UN SORPRENDENTE KOTARO FUKUMA DEBUTA EN EL MUNICIPAL.
La euforia del público, al finalizar el concierto que ofreció el joven pianista japonés Kotaro Fukuma, señala sin lugar a dudas, la enorme impresión que provocó en los asistentes que llenaban el Teatro Municipal.
Posee una digitación asombrosamente impecable, puesta al servicio y estilo de las obras que interpreta, mientras derrocha musicalidad y talento, sin aspavientos ni efectos pirotécnicos.
Maneja espléndidamente el peso de ambas manos y el pedal, por ello su manejo dinámico de contrastes, así como el de las progresiones es de enorme naturalidad. Los arcos expresivos y de tensión captan una permanente atención de los oyentes, en particular por la inteligencia en el enfoque de las obras.
Logra del instrumento un bello sonido, tanto en sus poderosos forte como en los sensibles y hermosos piano, al igual que en las gradaciones, a través de una inteligente conducción de temas y motivos.
El interesante programa abarcó el romanticismo alemán, el colorido mundo impresionista español y una atrayente transcripción de un poema sinfónico.
Solo 19 años tenía el joven Robert Schumann, cuando compuso sus Variaciones sobre el nombre Abegg, Op. 1, obra llena de puntos de interés, que el solista enfrentó con vuelo romántico, enfatizando sus contrastes, en particular en la sutileza de los piano.
Solo un año más de edad tenía Johannes Brahms cuando compuso su monumental Sonata Nº 3 en Fa menor, Op. 5, obra que sorprende por su virtuosismo, al tiempo que anuncia la madurez musical que alcanzará años más tarde, por ello a pesar que parece ser una obra de madurez, creemos pertinente analizarla desde una perspectiva apasionadamente juvenil.
Pasión que no da tregua a lo largo de sus complejos cinco movimientos, incluso se ha estimado en razón a su densa estructura que esta obra posee un tono bastante sinfónico, involucrando grandes desafíos de interpretación, notablemente resueltos por Kotaro Fukuma.
Su enfoque le llevó a un cambio de carácter y peso interpretativo, logrando una estupenda aproximación al estilo de Brahms, por sus diálogos permanentes entre lo sutil y lo poderoso, con fraseo exquisito donde destaca el canto de las líneas melódicas.
En el segundo movimiento llamó la atención la expresiva intimidad, que puede ser catalogada de ensoñadora y poética; en la sección central Fukuma realzó la cercanía que esta parte tiene con los Intermezzi del mismo Brahms.
El tercero mostró cada uno de los diálogos entre los pequeños temas o motivos, siendo cantábile la sección central y brillante su final.
A la expresiva introducción del cuarto, le agrega la exposición de variados mundos en carácter; el quinto lo mostró como si fuese un lied romántico, llegando a momentos casi sinfónicos, que prepararon el soberbio y virtuoso final.
La Suite Iberia (cuaderno 3) de Isaac Albéniz comenzó la segunda parte, permitiendo al solista acentuar tanto el carácter popular como impresionista que posee la obra, observando enorme claridad en las líneas melódicas, enfatizando en momentos esa ambigüedad de pulso tan característica de la música española.
Creemos que tanto el canto, como la danza y la imágenes contenidas en esta Iberia, fueron plenamente logrados.
Un verdadero hallazgo fue la transcripción que Kotaro Fukuma realizó del bellísimo poema sinfónico de Bedrich Smetana El Moldava, lo consideramos así, pues su aproximación es pianística, aludiendo a las características del instrumento, sin pretender un falso sinfonismo.
Aquí fueron geniales los contrastes dinámicos, realzando las descripciones tanto sutiles, como violentas, las de luz y sombra, para ello destacó con su nitidez acostumbrada, cada tema o motivo, en medio de un derroche del más pulcro virtuosismo.
Las espontáneas ovaciones, le obligaron a entregar tres encores, un Poulenc otro Schumann, ambos de enorme perfección, y como si fuera poco una soberbia versión de la Campanella, la famosa versión de Liszt de la obra de Paganini. En ella todo fue virtuosismo, con pulcritud extrema en las feroces escalas y enorme musicalidad.
La reacción de un público que de pie aplaudió el recital, nos hace creer que Kotaro Fukuma, volverá pronto al escenario del Municipal.
Gilberto Ponce. (CCA)