ATTILA EN EL CICLO ESTELAR.

ATTILA VERSIÓN ESTELAR. (Última función)

El segundo elenco de la ópera Attila de Giuseppe Verdi, fue una muestra del nivel artístico logrado por el Teatro Municipal en los últimos años, lo decimos porque los solistas de ambos elencos, darían un gran prestigio a cualquier teatro.

Al igual que en la función llamada internacional, la parte musical, tanto como escenografía, iluminación y vestuario, sobrepasan largamente la gran cantidad de incoherencias de la régie, podemos afirmarlo al haber tenido la oportunidad de presenciar más de dos funciones, quedando estas en mayor evidencia.

Uldino (Juan Pablo Dupré), Attila (In-Sung Sim), Odabella (Mónica Ferracani), Foresto (Pedro Espinoza) y el Coro en una de las escenas más hermosas. foto Marcela Poch

Curro Carreres régie, tuvo la fortuna de contar con un equipo que logró disimular con sus hermosas propuestas muchas de las arbitrariedades de su dirección de escena.

Una vez más, factor fundamental en el éxito, fue la dirección orquestal de Alberto Hold-Garrido, quien supo extraer lo mejor de la partitura, haciendo un todo coherente y musical.

Aún más, no creemos equivocarnos al plantear que la batuta toma tempos sutilmente diferentes, para aprovechar mejor las características de los cantantes, a manera de ejemplo, la plástica musicalidad al acompañar a In-Sung Sim (Attila)y a Mónica Ferracani (Odabella), que poseen una lírica línea de canto, al revés acentuó la fuerza en Rodolfo Giugliani (Ezio), que se aviene mejor a las características de su voz.

Attila y Ezio en tratativas con la mesa de billar detrás de ellos. foto Marcela Poch

Estas apreciaciones no descalifican en nada sus otros enfoques, más bien destacan su inteligencia para adecuar su dirección de acuerdo a los cantantes con que cuenta.

Otro detalle no menor es la adhesión que logra de los músicos, que siguen concienzudamente cada uno de sus sobrios gestos, por ello es que la Orquesta Filarmónica de Santiago brilló con luces propias en ambos elencos.

Odabella, con la espada de Attila. foto Marcela Poch

Una vez más dejamos constancia, del placer que provoca escuchar y ver el desempeño del Coro del Teatro Municipal (Dir. Jorge Klastornick), porque a su admirable desempeño vocal agregan prestancia en actuación.

Odabella (Mónica Ferracani y Foresto (Pedro Espinoza). foto Marcela Poch

In-Sung Sim el bajo coreano fue Attila, lució su hermoso y parejo material vocal, pues posee un timbre que no cambia de color en toda la extensión de la tesitura, este se complementa con un gran caudal de voz; siendo además es un excelente actor, de desplazamientos seguros, interactuando constantemente con los otros protagonistas; estas razones le valieron atronadores aplausos al final de la presentación.

Foresto, Uldino y Ezio conspirando. foto Marcela Poch

La soprano argentina Mónica Ferracani fue un gran descubrimiento, a su espléndida figura y prestancia en actuación, agrega su poderoso y bello timbre, de sólidos forte y bellísimos piano, y una extraordinaria sensibilidad al cantar, con la que logró emocionar en varias de sus intervenciones.

Pensamos que las autoridades del teatro, deberían considerarla en futuros programas, por ahora el público le brindó una enorme ovación, reconociendo su espléndido desempeño.

Ezio y Attila. foto Marcela Poch

El tenor chileno Pedro Espinoza cantó como Foresto, su actuación estuvo alejada de otras brillantes presentaciones que le hemos visto; cantó con voz muy irregular, a veces brillante, en otras opaca, también en forma casi nasal, esta variabilidad le significó desajustes de afinación en algunos de los concertados con otros solistas, a favor estuvo sus dúos con Odabella musical y afiatado, y su prestancia como actor.

Ezio (Rodolfo Giugliani) y la bandera italiana. foto Marcela Poch

El barítono brasilero Rodolfo Giugliani, puso su estupenda voz al rol de Ezio, es muy seguro, musical y de estupenda afinación, solo nos habría gustado que hubiese tenido mayor presencia escénica, pues a veces parece demasiado conciente de estar actuando; su dúo con Attila fue de gran nivel, pero en la escena con la absurda y enorme bandera italiana, se le vio muy incómodo.

Juan Pablo Dupré que cantó Uldino, en esta última función –él cantó en los dos elencos-, lo hizo con muy hermoso timbre, poderosa voz, musicalidad y notable actuación.

El breve papel del papa León, fue cantado por Carlos Guzmán con su profesionalismo acostumbrado.

El público reaccionó con sorpresa frente al desconcertante final, pero fue capaz de valorar el estupendo desempeño de todo el elenco, ovacionando largamente a los artistas al finalizar la función.

Gilberto Ponce. (CCA)

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