Un concierto pendiente de la Temporada 2010 de la Orquesta Filarmónica del Teatro Municipal, se realizó el lunes recién pasado, interpretándose solo dos obras, un estreno del chileno Sebastián Errázuriz y el “Réquiem alemán” de Brahms, dirigido por Rani Calderon.
A partir de textos de Alfonsina Storni poetisa argentina, Sebastián Errázuriz, uno de los compositores nacionales de mayor presencia en las salas de concierto de nuestro país, escribió “Busco una estirpe nueva” para soprano y cuerdas.
La obra, dedicada a su esposa la soprano Paula Arancibia, está estructurada en cuatro partes, que recogen diversas vivencias femeninas. Es una obra bastante apegada a la “forma”, se inicia y concluye igual, y algunos de sus esquemas descriptivos son recurrentes. El tratamiento interesante y musical de las cuerdas, refleja bastante bien los textos de Storni, en lo vocal, la orquestación permite entender bien los textos, bien trabajada la tesitura, excepto en la parte tres, donde buena parte de ella, es demasiado grave.
Patricia Cifuentes, interpretó esta, que podríamos definir como “cantata para soprano y cuerdas”, haciéndolo con su habitual profesionalismo, expresiva y con gran seguridad.
La dirección de Calderon, fue en extremo cuidadosa, manejó muy bien los cambios dinámicos y contrastes, consiguiendo de sus músicos un rendimiento de gran calidad.
Luego vino la interpretación de “Un Réquiem alemán Op. 45” de Johannes Brahms, participando El Coro del Teatro Municipal (Dir. Jorge Klastornick) y nuevamente Patricia Cifuentes y el barítono Patricio Sabaté.
En varias oportunidades, hemos planteado dudas en torno a las versiones de Rani Calderon, por considerarlas alejadas del espíritu de las obras, o por un tratamiento equivocado de la orquesta, en esta ocasión en cambio, vimos a Calderon, completamente compenetrado y con un profundo conocimiento, de estas dos dispares obras.
Consiguió de la orquesta, un bellísimo sonido –notable la oboísta-, fraseos de enorme musicalidad, logrando que los diálogos entre instrumentos o familias, o los de la orquesta con el coro, puedan ser considerados al más alto nivel.
Cambios dinámicos y contrastes fueron certeros, balance justo, los que junto a los elementos anteriores anteriores, produjeron la estupenda versión, tal vez en algunas secciones faltó algo del vuelo propio de Brahms, pero esto –que es opinable- no disminuyó en absoluto el éxito de esta interpretación.
El Coro del Teatro Municipal, simplemente magnífico, debemos considerar, que esta es una obra eminentemente coral, el conjunto no tiene tregua, canta permanentemente, debiendo transitar por los más diversos estados emocionales, en todas las dinámicas, y con gran expresividad.
Destacaron la belleza de sus voces, perfectamente timbradas – los bajos se desperfilaron un poco en su entrada del coro final-, la dulzura de sus “piano” y la potente musicalidad de sus “forte”, junto a fraseos espléndidos, envueltos en una perfecta fonética.
Grandes triunfos, el conmovedor número V “Ihr habt nun Traurigkaeit” acompañando a la soprano, la luminosidad del IV “Wie lieblich sind deine Wohnungen”, la expresividad poderosa del II “Den alles Fleisch, es ist wie Gras” igual que en el VI “Den wir haben hie keine bleibende Statt”, en el III con barítono, al igual que en el VI, dialogaron con enorme musicalidad con el solista. El comienzo “Selig sind, die da Leid tragen” fue expresivamente poético, el número final de calidad, aunque creemos le faltó más vuelo.
Patricia Cifuentes, cantó bellísimamente su aria con coro, expresiva, con musicales inflexiones y dominio total de la tesitura y el texto.
Patricio Sabaté, haciendo gala de su hermosa voz, ajustado al sentido dramático de los textos, con musicalidad y seguridad.
Resultan admirables ambos solistas, Patricia Cifuentes cantó el sábado la ópera “Don Pascuale”, el lunes Errázuriz y Brahms, Sabaté el viernes la Novena Sinfonía con la sinfónica, el sábado “Don Pascuale” y el lunes Brahms, un verdadero ejemplo de profesionalismo y versatilidad.
Un gran concierto, con un estreno de una hermosa e interesante obra chilena, y una magnífica versión de “Un Réquiem alemán” de Brahms, con una gran dirección de Rani Calderon.
Gilberto Ponce. (CCA)