EXTRAORDINARIA PRESENTACIÓN DE MEI-TING SUN EN LA BEETHOVEN.
La presentación del pianista chino-estadounidense Mei-Ting Sun en la Temporada Internacional Fernando Rosas, de la Fundación Beethoven, será sin duda uno de las grandes eventos musicales del año.
La explicación, se encuentra en su enorme musicalidad, soberbia técnica, impecable digitación, manejo dinámico asombroso, con el que incluso logra sonoridades casi orquestales, como las que consiguió al interpretar El Pájaro de Fuego de Stravinsky.
Los cuatro compositores de su programa, son una muestra clara de su versatilidad, al enfocar diversos estilos, los que respeta profundamente, al tiempo que les otorga un toque personal, por ello el público no escatimó sus ovaciones, ante cada una de sus interpretaciones.
La Obertura en Estilo Francés BWV 831 de Johann Sebastian Bach, fue una demostración de como la técnica se pone al servicio de la música, en especial cuando introduce elementos expresivos, logrados con sutiles cambios de pulso (agógica), que enriquecieron los contrastes dinámicos; manteniendo siempre la claridad de las líneas melódicas, a través de diálogos perfectamente enlazados y coherentes.
Quisiéramos ahondar solo en las siguientes secciones, sin desmerecer el resto; la elegancia de las ornamentaciones de la Gavotte, el genial carácter impreso en el Passepied, y su gran sutileza en la sección central, tanto como la serena expresividad de la Sarabande.
No creemos equivocarnos, al plantear que Mei-Ting Sun, dio nuevas luces con su interpretación de la obra.
Un momento de magia se vivió con interpretación de Images del libro II de Claude Debussy, pues bastaron las primeras notas, para que en el teatro se produjera un ambiente de sobrecogimiento, que solo se interrumpió, al finalizar su interpretación, luego de haber conmocionado profundamente a una audiencia, que no se deja conquistar fácilmente.
Cloches à travers les feuilles, fue vertida con lujo de colores, mientras realizaba perfectas y tenues figuras con la mano izquierda, que ayudaron en la creación de atmósferas.
Et la lune descend sur le temple qui fut, fue con touche alado, casi mágico, mostrando soberbio manejo dinámico; Poissons d´or, le llevó a visiones más concretas, mediante un perfecto virtuosismo.
Continuó, en la segunda parte, con Variaciones sobre un tema original, Op 21 Nº 1 de Johannes Brahms, en las asumió mayor peso sonoro, sin perder el lirismo, concediéndole un carácter diferente a cada variación, algunas con bravura, otras melancólicas, de acuerdo a lo pedido por la partitura, pero sin perder nunca el carácter propio de Brahms.
Finalizó con su estupenda transcripción para piano, de la Suite del ballet El Pájaro de Fuego de Igor Stravinsky, esta tiende a recrear lo más posible, las sonoridades orquestales, por ello sus dificultades son enormes, siendo su resolución un desafío solo para grandes pianistas.
En su inicio, fue a la búsqueda de colores, para luego resaltar lo impresionista de algunas secciones, la sección del Pájaro de fuego con el Príncipe, fue cantabile e íntima.
La Danza infernal de Kastchei, fue realmente asombrosa, su acelerando dejó atónito al público, luego en las dos partes finales, Berceuse y Final, desarrolló una magistral progresión dinámico-expresiva, en medio de un sorprendente juego de timbres, que confluyeron en el apoteósico final, provocando inmensas ovaciones de un admirado público, que logró dos encore, primero una sensible versión de una de las Romanzas de Schumann, y luego, como si no hubiera dado muestras de virtuosismo, la Toccata del mismo Schumann, ratificando todos las excelencias mostradas en el recital.
Gilberto Ponce. (CCA)