LA FLAUTA MÁGICA DE MIRYAM SINGER UNA FIESTA VISUAL.
En una verdadera fiesta visual, se transformó esta versión de La Flauta Mágica de Wolfgang Amadeus Mozart, que de la mano de Miryam Singer, subió al escenario del Teatro Municipal, como último título de la Temporada de Ópera 2014.
La obra, creada para uno de los teatros populares de Viena, reúne una heterogénea cantidad de elementos, algunos pensados como concesiones al gusto del público de la época, con otros en claves masónicas (Sarastro y sus sacerdotes, y el templo donde se busca la sabiduría y la justicia), hasta una cristiana (cuando los genios le dicen a Pamina que Dios la castigará, si comete suicidio), a ellos se agregan elementos propios de un verdadero cuento de hadas, todo unido, bajo la maravillosa música de Mozart.
Elementos que demandan una gran cantidad de escenas todas muy diferentes entre sí, constituyéndose en un enorme desafío, para los encargados de su montaje, pues todo debe fluir con naturalidad y rapidez.
En este aspecto Miryam Singer, se anota un gran triunfo, con el continuo dramático, logrado inteligentemente, en base a una significativa cantidad de imágenes audiovisuales, que en sí, conforman la escenografía, estas también interactúan con los personajes; como olvidar la escena donde Tamino, encanta a esos animales de fábula, que se mueven al ritmo de la música.
La propuesta, apunta asimismo a los cuentos infantiles, basándose en unas acuarelas, pintadas por la misma Miryam, que se replican en el vestuario de algunos personajes, así como en la bicicleta de Papageno o en el Globo de los Tres Genios, en el severo mundo del Templo de Sarastro, o en el de la Reina de la Noche.
Otros aspectos que creemos necesario destacar, se encuentran en la magnífica entrada de la serpiente, que persigue a Tamino, en un juego entre realidad y proyección, la llegada de la Tres Damas, o los impresionantes ingresos de la Reina de la Noche, en su mágico carro estelar, rodeada de las constelaciones; asimismo nos pareció notable, la solución para la pruebas del fuego y el agua.
Podríamos seguir enumerando virtudes, pero nos detendremos en la imagen final, cuando la luz ha triunfado sobre las tinieblas, y surgen desde la tierra, personajes de todas las épocas, celebrando esa victoria, cerrando así la atemporalidad, que se había manifestado con el vestuario de Tamino -un simple terno blanco-, similar a los grises de los Dos Hombres armados.
Un factor de gran simpatía, lo constituye el carro donde llega Papagena, con unos cojines huevos, desde donde emergerán, los encantadores “Papagenitos”.
Esta mezcla de elementos, que bien puede sorprender o desconcertar a más de alguien, conquista plenamente por la solidez del planteamiento, no obstante a nuestro parecer, no nos convence el exceso brillo en el vestuario de Sarastro y sus sacerdotes, así como la desproporción de las piedras del templo del mismo Sarastro, en una escena de escasa iluminación, algo que minimiza al coro, en contraste, en aquella donde cantan solo los hombres, es de gran belleza, con el fondo azul; asimismo tampoco nos queda claro, el porqué Sarastro y La Reina de la Noche, se hunden juntos al final, luego que ella ha sido vencida por Sarastro.
Estos mínimos reparos, no empañan en lo más mínimo, el formidable trabajo de Miryam Singer, que involucra el diseño escenográfico y audiovisual, el del vestuario, y la dirección de escena, ya que solo la estupenda iluminación, corresponde a Ramón López.
La Dirección de escena (Règie), fue cuidosa en múltiples detalles, particularmente en la interacción de los personajes, a quienes se revistió o bien de humanidad o ingenuidad, tanto como de poder o ira vengativa; introdujo algunos trucos; el vuelo de la flauta, desde las manos de Tamino, o bien cuando la Reina de la Noche lanza el puñal a Pamina, para que con este, asesine a Sarastro.
Los solistas fueron encabezados por Anett Fritsch, quien cantó como Pamina, ella no solo posee una hermosa y poderosa voz, también es una convincente actriz, su aria cuando cree haber perdido a Tamino, fue conmovedora; Joel Prieto fue un certero Tamino, hermoso timbre de tenor, facilidad en agudos, y muy buen actor.
No podemos realizar una evaluación de Jennifer O´Loughlin, quien asumió como La Reina de la Noche, pues se encontraba evidentemente enferma.
Papageno fue asumido por Adam Cioffari, muy bien en lo vocal, y con gran simpatía en lo actoral, encantadora fue la Papagena de Andrea Betancur, ambos fueron geniales al resolver con mucho humor un problema técnico de tramoya, que fue muy celebrado por el público.
Impresionante en lo vocal, por su notas graves, fue Sarastro cantado por In-Sung Sim, de solemne y casi hierática actuación.
Monostatos encontró en Gonzalo Araya, un sólido intérprete en lo vocal y convincente como actor; llamó la atención, el cambio de texto, en la traducción, cuando alude ser, azul y feo, cuando el original dice, negro y feo, tal vez se pensó en las leyes antidiscriminación.
Con gran prestancia, las Tres Damas de la Reina de la Noche; Daniela Ezquerra, Nancy Gómez y Gloria Rojas, muy divertidas, cuando sueñan ser la pareja de Tamino; encantadores los Tres Genios; Carolina Grammelestorff, Valeria Severino y Constanza Olguín.
Excelente, desde todo punto de vista Rodrigo Navarrete, en su doble rol de Orador y Primer Sacerdote, muy solvente Luis Rivas como Segundo Sacerdote; los Dos Hombres Armados, fueron cantados sólidamente por Pedro Espinoza y Cristián Lorca.
En sus niveles habituales de excelencia el Coro del Teatro Municipal de Jorge Klastornick; la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por Konstantin Chudovsky, mostró muy hermoso sonido y fraseos, todo de gran corrección, pero con pulsos y tempo, que consideramos de baja tensión expresiva, lo que tal vez le restó algo de brillo a la partitura; sin duda, que sorprendió Chudovsky, con una dirección tan apolínea a lo largo de toda la ópera.
Una función, que se constituyó en un gran triunfo para Miryam Singer, del cuerpo técnico que la acompañó, y de cada uno de sus participantes.
Gilberto Ponce. (CCA)
Como siempre muy certeros tus comentarios,me gustó mucho la versión internacional que tuve ocasión de presenciar,no me gustó que Tamino estuviera vestido con un terno blanco,no entendí la razón,dado que todos los otros personajes vestían en el mismo estilo (salvo los. Hombres armados)Tampoco se si la soprano que cantó el rol de Reina de la Noche estuvo permanente enferma pues yo asistí a otra función,y creo que no tenía el suficiente material vocal para abordar el rol.El trabajo de Myriam Singer admirable d en todos los aspectos,ojalá la veamos más a menudo en le Teatro Municipal.