NACE EL CORO FERNANDO ROSAS.
El mejor homenaje que se pudo realizar, a Fernando Rosas, el mismo día en que habría cumplido ochenta años, fue el primer concierto realizado por el nuevo “Coro Fernando Rosas” dirigido por Alejandro Reyes, en la Iglesia Luterana de la calle Lota, el domingo recién pasado.
Fernando Rosas, fue una de las personalidades más importantes, en el ámbito de la música en Chile creó y dirigió conjuntos e instituciones señeras en nuestro país, y la creación de este coro, que lleva su nombre, mantendrá vivo su recuerdo entre los músicos chilenos.
Sus integrantes son estudiantes del IMUC (Instituto de Música UC), y otras personas invitadas; la conducción, a cargo de uno de los profesionales más respetados en el medio, Alejandro Reyes.
El repertorio, bastante exigente, dejó en claro, cuales son los desafíos a solucionar, deberá afiatarse en lo vocal, completar el número de integrantes en algunas cuerdas, que le llevaría a ocupar un lugar destacado entre los coros.
En la actualidad, destacan por musicalidad y una afinación bastante certera, aún deben timbrar más las voces, realizar trabajo vocal, preocuparse mejor de la fonética, y completar la cuerda de bajos.
Si bien el coro salvó airosamente, la compleja “Misa de Réquiem” de Tomás Luis de Victoria, nos queda una duda, si fue esta obra lo más adecuado, para dar a conocer el coro, pues se apreció solo una dirección estilística; la Cantata de Bach, no es tan compleja como este Réquiem, y ambas obras no exigen demasiado en tesitura.
Un conjunto de obras variadas en estilo, les habría planteado otro tipo de desafíos, pero esto es opinable, y el director habrá evaluado bien el porqué de la elección; ya tenderemos oportunidad de escucharles en otro repertorio.
Como experto en este tipo de música, Reyes se adentró muy bien en el estilo, contrastando los fragmentos gregorianos con aquellos polifónicos, no obstante nos habría gustado una mayor expresividad en algunas partes, así como variar pulsos, para vitalizar la versión que calificaremos de extremadamente espiritual.
La claridad en las líneas melódicas en lo polifónico, fue uno de sus grandes aciertos, así como el mantener la afinación en gran parte de esta misa, pasando desde las antífonas, cantadas por un tenor y un bajo, a los fragmentos gregorianos, que conducían a lo polifónico, lo que habla muy bien de su musicalidad.
Hacia el final, y como producto del cansancio, la afinación se resintió un poco, pero fue salvada con tomar las notas antes de algunos números. En todo caso la versión, se constituyó un mérito enorme para la juvenil agrupación.
Luego Ariadna Quappe y David Gutiérrez en flautas dulces, con Sebastián Mercado (chelo) y Alejandro Reyes (órgano) en bajo continuo, interpretaron el “Trío Sonata en Fa mayor” de Georg Friedrich Haendel, mostrando a estos jóvenes intérpretes, como musicales y afiatados, augurando éxito en un futuro próximo.
Al grupo anterior se sumaron cuatro violas, contrabajo y órgano, para interpretar junto al coro y los solistas Amalia Montero (soprano), Felipe Gutiérrez (tenor) y Pablo Castro (bajo) la Cantata «Gleich wie der Regen und Schnee vom Himmel fält” BWV 18 de Johann Sebastian Bach.
Solvente, fue en la “Sinfonía” inicial el conjunto instrumental, con solo pequeños desajustes; la soprano Amalia Montero, cantó los recitativos un poco tensa y con la voz un poco dura, mejorando mucho en su aria, el tenor Felipe Gutiérrez obtuvo un resonante éxito, impecable en lo vocal, musical y expresivo, creemos que dará que hablar. Pablo Castro es uno de los músicos de mayor presencia en muchos de los conjuntos de la capital, su extrema musicalidad es una garantía en cualquier evento, solo objetaremos sus notas graves, de poco peso.
El desempeño del coro “Fernando Rosas”muy correcto y musical, nos hace querer volver a escucharles en otro tipo de repertorio.
Un justo homenaje para uno de los grandes de la música en Chile.
Gilberto Ponce. (CCA)