Por deferencia de la Crítica de Música señora Sylvia Wilckens, publicamos la crítica que ella realizara de este concierto, la que fue publicada en el Diario chileno-alemán Condor.
UN CONCIERTO DE EXTRAORDINARIO INTERÉS EN LA CATEDRAL METROPOLITANA.
Al asistir a este muy singular acontecimiento en la Catedral, nunca nos imaginamos cuánta sorpresa nos causaría escuchar a alumnos de la Universidad Adolfo Ibáñez en un concierto de tan alto nivel. Es asombroso lograr este resultado de esta categoría con un coro formado hace pocos meses, con alumnos que provienen de diversas facultades y cuyos conocimientos de lectura musical son prácticamente nulos. Por lo tanto, es de suponer que ha sido necesario para ellos aprender todas las partituras de memoria, lo que significa una asombrosa hazaña.
Y hablando de hazaña debemos felicitar efusivamente la labor de su director, el profesor Gilberto Ponce, quien hace pocos años formó la agrupación que está integrada por alumnos de las dos sedes de la universidad, de Santiago y Viña del Mar.
¿ Cómo logra este director estos resultados con prácticamente legos de la música? Y hay que recalcar que los ensayos se limitaron a uno semanal durante tres meses y medio entre Santiago y Viña, pero esta es la realidad de muchos coros de estudiantes universitarios.
Para nosotros, se nos imaginaba estar escuchando alumnos que durante mucho tiempo actuaban juntos, pero la realidad es que sólo en pocos meses el director, con una habilidad profesional fuera de serie, logró presentar un programa variadísimo, con obras que incluían trozos del barroco, clasicismo, música religiosa y popular de Africa, América Virreinal y Europa, para finalmente presentar una de las primeras operas escritas en América (1749) en El Cuzco.
Un programa tan variado en épocas y estilos, requiere intensísimos ensayos con coristas aficionados. Asombroso es además el hecho que Gilberto Ponce haya encontrado acceso a estas partituras escasas y difíciles de ubicar en el comercio musical. Todo esto requiere una dedicación fuera de serie de parte del director y confirma su seriedad profesional y su amor por la música. Mencionaremos además el hecho que el director dirigió todo el programa sin partitura.
Gilberto Ponce se formó entre otros maestros con el notable director alemán Volker Wangenheim, director de los Festivales Beethoven de Bonn y director de la Musikhochschule en Colonia, haciéndolo durante tres años. Además fue director del Coro de Cámara de la Universidad de Chile, con el que ganó diversos premios internacionales.
Últimamente hemos tenido la oportunidad de asistir a conciertos corales variadísimos, pero es éste coro, el de la UAI, es el que nos ha bridado el programa más original y único.
Comenzó con un Villancico «Esa noche yo bailá» de los esclavos negros en el sur de América, con el solista barítono Matías Romero, – excelente en voz, ritmo y dicción del dialecto de esos negros –acompañado de percusión. Luego del francés barroco Marc Antoine Charpentier un fascinante y melodioso SANCTUS de su » Misa de Medianoche» con acompañamiento de órgano. Es admirable cómo estos dos jóvenes coros haciendo uno solo, logran adaptarse a los diferentes estilos – un loable mérito-.
Esta facilidad de adaptación del coro se demostró también en el “ Sanctus” de la “Missa Luba” proveniente del Congo interpretada con percusión. Las intérpretes femeninas se lucieron en este trozo.
Del Clasicismo :
De la misa llamada “Heiligmesse” de Franz Joseph Haydn, cantaron el “Goria” con teclado, en excelente estilo clásico y dicción. Luego se nos ofreció otro “Gloria”, ahora del Clasicismo americano obra muy sui generis perteneciente a la Misa en Fa del primer compositor mulato nacido en Brasil, José Joaquim Emérico Lobo de Mesquita (segunda mitad de 1700), acompañado de teclado. También este trozo, tan distinto y atrayente, pues en parte insinúa un ritmo de baile, fue muy bien interpretada con acertado estilo y ritmo.
