DÚO MISTRAL INAUGURA CICLO DE PIANO 2024 DEL CEAC EN EL BAQUEDANO.
En el año 2013 las notables pianistas chilenas Karina Glasinovic y Paulina Zamora crearon el Dúo Mistral, que homenajea a nuestra insigne Premio Nobel Gabriela Mistral, con el cual han desarrollado una importante labor de difusión tanto en nuestro país como en el extranjero (América, Europa y Asia), especializándose en obras a cuatro manos y a dos pianos, abarcando un importante repertorio de diversas épocas y compositores.
En esta oportunidad el dúo inauguró el Ciclo de Piano del CEAC de la Universidad de Chile, en el Teatro Baquedano, cuya característica será con obras a cuatro manos o a dos pianos. El programa del Dúo Mistral fue de gran interés y abarcó seis compositores, tres mujeres y tres hombres, en un abanico de obras que mantuvo el interés permanente del público, por lo atrayente y desafiante y cuya primera parte fue a cuatro manos y la segunda a dos pianos.
Para no reiterar conceptos, comenzamos alabando la estupenda técnica de ambas intérpretes, su impecable digitación y particularmente su musicalidad, con la que atraen desde los primeros compases, tanto en las obras a cuatro manos como en las a dos pianos, donde mostraron un afiatamiento notable.
Comenzaron con «Dos estudios para piano a cuatro manos», de la prolífica Fanny Hensel-Mendelssohn, hermana de Félix, quien además fue una gran pianista, gestora de conciertos y directora de Coros y Orquesta, estas obras recibieron una cuidadosa interpretación, recordando uno de ellas las “Canciones sin palabras” de su hermano, mientras que el otro Allegro molto, requiere de gran virtuosismo, resuelto estupendamente por las intérpretes.
Las intérpretes del Dúo Mistral durante el recital.
Una novedad en todo sentido fue “Mañana de invierno en Estambul” del pianista y compositor turco Fazil Say (1970), que la escribiera en 1992 en Berlín, obra que requiere intervenir las cuerdas del piano por una de las interpretes, así se inicia con una célula rítmico-melódica que servirá de eje de alguna secciones, el desarrollo posee vuelo melódico y cuando vuelve a repetirse la intervención de cuerdas, antes del final, la obra cierra el círculo expresivo, la versión particularmente expresiva recibió una entusiasta recepción de parte del público.
Finalizaron la primera parte con una obra perteneciente a una de las integrantes del Dúo, Karina Glasinovic, quien cuenta con una buena cantidad de obras en su catálogo, varias estrenadas con éxito en el extranjero.
Se trata de la “Suite Janequeo” para piano a cuatro manos, en la que también se intervienen las cuerdas y la caja del piano. Esta se inspira en la guerrera mapuche Janequeo, quien se opuso férreamente a la colonización española; la obra de notable y expresiva belleza, se aleja de los estereotipos comunes de muchas obras relativas a la etnia, combinando con inteligencia el uso del piano tradicional, con las intervenciones logrando mantener un interés constante en el público, lo que le valió ovaciones a la compositora.
Karina Glasinovic, recibe el reconocimiento por su obra Suite Janequeo, junto. a Paulina Zamora.
En la segunda parte se escucharon obras para dos pianos, primeramente “Dos valses” de Germaine Tailleferre compositora francesa, que fue la única mujer que fuera integrante del famoso grupo de “Los seis” (Auric, Durey, Honegger, Milhaud, Poulenc, también perteneció un tiempo Satie), quienes pretendieron abandonar el Impresionismo para llegar a la modernidad, pero no lograron un estilo que los identificara, siendo muy dispares en ello.
Tailleferre aborda un estilo que a veces roza lo popular, con algo de Impresionismo, sus “Dos valses»· de 1928, se acercan a ese concepto, las pianistas los abordaron con temperamento otorgándoles una mayor vitalidad, a la melancolía que los envuelve.
Siguieron con la suite en tres movimientos “En blanc et noir” de Claude Debussy de un Impresionismo meridianamente franco, mostrando además los efectos que produjeron en el compositor los dramáticos hechos de la Primera Guerra Mundial, la obra es de gran complejidad técnica y requiere de enorme virtuosismo, las solistas dieron sobrada muestra de ello, en una versión que admiró profundamente a los presentes, que no dudaron en demostraciones de entusiasmo, ante la estupenda entrega.
El Dúo Mistral enfrentando el repertorio a dos pianos.
El broche de oro de la jornada fue el «Poema coreográfico La Valse» de Maurice Ravel, en la versión a dos pianos. La obra fue pensada originalmente como un homenaje al Vals vienes y al mismo Johann Strauss, idea que le rondaba desde alrededor de 1906, incluso se dice que hasta pensó como nombre “Viena”, pero la Primera Guerra Mundial y sus horrores frustraron el propósito, siendo interpretada recién por primera vez en 1920, pero alejándose de la idea original, para plasmar su visión de un mundo en decadencia, producto de la guerra, por ello no es casual que incluso su autor, pusiera en la partitura algunas incursiones propias del Expresionismo.
Ravel pensaba que la obra abriría su colaboración con los Ballets rusos de París, por ello le presentó el trabajo a Diaghilev el afamado coreógrafo de la compañía, en una transcripción para piano, pero este la rechazó, aduciendo que “ sin duda es una obras maestra, pero no es música para ballet, es una pintura de un ballet”.
La obra es un cúmulo de dificultades técnicas y de interpretación, pues se debe entrar en los vericuetos sugerentes que propone Ravel, esto implica no solo aludir a la gracia del vals, también a las reflexiones en torno a los trágicos eventos de la guerra, que se traducen en cambios de carácter, tempo y rubatos, en medio de arrolladoras escalas, arpegios y acordes que no dan tregua, todo resuelto en una progresión dramática que fue conmoviendo progresivamente desde el inicio hasta el final.
El público no escatimó sus ovaciones para la magnífica versión del Dúo Mistral, Karina Glasinovic y Paulina Zamora.
Las intérpretes agradecen las ovaciones del público al finalizar su presentación.
Gilberto Ponce (CCA)