LA CONSAGRACIÓN DE LA PRIMAVERA POR EL BANCH.
Casi recién inaugurado el siglo XX, en 1913, el mundo musical, tanto como el de la danza se vieron conmocionados, con el estreno de La Consagración de la Primavera, que contó con la música de Igor Stravinsky y la coreografía de Vaslav Nijinsky, en una creación conjunta, para los Ballets Rusos de París.
Este estreno se constituyó, en el que fue tal vez, el escándalo más grande de la historia de la música y la danza, con el público enfrentado a golpes y arrojándose las butacas, algunos defendiendo y los más atacando la obra, tuvo que llegar la policía, pero a pesar de la batahola, la función continuó hasta el final, mientras que, un acongojado Stravinsky, escapaba por una puerta lateral, creyendo que su carrera, había finalizado.
Fragmento de La Cosagración de la Primavera por el BANCH. foto ceac
Tal escándalo, ampliamente cubierto por los diarios de la época, logró que en un par de semanas y en otro teatro, se repusiera, ahora con resonante éxito, el que le ha seguido acompañado hasta ahora, tanto en versiones coreográficas, como de concierto. Las tortuosas (para la época) armonías y disonancias, llegarían a convertirse en un clásico.
Este rito ancestral y primaveral, ha sido imán de atracción, para muchos coreógrafos a través de la historia, encontrándonos con nombres tan famosos como Maurice Bejart y Pina Bausch, y por supuesto el BANCH estrenó hace años, una versión del recordado coreógrafo chileno Patricio Bunster, llamada “La Vindicación de la Primavera”, que causó gran suceso.
Ahora, el actual director de la compañía Mathieu Guilhaumon, lanzó su versión, que contó con la dramaturgia y puesta en escena de Millaray Lobos, con el vestuario y escenografía de Zorra Vargas y la iluminación de Andrés Poirot, en una versión instrumental para piano a cuatro manos.
En una osada propuesta, ya que solo contó con quince bailarines, y de ellos solo seis varones, en un menudo desafío, pues en general las compañías lo hacen con una gran cantidad de integrantes.
El BANCH en otro momento de la obra. foto ceac
En cuanto a la versión, creemos que esta tiene indudables valores, así como aspectos objetables, donde en lo positivo, sin duda debemos destacar, la entrega de cada uno de los bailarines, en los que se aprecia, disciplina y manejo técnico, además de ser gráciles y armónicos, en los que vemos gran potencialidad; lamentablemente no podemos categorizar, debido a que el vestuario impide identificarlos, no obstante se aprecia sólido el grupo; en relación al vestuario de Zorra Vargas este es atemporal y andrógino, con guantes y calcetines de incierto significado, llevan además una suerte de velos sueltos sobre el rostro y el cuerpo, que no favorece el físico de nadie, el colorido del mismo, no parece tener no tener intencionalidad. (En las fotos, estos velos del rostro no están).
La iluminación de Andrés Poirot, si bien tiene aciertos en algunas escenas de conjunto, en general es oscura, pero no comprendemos el sentido de colocar al fondo del escenario, unos potentes focos dirigidos al público, los que al encenderse impedían observar lo que ocurría en el escenario, si se buscó siluetas, esto no funcionó, y lo peor, es que al parecer, esas escenas eran de valor coreográfico.
Otra escena de La Consagración de la Primavera. foto ceac
El trabajo de Guilhaumon, aprovechó al máximo la cantidad de bailarines, jugando bien en las interacciones grupales, no obstante pensamos que su cuerpo de bailarines, merecía un trabajo más exigente, pues parecen estar muy capacitados para ello. No queda claro, el trabajo de “dramaturgia”, que primero pareció alejarse del original, no obstante el final si recoge, la de Nijinsky, cuando la doncella a ser sacrificada, está en un trance sicológico, pero acá, tuvo exceso de espasmos poco coherentes con la música, antes de que en el acorde final, una especie de pantalla, cae sobre la doncella.
En general creemos que a la coreografía, le falta una progresión más clara, de movimientos o dramática, pues esta transcurre, sin mayores sobresaltos, hay ausencia de clímax, y el final, que bien podría serlo, se desaprovecha.
Entendemos que las condiciones técnicas del teatro, distan de ser las ideales, pero también sabemos que el mismo, está destinado al BANCH, por ello debieran intentar suplir esas deficiencias, al menos con mucha imaginación.
Otro momento de La Consagración de la Primavera. foto ceac
El acompañamiento musical estuvo a cargo del Dúo TALA, Tamara Buttinghausen y Luis Alberto Latorre, quienes enfrentaron la compleja versión de Stravinsky, para piano a cuatro manos, en forma brillante, y solo podemos coincidir con el público, que los ovacionó al final. La perfección de su trabajo, simplemente maravilló, certeros, gran manejo dinámico, progresiones notables, llenaron el escenario y fueron fundamentales en el éxito de la función.
Una versión coreográfica de La Consagración de la Primavera, que deja una sensación de gusto a poco, y a mucho espectadores algo perplejos, con una compañía con gran potencialidad, y una coreografía de Mathieu Guilhaumon, que pudo ser más desafiante, pues fue el homenaje del BANCH al estreno en París ocurrido en 1913.
Gilberto Ponce (CCA)