RENOVADO BARBERO DE SEVILLA EN EL MUNICIPAL.
Varias e importantes novedades trae la reposición de El Barbero de Sevilla, la genial ópera de Gioacchino Rossini, que volvió al escenario capitalino, en la misma puesta en escena del 2008, en cuya dirección de escena estuvo Fabio Sparvoli, con la escenografía de Giorgio Ricchelli y el vestuario de Simona Morresi, firmando la iluminación José Luis Fiorruccio.
Uno de los aspectos de mayor interés, estuvo en la dirección musical, que recayó en esta oportunidad en Konstantin Chudovsky, el joven director titular del Orquesta Filarmónica de Santiago, quien no defraudó, al entregar una versión transparente, en un enfoque a la manera de música de cámara, llena de contrastes y juegos dinámicos, que permitieron escuchar nuevos fraseos y acentuaciones, otorgándole a la versión un singular atractivo.
Este aspecto se evidenció desde la obertura, que fue exquisita en detalles, para luego acompañar en forma cómplice a los cantantes, en tempos ágiles y vitales.
Por supuesto, y como ya es costumbre lo hizo de memoria, pero no solo eso, pues acompañó los recitativos desde el clavecín, llevándolos con un pulso verdaderamente teatral, y como su fuera poco, se dio el lujo de acompañar guitarra en mano, la segunda serenata del Conde Almaviva a Rossina.
Tal vez el preciosismo casi íntimo, conspiró en contra de un discurso más efusivo y festivo, sobre todo en el primer acto, algo que desapareció en el brillante segundo acto, pero creemos que nadie puede desconocer, el que todo estuvo envuelto en una enorme musicalidad producto del trabajo de Chudovsky.
Su intencionalidad y enfoque, fue de tal intensidad, que se transmitió a cada uno de los cantantes, logrando de esta forma, un resultado de gran unidad.
Otro factor que revitalizó la puesta en escena, fue la reposición de Rodrigo Navarrete, quien estuvo a cargo de la règie, pues Fabio Sparvoli no vino en esta oportunidad.
Navarrete sabe perfectamente como manejar lo bufo, por ello y a partir de la base propuesta por Sparvoli, introdujo acciones, acentuó otras y manejo de estupenda manera el desarrollo de la acción, tanto en los protagonistas, coro y la de los excelentes y expresivos figurantes en pantomima, que en esta versión cobran especial importancia.
No se podemos olvidar escenas como la del inicio, cuando Fiorello llega con los músicos para la serenata, o la festiva acción que acompaña el aria de Fígaro, tanto como cuando llega la policía desde la platea, para luego realizar una genial pantomima mientras cantan, esto solo por mencionar algunos de los múltiples aciertos.
Pensamos que Navarrete fue muy exitoso en perfilar muy bien los personajes, aunque debemos reconocer, que al menos un par de cantantes, no son tan buenos comediantes.
La transparente y móvil escenografía de Giorgio Ricchelli, mantiene intacto su impacto, creando atmósferas de enorme belleza; como aquellas en que se contrastan las figuras sobre el fondo azul, o en la mágica escena de la tormenta, con paraguas y figurantes, que recuerda la “Comedia del Arte”; en otro aspecto importante, creemos que la iluminación pudo jugar más con los contrastes, pues en algunas escenas resulta algo plana.
Una vez más el Coro del Teatro Municipal, que dirige Jorge Klastornick mostró absoluta solvencia y musicalidad en canto y actuación, graciosísimos en la Serenata y como Guardias de la Policía.
El barítono ruso Rodion Pogossov, perfiló de manera estupenda la singular personalidad de Fígaro, se desplaza con desplante y gracia; su manejo vocal, así como en las coloraturas, es impecable; su momento más exitoso fue sin duda su aria “Largo al factotum”, cantada en forma arrolladoramente perfecta, aunque también fueron notables su intervenciones en dúos y concertatos.
La mezzosoprano nacida en Georgia Ketevan Kemoklidze, cantó como Rossina, creando un personaje muy creíble, para esta caprichosa jovencita, que tiene muy claro que es lo que pretende en la vida, y los caminos para conseguirlo; posee un gran registro, de fenomenales agudos y sólidos graves, y sus coloraturas son perfectas, incluso hace variaciones sobre ellas.
El tenor Kenneth Tarver que cantó como El Conde de Almaviva, lo hizo con voz más sólida, que cuando lo cantó en el mismo Municipal el 2008, pero creemos que sus coloraturas no son fáciles, atrasa en ocasiones, y como actor no es siempre convincente, su gracia resulta forzada; como el soldado borracho no convence, además que su vestimenta (Simona Morresi) lo aleja de lo militar, más bien parece un herrero; como Don Alonso, muestra una falsa ingenuidad, con excesivo amaneramiento, sin duda las escenas de inicio y las finales fueron sus mayores logros en actuación, tanto como la serenata a Rossina.
Bruno Praticò, el barítono italiano, conquistó desde su primera aparición al público, que se rindió ante su absoluta simpatía y gracia, su Bartolo sin duda marcará un estilo, su canto es del más alto nivel y como actor en los diálogos hablados es comiquísimo, su trabalenguas dejó casi aliento al público, por su perfección y extrema velocidad.
El bajo ucraniano Ievgen Orlov, tiene una bellísima y poderosa voz, sus graves impresionan, no obstante como actor es débil, le falta más espíritu de comediante, sin duda los roles dramáticos le deben significar grandes éxitos, su aria “La Calumnia” ganó gracias al apoyo visual entregado por los figurantes.
La chilena Daniela Ezquerra cantó como Berta, muy graciosa como actriz y estupenda en su aria, donde se queja de su condición de mujer insatisfecha; muy sólido el bajo Carlos Guzmán como el Sargento, y con una hermosa línea de canto y muy buena actuación, el barítono Ramiro Maturana cantando Fiorello.
Los largos aplausos, dan cuenta del gran éxito obtenido por el segundo título de la Temporada 2013 del Teatro Municipal.
Gilberto Ponce. (CCA)
IZKLUCHITELNO !!!