen discreto, observándose dificultades en el registro agudo, sin duda su gran momento fue E lucevan le stelle que cantó expresivamente, muy a favor su actuación es convincente.
El bajo Elchin Azizov fue un Barón Scarpia mucho más convincente en actuación, mostrando la maldad y lascivia del personaje, vocalmente posee una hermosa voz, pero el volumen es irregular, proyectó muy bien en el Te Deum pero en el clave segundo acto se mostró solo discreto.
Expresivo en actuación y muy bien vocalmente Jaime Mondaca como Angelotti, Gonzalo Araya fue muy solvente como Spoletta, más discreto el Sciarrone de Eleomar Cuello y muy sólido en voz y actuación David Gáez como el Carcelero.
El experimentado Sergio Gallardo mostró a un histriónico Sacristán con su excelencia vocal y actoral.
Una Tosca que deja más dudas que certezas, cuya puesta en escena hizo volver los abucheos al Municipal.
Gilberto Ponce. (CCA)