RIGOLETTO ENTRE OVACIONES Y ABUCHEOS.
De un tiempo a esta parte, es común que las personas manifiesten de alguna forma su disconformidad ante aquello que les parece injusto o francamente malo, llegando a veces hasta los desmanes por parte de los vociferantes en las calles, no obstante algunos reductos seguían exentos de ellos.
El Teatro Municipal se mantenía incólume, y el eventual rechazo ante algunas de sus producciones, se limitaba solo a no aplaudir; ahora bien, esto finalizó al parecer con el estreno de la versión Internacional de Rigoletto, la ópera de Giuseppe Verdi, donde al final hubo ovaciones para los cantantes y abucheos para los responsables de la puesta en escena, (Walter Sutcliffe régie, Kaspar Glarner escenografía y vestuario y Ricardo Castro iluminación) incluso estos aumentaron cuando Sutcliffe provocadoramente hizo un gesto como que no escuchaba bien esas manifestaciones. No cabe duda, si Sutcliffe pretendía provocar, lo consiguió al igual que muchos directores de escena en la actualidad.
El malestar fue palpable luego del primer acto, cuando se desocuparon algunas de las butacas de platea, algo preocupante porque suponemos que el empeño del teatro está en cautivar audiencias, pero al parecer una parte del público se cansó de fundamentaciones sicológicas o sociológicas que pretenden justificar cualquier “brillante” idea de los creadores de estas puestas en escena, que a veces en un afán de modernidad, pasan por encima de los propósitos de los creadores originales.
Creemos sano y estimulante entregar nuevas visiones sobre las óperas, pues a veces las enriquecen, siempre y cuando tengan pertinencia conservando el espíritu del original, sin provocar incoherencias entre el texto cantado y aquello que se ve, sabemos que existen argumentos con cierta atemporalidad cuya acción puede aplicarse a diversas épocas por su universalidad, pero colocar arbitrariamente cualquier elemento o transformar personajes en lo que no son, nos parece cuestionable.
Es el caso de esta producción, donde al parecer la idea oscura del drama, cuyo eje central es la venganza, se tradujo en una escenografía fea y oscura, incluso su movilidad que al inicio funciona y muy bien, luego se convierte en elemento distractor diluyendo las tensiones propias del drama, recordamos el final del aria de Gilda “Caro nome”, entre varios otros.
Otro elemento cuestionable fue transformar los personajes en algo muy alejado del original, tal vez esto resulte gracioso para sus responsables, pero convertir a Gilda en un personaje de una serie infantil, con chapes, pijama, jugando con peluches y con berrinches de niñita, o a Giovanna su criada en una nana mapuche, que como sabemos traiciona la confianza de Rigoletto por ayudar a Gilda; qué se quiso transmitir con ello?, grave sería catalogar a los mapuches como poco dignos de confianza, tal vez escucharon del conflicto en la Araucanía, pero se confundieron con esa concesión; asimismo Magdalena la hermana del sicario Sparafucile fue convertida en un personaje del film Grease, provocando risas cuando entra con una faldita naranja muy corta, zapatillas blancas y polerón del mismo color, pues no consideraron que la cantante –que posee indudablemente una bellísima voz-, es una verdadera musa de Rubens.
La régie tiene momentos desconcertantes, como lo abigarrado de la primera escena, en el palacio de Duque, que aquí ocurre en un feo salón, en el que cortesanos? o amigos del dueño de casa, vestidos de la peor forma posible se solazan en sus placeres; la bolsa de supermercado con un peluche que Rigoletto lleva a Gilda, cuando se encuentra en un parque con el sicario vestido como motoquero; los movimientos casi infantiles del Duque y Gilda cuando flirtean, o los graciosos tirones entre Gilda y Giovanna para retener o empujar al Duque, creyendo que Rigoletto vuelve a casa. Sería largo seguir detallando, mejor nos concentraremos el lo positivo, la parte musical.
