DIDO Y ENEAS: UN NOBLE PROPÓSITO CONSEGUIDO.
En el Aula Magna de la Universidad Alberto Hurtado se presentó la ópera «Dido y Eneas» del músico inglés Henry Purcell. Era una reposición pues el año pasado fue estrenada por los conjuntos del Instituto de Música de la universidad bajo la conducción de Guido Minoletti.
Ahora la dirigió Paula Torres, que sucedió al maestro Minoletti luego que este renunciara. «Dido y Eneas» se ha hecho anteriormente por conjuntos universitarios y es fácil entender su elección porque tiene características bien especiales: está escrita para conjuntos pequeños, dura menos de una hora y, lo principal, contiene música del mejor nivel artístico.
Purcell la escribió en 1689 para un internado de jóvenes religiosas y es el mejor ejemplo de semiópera, representación teatral donde los actores y sus acompañantes cantan y bailan siguiendo una música que nunca cesa, algo muy inusual en la Inglaterra de entonces.
La versión que escuchamos tuvo esas características, pues los seis instrumentistas estaban situados muy cerca de los cantantes, en un escenario algo pequeño pero sin problemas de desplazamiento gracias a la ajustada regie de Gustavo Acevedo, quien además diseñó la lograda escenografía, iluminación y vestuario.
«Dido y Eneas» es una historia romántica( más de un siglo antes del romanticismo) que relata el amor de la Reina de Cartago y el príncipe Eneas que visita Africa. Unas brujas envidiosas deciden romper ese amor y hacen creer a Eneas que debe viajar a otro lugar designado por los dioses; cuando Eneas se embarca, Dido se siente traicionada y muere, luego de cantar la bellísima aria conocida como «Lamento».
En esta producción los papeles principales fueron interpretados por la soprano Jeannette Pérez, como Dido; el barítono Esteban Sepúlveda como Eneas; la soprano Paula González como Belinda, una dama de la corte, y la contralto Sofía Pollak como la primera bruja. El buen Coro de Cámara de la Universidad Alberto Hurtado, integrado por 14 cantantes profesionales, asumió todos los otros roles como cortesanos, brujas y marineros.
Fue extensión cultural de alto nivel, sólo merecedora de elogios.Bajo la capacitada conducción de Paula Torres los artistas cumplieron con seguridad musical y teatral; algunos más que otro, pero no corresponde destacarlos porque el gran mérito de esta producción fue demostrar que la música clásica (en este caso la antigua) surge con todos sus valores cuando se la presenta en las mejores condiciones posibles y todos los participantes contribuyen a este noble propósito.
La sala, con aforo de 200 personas y de buena acústica, contribuyó a dar a «Dido y Eneas» el carácter de intimidad que originalmente tuvo en el internado juvenil de Chelsea,en Londres. El problema que pudo presentar para los cantantes y el público el idioma inglés, fue obviado proyectando en el fondo del escenario el texto traducido. Al ser comprendido, y como ocurre con las óperas cantadas en idiomas extraños, la pronunciación deja de ser tan importante. Así sucedió en esta ocasión y los espectadores se emocionaron con la romántica y trágica historia.
Sergio Escobar. (CCA)
Soy estudiante de letras clásicas. Actualmente realizo un curso en el que estudiamos la obra de Virgilio. Me hubiese encantado ver esta obra. ¿Tendrán otra presentación?.
Lilí, quienes pueden responder a tú pregunta, son la Facultad de música del Universidad Alberto Hurtado, departamento de extensión.
Gilberto Ponce.