BARROCO ANDINO EN PROVIDENCIA.

BARROCO ANDINO, CONCIERTO PARA INCONDICIONALES.

Carátula de uno de sus discos. foto portaldisc

Desde la década de los setenta, cuando se creó, el conjunto “Barroco Andino” ha sido dirigido por Jaime Soto León, su fundador, quien además es compositor y arreglista, obteniendo una enorme cantidad de justificados éxitos, tanto en nuestro país, como en el extranjero.
La razón es simple, su director adaptó para instrumentos andinos, la interpretación de obras barrocas, algo que pareció muy aventurado en sus inicios, aunque al final, terminó por imponerse con gran éxito, pues las versiones respetaban los originales, solo que interpretadas por, quenas, zampoñas, y una gran variedad de instrumentos de cuerda, propios de América Latina.

Conjunto original. foto oocities


El enorme impacto causado, les permitió asimismo conquistar varios países de Europa y América y Japón, la fórmula, permitió que el conjunto realizara grabaciones muy notables.
Luego Jaime Soto, amplió el repertorio a otras épocas, incorporando obras vocales, con textos de Gabriela Mistral, Federico García Lorca y Pablo Neruda entre otros poetas, la gran mayoría de su propia autoría, mientras el conjunto permanentemente se renovaba en sus intérpretes, los que siempre se han destacado por su excelencia.

Concierto en Ecuador. foto universitas

El jueves 19 de enero, la hermosa Capilla San Vicente de Paul, del Hospital del Salvador, y como iniciativa de la Corporación Cultural Hospital del Salvador, organización empeñada, en restaurar el templo, y acercar a la comunidad hospitalaria y a los vecinos a la cultura, recibió al “Barroco Andino”, ante un público de las más variadas edades, que repletó el recinto.
Evidente fue la presencia, de personas que han seguido la trayectoria del conjunto a través de los años, mientras que los más jóvenes, llegaron a escuchar a un verdadero objeto de culto.

Jaime Soto León, Director fundador. foto icei.uchile

La primera parte del concierto, estuvo centrada básicamente en obras barrocas, muchas de las cuales, fueron fundamentales en su trayectoria; Bach, Haendel, Vivaldi y una obra de Mozart, siendo lo más sorprendente, que fue esta parte la más débil de la presentación, mientras que, la segunda fue un logro total.

Presentación en Hamburgo. foto picaflor.de

En la nota, del periódico que anunció la presentación, se dijo que era “el concierto anual”, tal vez por ello, a las obras barrocas, se les destinó menos tiempo de ensayos, ya que se evidenciaron algunos desajustes de tempo y balance sonoro confuso.
Estos factores se evidenciaron fuertemente en el “Allegro” del Concerto Grosso N° 2 de Haendel, y en la Sinfonía de una de las Cantatas de Bach, en menor medida, en el Coral de la Cantata 140. El “Esurientes” del Magníficat de Bach, logró una hermosa sonoridad con el uso de flautas y zampoñas.

Los grandes logros de esta parte, fueron: el “Aria” de la Suite N° 3 de Bach, el “Andante” del Invierno de las Cuatro Estaciones de Vivaldi, en cuanto a la “Badinerie” de la Suite N° 2 de Bach, se la hemos escuchado mejor.

En la Catedral de Punta Arenas. foto prensaaustral

De la segunda parte, destacaremos la muy hermosa versión de “La Llorona”, donde utilizan flauta traversa de madera; “Retrato” de Horacio Salinas y texto de Patricio Mans, que incluye canto solo y de coro, fue de gran atractivo para los presentes.
Un gran triunfo fueron las tres partes del ballet “La Bella durmiente” de Tchaikovsky, muy bien instrumentado, en el que se utilizan flauta traversa y clarinete.
No creemos equivocarnos al pensar que lo mejor de la velada, fue “Y seca ya ese llanto” de Jaime Soto, y texto de Federico García Lorca, que capta muy bien la esencia del texto, el que fue cantado en forma estupenda por solistas y coro (que lo forman los mismos integrantes).
El arreglo de la “Serenata matutina” del ballet Romeo y Julieta de Prokofiev, tiene la virtud de conservar el espíritu del original, su versión fue sensiblemente expresiva.
Las dos obras finales, que pertenecen a Jaime Soto; Testamento y La Tierra se llama Juan, se acercan bastante, al lenguaje de Luis Advis y a algunas obras del Quilapayún, conservando el sello de su autor, la hermosa instrumentación y buen tratamiento del texto.
En síntesis, un concierto, del podemos tener algunas objeciones, pero que sin duda, termina rindiendo al público, en particular a sus incondicionales.
Gilberto Ponce (CCA)

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