Maximiano Valdés condujo a la Filarmónica de Santiago, muy correctamente, siendo muy exitoso en el tercer acto, donde transformó a la orquesta en verdadero cómplice de los cantantes, algunos desajustes pasajeros en algunos concertatos no empañaron para nada su labor.
El Coro del Municipal de Santiago, director Jorge Klastornick, en su sección masculina, brillando como es su costumbre.
Rigoletto fue el barítono Sebastian Catana, quien realizó un formidable trabajo en actuación haciendo creíble su personaje, incluso en aquellas partes mal resueltas por la régie, vocalmente dio cuenta de su riquísimo material, manejado estupendamente con una gama dinámica conmovedora, si bien la dirección escénica no especifica si es bufón o qué, él fue capaz de crear la angustia, ira, y deseos de venganza, contrastado con la ternura hacia Gilda.
El tenor Yijie Shi fue el Duque de Mantua, que no sabemos si es un mafioso, o gangster, pasando al fingido adolescente conquistador de Gilda, para luego arrogante frente a sus “cortesanos”, realizó un trabajo vocal sorprendentemente hermoso, con voz limpia y segura alcanzando las notas más increíbles con pasmosa seguridad, pero no solo eso, caracteriza estupendamente cada aria de acuerdo al texto que esta posee.
La soprano española Sabina Puértolas fue Gilda deslumbrando con su riquísimo material vocal, demostrando un enorme dominio de los contrastes dinámicos, por ello convirtió su Caro Nome en un rotundo éxito, se mostró sólida en sus solos tanto como en dúos o concertatos, superando con su notable actuación las indudables debilidades de la régie, su angustia y arrepentimiento al llegar donde su padre luego de ser violada fue de gran fuerza dramática. Este trío de cantantes recibió una de las más grandes y justificadas ovaciones escuchadas en el teatro.
Sólido e impecable en lo vocal fue el Sparafucile que cantó el bajo Alexey Tikhomirov, mientras que su hermana Magdalena cantado por la mezzosoprano Judit Kutasi mostró una poderosa y bella voz, cantante que quisiéramos escuchar en otros roles, y sobre todo mejor vestida.
Claudia Lepe cantó con prestancia su rol de Giovanna transformada aquí en nana mapuche. Ricardo Seguel fue otro de los grandes triunfadores en el breve pero clave personaje de Monterone, de enorme fuerza expresiva.
Muy acertados y convincentes Javier Weibel y Claudio Cerda como los cortesanos , Marullo y Borsa, tanto como la Condesa y el Conde Ceprano cantados por Pamela Flores y Rodrigo Navarrete.
Completaron el sólido elenco Carolina Grammelstorff y Francisco Salgado como el Paje y el Ujier.
Gilberto Ponce. (CCA)
El público del Municipal es conocidamente retrógrado en lo que respecta a innovaciones escénicas y musicales, por lo que no es de extrañar que hubiese abucheos por no ver una representación fiel del siglo XVI.
En cuanto a los cantantes (función del 17/07) el único que brilló fue el tenor, en una ópera donde el papel principal es el barítono (¿cantó siquiera en italiano este Rigoletto?). Por su parte, la Gilda sólo dio cara desde su «Caro nome»: su dueto previo con Yijie Shi fue abiertamente soporífero.
Estimado Cristián, agradezco el comentario, pero en cuanto al público creo que ha aceptado muy bien las óperas contemporáneas, así como varias propuestas innovadoras, este caso sin duda fue bastante especial.
Cómo ex Cantante del Coro del Teatro Municipal, cómo un amante del género lírico, y siendo Rigoletto mi ópera favorita, no puedo dejar pasar una crítica que se hizo sentir el viernes recién pasado en el estreno, por las pifias de gran parte del público asistente, creo que el Director de escena: Walter Sutcliffe y la Escenografía y vestuario de Kaspar Glarner, dejaron mucho que desear en su afán de ambientar contemporáneamente una ópera que tiene hitos dramáticos y de complicidad entre los protagonistas.