Del repertorio religioso y popular:
La leyenda rusa de Stenka Razin (anónima) nos llevó a visualizar el ambiente de las extensas estepas heladas siberianas, fue entregada con intensa emocionalidad y espíritu típico, cantada en su idioma con admirable dicción. Una melodía bellísima plena de nostalgia eslava.
Luego vinieron dos trozos del “Romancero Gitano” con textos de Federico García Lorca y música de Mario Castelnuovo Tedesco, se trató de “Cristo Moreno” y “Crótalo”. En ellas se percibe una muy interesante mezcla de tonalidad con atonalidad, con ocasionales ritmos muy españoles, de difícil interpretación, y excelentemente bien lograda.
En la última parte, el coro (un total de 40 coristas) nos brindó una espectacular interpretación de una de las primeras óperas escritas en América en El Cuzco en 1749. Se le llamó por su brevedad “Opera Serenata”.
La música pertenece a Fray Esteban Ponce de León, compositor nacido en Lima, y se titula “VENID, VENID DEIDADES.” – Fue dedicada y en homenje a Fernando Pérez de Oblitas, por haber sido nombrado Obispo del Paraguay.
Se compone de 11 diferentes trozos, que relatan la rivalidad entre las ciudades Arequipa y El Cuzco, para saber cual de ellas contribuyó más en la formación del Prelado. Enuncia el juicio el Heraldo (el tenor Felipe Gutiérrez) con el coro, este tenor fue muy convincente, posee una atractiva voz y un gran espíritu histriónico.
Luego argumenta en el papel de Arequipa la soprano Magdalena Amenábar, con un recitativo y una aria, quien confirmó su musicalidad luciendo su bello timbre; el Coro canta una alabanza a Arequipa, luego y a pesar que le correspondía argumentar al Cuzco, interrumpe la Doncella de Arequipa cantada por Camila García, a favor de Arequipa en una hermosa y muy bien cantada aria.
Por fin la soprano Soledad Mayorga, como El Cuzco, puede cantar argumentado, ella lo hizo muy bien vocalmente y con gran expresividad. Continua el coro ahora con sus alabanza para El Cuzco. Sigue el coro de Deidades señalando al Cuzco que no se confíe. Por ello se presenta la Deidad Principal (María Fernanda Carter contralto) a dirimir la “sagrada cuestión” con un recitativo y dos arias, definiendo el Trofeo (una lira) para El Cuzco, lo hizo con excelente voz y muy expresiva; todo finaliza con el CORO FINAL “ Viva, Viva”, acompañado del tenor solista en una exultante y feliz entrega. La labor del coro en esta tan compleja ópera fue realmente sin tacha, en afinación exactitud rítmica y matización.
Debemos felicitar al pianista y organista acompañante Juan Pablo Navarro, quien logró superar exitosamente las dificultades de tener que tocar en un instrumento defectuoso cuyas fallas sólo se constataron a última hora antes del concierto. Felicitaciones Juan Pablo!
Rara vez este tipo de presentaciones se nos hacen demasiado “cortas”, pero en este caso el entusiasta público habría deseado que siguiera y siguiera. Con razón, pues la vivencia que nos presentó el Coro de la UAI, no hace desear que el próximo año se repita la fortuna de volver a escucharlos.
Sylvia Wilckens.
(Círculo de Críticos de Arte de Chile)
Completamente de acuerdo con la la crítica,fue un concierto con un repertorio original muy bien escogido,de estilos muy diferentes,que creo también influyó en la motivación de los alumnos para realizar este esfuerzo,en medio de sus actividades académicas.Un muy buen resultado y desearía que la UAI siga programando este tipo de conciertos ,,,sobre todo poder rescatar música latinoamericana antigua como está ópera que difícilmente sin la labor investigadora del maestro Ponce,tal vez no hubiéramos conocido.Felicitaciones al coro ,solistas y Director.