ZORBA EL GRIEGO, UNA FIESTA DE LA DANZA.
El Ballet de Santiago, que dirige el recién asumido César Morales, acaba de reestrenar el ballet “Zorba el Griego”, que a partir de la famosa novela de Nikos Kazantzakis, cuenta con coreografía de Lorca Massine y música de Mikis Theodorakis, obra que se ha convertido en un clásico de la danza moderna, con elementos de folclor, llegando a ser uno de los favoritos del público, que vibra intensamente, con la historia, que habla del amor, la amistad, la xenofobia, el encuentro y choque de culturas, la solidaridad de pueblo con sus miembros, en fin, un argumento que con sus avatares, siempre encontrará eco en uno o muchos de los espectadores, por ello es que difícilmente esta historia, que gira en torno a Zorba, un gran líder natural de su comunidad, logra conmover y entusiasmar, tanto como lo hace, esta coreografía.
La acertada escenografía y vestuario, corresponden a Jorge Gallardo y la iluminación a Ricardo Castro, con el acompañamiento es de la Orquesta Filarmónica de Santiago, junto a un Coro de muy buenas voces preparado por Jorge Hevia, participando también la mezzosoprano Evelyn Ramírez, que tuvo un sobresaliente desempeño, tanto en voz como en estilo, para cada una de sus intervenciones. La dirección musical le correspondió a Pedro Pablo Prudencio, en un trabajo de enorme calidad, pues la música de Theodorakis, noes para nada simple, pues tiene todos los problemas rítmicos y de carácter, propios del folclor griego, Prudencio acompañó con precisión tanto a solistas, como al cuerpo de baile, y la respuesta de la orquesta y coro fueron de gran musicalidad y excelencia.
Debemos señalar que, esta serie de funciones de Zorba, marca la despedida de Rodrigo Guzmán, primer bailarín estrella de la compañía, quien se retira, luego de una prolífica y exitosa carrera en la Compañía.
El Cuerpo de Baile y el Coro en los costados, foto Patricio Melo
El argumento es simple, John un turista estadounidense, llega a un pequeño pueblo griego, en el que se impone la sabiduría y templanza de Zorba, un gozador a ultranza de la vida y sus placeres, quien a pesar de no saber leer, es respetado y querido por todos; otro de los personajes importantes son, Madame Hortense, una prostituta entrada en años, a quien todos respetan, mientras ella rememora sus amores imposibles, también está Marina una joven pretendida por Manolios, líder joven del pueblo.
Manolios en su machismo, no soporta el que Marina haya sido conquistada por John, siendo el conflicto mediado por Zorba, quien a pesar de todo no logra impedir que Marina sea lapidada por el pueblo, que se siente traicionado por ella al amar a un extranjero. En paralelo, Zorba, entre otras cosas, fingirá una boda con Hortense, para que sea feliz, antes de morir. Posteriormente Zorba, impedirá, que el pueblo se vuelque en contra de John, incorporándolo como uno más, a la comunidad con sus bailes y alegría tradicionales.
Como se aprecia, el ballet requiere, no solo de buenos bailarines, deben ser además buenos actores, pues la coreografía de Lorca Massine lo requiere, y por ello creemos que este es un rol que le sienta perfectamente a Rodrigo Guzmán, quien es un recio y gran bailarín de carácter, apropiándose del papel de Zorba en su desenfado y alegría de vivir.
Con sus movimientos se adueña del espacio, y logra conmover en escenas como, el falso matrimonio, o cuando asume el liderazgo frente a la comunidad, en los conflictos que se generan. Por eso afirmamos que, Guzmán con su admirable estado físico y haciendo gala de una gran técnica, se convierte en un soberbio Zorba.
Zorba (Rodrigo Guzmán) divirtiéndose. foto Patricio Melo
En la función de estreno, Lucas Alarcón asumió como John, caracterizando perfectamente, a este turista que se siente dueño del mundo, aunque bastante adolescente en actitudes, genial estuvo cuando intenta aprender los bailes de Zorba, y muy convincente cuando se enamora de Marina, lamentablemente se lesionó al final del primer acto, y tuvo que ser reemplazado.
Este incidente, habla muy bien del estado de preparación de las primeras figuras de la Compañía, ya que Emmanuel Vásquez, que fue John en el segundo acto, se desempeñó estupendamente, luego de comienzo algo tenso, volviendo a ser la primera figura de siempre, probablemente su John, es más refinado o apolíneo que el espontáneo y más popular de Alarcón, pero ambos dan el perfil requerido al personaje. El final de Vásquez en sus bailes con Zorba, como con el pueblo, incluido el célebre Sirtaki, lo convirtió en un griego má del pueblo.
Zorba (Rodrigo Guzmán), y el Cuerpo de Baile. foto Patricio
Katherine Rodríguez, fue Marina la pretendida por Manolios y John, ahora en un rol alejado de la danza clásica, demuestra que puede enfrentar magníficamente, roles clásicos, modernos y de carácter, pues con naturalidad transitó, mediante su espléndida técnica, desde la muchacha un tanto sometida por los intentos de Manolios, hasta la muchacha deslumbrada ante el desconocido y cortés John.
Carlos Aracena, fue un Manolios desfachatado en su machismo, demostrando claramente sus celos ante la aparición del extranjero, bailó con arrojo, demostrando técnica y gran estado físico, sin duda, es de las figuras emergentes , al que auguramos gran éxito.
Madame Hortense (María Dolores Salazar),en la fingida boda con Zorba. foto Patricio Melo
María Dolores Salazar, fue una conmovedora Madame Hortense, llenando el escenario en sus escenas, sin estereotipo alguno, encarnó a la prostituta entrada en años, que sueña con un pasado que trata de retener, emocionantes fueron sus escenas, del falso matrimonio con Zorba, y la de su muerte.
Una coreografía que envuelve al público,la que exige al máximo tanto de los solistas, como del cuerpo de baile, que demostró en cada escena colectiva, disciplina y espíritu de cuerpo, razón por la que enciende al público, que exige varias repeticiones de emblemático baile final, incluido el hipnótico Sirtaki con que concluye la coreografía de Lorca Massine, en la que el público, como si fuera una fiesta, solo dejó de ovacionar porque cerraron las cortinas.
Zorba (Rodrigo Guzmán) y sus amigos. foto Patricio Melo
Gilberto Ponce (CCA)