TROVADOR MEMORABLE DESDE EL MET DE NEW YORK.
Al analizar los elementos que confluyeron en el “Trovador” de Giuseppe Verdi transmitido desde el Met. hasta el Teatro Nescafé de la Artes, concluimos que fue una producción de excelencia, con un par de detalles, que en absoluto disminuyen el resultado general.
Desde la escenografía de Charles Edwards, consistente en un escenario giratorio -que le otorga agilidad a las escenas-, con enormes escalas, muros o rejas, inserto en sugerentes imágenes que lo envuelven, sumándose el sobrio, pero llamativo vestuario de Brigitte Reiffenstuel, que traslada la acción desde la Edad Media, hasta las cercanías del S. XVIII, en un salto cronológico que no afecta la historia.
La Régie de David McVicar, es dinámica, haciendo creíble un argumento enredado e inverosímil; la introducción de unas prostitutas en la escena de los soldados, o el niño en la gran escena de Azucena -que aclara muy bien el relato de la gitana-, revitalizan esos momentos, estos elementos contribuyen tanto, como la utilización de las escalas o rejas, que se ven complementados con la eficaz y discreta iluminación de Jennifer Tipton.
Se logra que en el escenario, nada falte o sobre, y que el coro y los figurantes se vean totalmente inmersos en la acción.
La dirección orquestal de Marco Armiliato, para la hermosa música de Verdi, es estupenda, crea y deshace tensiones, apoya a los cantantes, o da el marco justo a la acción, incluso se permite, en complicidad con los solistas, retener o acelerar pulsos, acentuando el dramatismo de la música, consiguiendo resultados excelentes en con el Coro.
Solistas.-
Marcelo Álvarez fue “Manrico” (el Trovador)
el tenor argentino, posee una hermosa voz, y una línea de canto expresiva y musical, pero su actuación es tan estereotipada y tan llena de gestos corporales y faciales, que llega a desconcentrar, haciendo poco creíble su papel.
“Leonora”, lo encarnó la soprano estadounidense Sondra Radvanovsky que cuenta con una importante carrera internacional, posee una voz muy cálida, con hermosos graves y facilidad en los agudos, y a pesar de un vibrato molesto en ciertos pasajes, tiene una línea de canto de gran belleza, logra bellísimos pianísimos y sólidos forte, con los que cautiva plenamente al público.
El “Conde de Luna”, fue cantado en forma excelente por el barítono ruso Dmitri Hvorotovsky, rol que cantara hace varios años con Verónica Villarroel, en el Covent Garden de Londres, el papel parece estar hecho a su medida, su hermosa voz, llena de
matices le permite abordarlo convincentemente, pasando por los más diversos estados emocionales.
El codiciado papel de “Azucena” lo asumió en forma espléndida, la famosísima mezzo soprano Dolora Zajik, a sus extraordinarias condiciones vocales, agrega las de estupenda actriz, cantó en plenitud los famosos agudos de su difícil primera aria, pero por sobre todo llegó a conmover profundamente, al vivir tan intensamente la tragedia en que se encuentra inmersa.
Una grata sorpresa fue el escuchar a Stefan Kocan el bajo eslovaco, de poderos y hermosa voz, con notable presencia escénica, en el papel de “Ferrando”.
En resumen, una estupenda producción, que satisfizo en plenitud, tanto a los asistentes en New York, como a los santiaguinos que repletaban el Teatro Nescafé de la Artes.
Gilberto Ponce (CCA)