BARROCO DEL MEJOR EN LA BEETHOVEN.

REGRESO DE LOS INTERPRETI VENEZIANI.

Por tercera vez volvió a nuestro país, el estupendo conjunto Interpreti Veneziani, a la Temporada Fernando Rosas, de la Fundación Beethoven.

Los Interpreti Veneziani, en otro concierto. foto visionescriticas
Los Interpreti Veneziani, en otro concierto. foto visionescriticas

Esta vez vinieron con un conjunto más reducido, de solo siete integrantes de cuerdas y clavecín, mostrándose una vez más imbatibles en estilo, y en el abordaje de las partes que requieren de virtuosismo.

Manteniendo una de sus principales características, el programa fue de gran atractivo; no obstante, y a pesar de las excelencias, en esta ocasión, y en algunos momentos, la afinación no fue perfecta, cosa muy extraña en ellos, en particular en el Concierto para dos violines, cuerdas y clavecín de Antonio Vivaldi, donde al parecer el responsable sería Paolo Ciociola, uno de los solistas de la obra.

Davide Amadio. foto meam
Davide Amadio. foto meam

El programa, se estructuró básicamente con obras del Il Prete Rosso (Cura Rojo) como era llamado Antonio Vivaldi, aludiendo a su pelo colorín, agregando a ello partituras de Tartini, Boccherini y Haendel.

Las Variaciones sobre el Tema de la Follia, de Antonio Vivaldi abrió el programa, en ellas se apreció, gracia de carácter popular, que se contrastó con fragmentos de gran elegancia, a ello sumaron un virtuoso manejo dinámico, con crescendo y diminuendo, en los diálogos planteados por la partitura.

Emmanuele Baldini. foto youtube
Emmanuele Baldini. foto youtube

Luego vino el citado Concierto para dos violines, en el que destacaremos la claridad en las voces solistas y su contraparte en el resto, pensamos que lograron magia, en el Largo e spiccato, a través de la sutil interpretación; ya aludimos al problema de la afinación poco justa, no obstante ese factor, no logró opacar el éxito de la versión.

Siguió la potente y vibrante versión de Davide Amadio, para el Concierto para Chelo y cuerdas de Vivaldi; Amadio convierte su instrumento en parte de sí, a través de una gesticulación que a algunos les parecerá teatral, obteniendo resultados de sorprendente perfección; para él, la técnica está puesta al servicio total de la música, y su extremo virtuosismo, que le lleva a apurar el pulso en ciertos momentos, es seguido completamente por sus compañeros, por ello es que, nada se sale de la forma que quieren darle a la obra, debemos destacar la enorme expresividad de los diálogos solista con el acompañamiento, donde a ratos rivalizaban en virtuosismo.

La obra más famosa de Giuseppe Tartini, su Concierto para violín, cuerdas y clavecín, llamado “Il Trillo del Diavolo” (Trino del Diablo), en una estupenda versión de Emmanuele Baldini, siguió la jornada, en ella destacó su expresiva musicalidad, con excelente uso de las progresiones, donde se pudo apreciar una verdadera complicidad musical entre el solista y el resto de los instrumentos; la virtuosa sección del movimiento final, donde se escucha el famoso “trillo” mostró el extremo virtuosismo de Baldini.

Sebastiano Maria Vianello. foto google
Sebastiano Maria Vianello. foto google

Luego Sebastiano María Vianello, interpretó uno de los Conciertos para violín de Antonio Vivaldi, a lo largo de sus tres movimientos el solista mostró un hermoso sonido, además de virtuosismo, aquí al igual que en el concierto para chelo, el solista juega mucho con el pulso, no obstante, obtiene las respuesta precisas de sus compañeros; no podríamos dejar de señalar los extraordinarios diálogos entre Vianello y el chelo de Amadio y el resto de las cuerdas, en el tercer movimiento.

Pura gracia hispana, se pareció luego en la hermosa versión del Fandango de Luigi Boccherini, donde desarrollaron acertadamente su carácter popular, a través de expresivos, musicales y virtuosos contrastes. El chelista Davide Amadio, tuvo a cargo además de tocar, la percusión en la caja de su instrumento.

Interpreti Veneziani, en otro concierto. foto conciertospanama
Interpreti Veneziani, en otro concierto. foto conciertospanama

Cambiaron la obra final de Sarasate, por la Passacaglia de la Suite en Sol menor de Georg Friedrich Haendel, en arreglo para violín y chelo de Johan Halvorsen, que fue presentada ahora con el agregado de cuerdas, realizada por los mismos Interpreteti Veneziani, en ella ambos solistas (Vianello y Amadio) rivalizaron en sus sensibles diálogos, agregando derroche de virtuosismo.

Las ovaciones, obligaron a dos encore, ambos de Vivaldi, primero, el tercer movimiento del Concierto para Cuatro violines, y luego el Presto del Verano de Las Cuatro Estaciones, con los que maravillaron al público.

Gilberto Ponce. (CCA)

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