Para empezar resulta muy difícil traer contemporáneamente una situación de Corte con Un Duque y sus cortesanos a una época contemporánea donde ya no existe ese vasallaje, la Autoridad del Duque queda diluida en la perfomance planteada, del mismo modo la esencia del papel de Rigoletto cómo Bufón de una corte no queda plasmada en escena ya que hoy en día ese papel sólo queda en los payasos de un circo y no en una sociedad cómo en la que vivimos, en el primer acto donde Monterone con su maldición hacia Rigoletto( que es la base del drama de la ópera), no se sintió ese pavor que en los tiempos de desarrollo del Libreto tenía está sentencia y más bien el director de escena le da un tílde de menosprecio, mención aparte son las innumerables escenas donde la trama queda en un vacío perturbador ( el rapto de Gilda, la entrada de Gilda a la Posada de Sparafucile Etc.) pero a mi juicio lo mas bajo en esta propuesta escénica fué el cuarteto del acto final, donde el coqueteo. la seducción lo libidinoso del Duque con Magdalena no existe. Creo que hay óperas que si tienen cabida para hacer propuestas de esta Naturaleza pero claramente «RIGOLETTO» no es una de ellas basta leer el texto y comparar con la puesta en escena para entender a lo que me refiero en esta crítica.
Espero ver prontamente esta maravillosa Obra en su formato original.
Estimado Alex, muchas gracias por el comentario, y concuerdo plenamente, no abundé en más detalles en mi comentario, porque gabría resultado demasiado extenso, además creo que el reportaje de Emol deja muy en claro que se trató de una producción fallida.
No puedo estar más de acuerdo con la crítica respecto a la regie y a la escenografía y vestuario,yo agregaría que encontré ridículo el coqueteo burdo y a distancia entre el supuesto Duque y Magdalena,fue bastante cruel con esta cantante de bella voz,el diseño de vestuario que le ponía en evidencia su físico.Lo peor para mí fue la escena final cuando aparece el cuerpo de Hilda en una yegua de carga envuelto en bolsas de basura y después de su muerte,Rigoletto la deja abandonada y se marcha hacia el fondo del escenario,supuestamente perdiéndose en su amargura y su negrura,cosa que no tenía que representarse así.Respecto a los cantantes me gustó mucho el Sr Catana,tanto en su cometido musical como en actuación.,los demás cantantes correctos,esto es cuestión de gustos respecto al tipo de voz etc.etc.Y por último yo fui una de las personas que abucheo al regisseur y al Sr Glarner,cosa que nunca había hecho en el Municipal.
Señor Gilberto Ponce
Nada más alejado a la realidad su opinión en cuanto a la mención que hace al conflicto mapuche con el personaje de Giovanni de la señora Claudia lepe ,creo que como periodista debería informarse mejor en cuanto a la idea del regiseur, me da risa su imaginacion creo que podría escribir un guión ,como maquilladora de esta obra debo señalar que sólo se debió a coincidencias pues en ningún momento el personaje de la señora Lepe fue caracterizado ,ella es así, pues su maquillaje como el de la mayoría era natural ,cuenta con un cabello hermoso el que quisimos destacar con una recatada trenza,esta demas decir que los cantantes son elegidos con mucha anticipación sin reparar en coincidencias personaje – caracterización.
Con esta opinión usted está denostando la belleza natural de una mujer chilena orgullosa de sus raíces que en ningún momento fue caracterizada ,aludiendo un problema país que no tuvo nunca esa intención .
Atentamente
Pame Correa C
Maquilladora teatro municipal
Estimda Pamela, gracias por su comentario, pero yo no me referí en ningún momento a la belleza o no del pelo de Claudia, solo aludí a la vestimenta y forma de pararse de Giovanna (Claudia Lepe). Solo fue planteado en relación a la mezcla de personajes de la producción.