APERTURA DE LA TEMPORADA LÍRICA 2023 EN EL MUNICIPAL.

               CARMEN ABRE LA TEMPORADA DE ÓPERA 2023.

Ante un atestado Teatro Municipal de Santiago, Carmen la celebérrima partitura de Georges Bizet, inauguró la Temporada de Ópera 2023, al parecer el público, estaba ansioso de volver al coliseo de Agustinas, para presenciar una de sus óperas favoritas.

Las atronadoras y muy largas ovaciones, que se prodigaron, al finalizar las funciones de ambos elencos, le dieron la razón, a la dirección del teatro, al programar esta producción. En tiempos tan revueltos y confusos, como los que se están viviendo, la gente ansía sumergirse, en ese remanso que ofrecen las artes.

      Carmen (Natalia Kutateladze) cantando la Habanera. Elenco 1 foto Patricio Melo

Creemos que a pesar de algunas objeciones, que nos provocó la producción, sin duda, la suma de valores se impone. Esta fue responsabilidad de Rodrigo Navarrete, en la dirección escénica, Ramón López, en escenografía e iluminación, Loreto Monsalve vestuario y Lorena Peñailillo a cargo de los movimientos coreográficos.

Roberto Rizzi Brignoli, dirigió a la Filarmónica de Santiago, Jorge Klastornick el Coro del Teatro Municipal y Cecilia Barrientos el Coro de niñas y niños Mawünko.

La producción, según se señaló, se ambientó en los años 90, no obstante, el vestuario y peinado femeninos, abarcó un espacio de tiempo mucho mayor, y en el caso del vestuario femenino, al menos en el primer acto, no sabemos porqué se resaltó una tendencia al feísmo, que no se condice con la estética de esos años, afortunadamente se introdujeron algunos cambios en su desarrollo, los que concluyeron exitosamente en el cuarto acto, con su vestuario, marcado por el rojo de la sangre y la muerte, acentuando la tragedia.

Carmen (Natalia Kutateladze), seduce a Don José (Galeano Salas) foto Patricio Melo

En la escena de la Taberna de Lillas Pastia, se optó por una gran diversidad, tal vez para resaltar lo cosmopolita de una taberna sevillana de los 90, con algo de café con piernas, un par de travestis, un cowboy, un garzón a pecho descubierto, lo que, a nuestro parecer, tal particular diversidad fue un tanto excesiva, ya que además debemos sumar los “bailaores” y parroquianos.

Relativo a lo anterior, las coreografías de Lorena Peñailillo, las encontramos acertadas y adecuadas al espacio con el que contaron, y fueron en estilo y carácter.

Escamillo (Artur Janda) ingresa a la Taberna de Lillas Pastia. foto Patricio Melo

La escenografía de Ramón López, es más bien conceptual, con un esquema austero de paneles y escalas, sobre el que se agregan o quitan elementos, que con el auxilio de la iluminación del mismo Ramón López, estructuran las diversas escenas; destacaremos los cambios lumínicos, que acentuaron su dramatismo; como cuando Carmen conoce a Don José y otro en la escena de las cartas, cuando Carmen presagia su muerte.

Ya mencionamos el brillante acto final, en las afueras de la Plaza de Toros, de envolvente rojo, resaltado por un lienzo, que cruza el escenario sobre todos los intérpretes, el que incluyó activistas, en contra de las corridas de toros.

Carmen (Evelyn Ramírez) y bailaores en la taberna. elenco 2 foto Patricio Melo

Agreguemos algunos detalles, de la dirección de escena, de Rodrigo Navarrete, quien una vez más, se muestra puntilloso en detalles, pues cada miembro del coro y los figurantes, tienen marcadas acciones específicas, tanto en la plazuela del primer acto, incluido el cambio de guardia, como en la Taberna, o bien en la ahora, bodega de acopio de los contrabandistas.

Señalemos que, en esta versión, Carmen es asesinada de un balazo, y que durante las frase finales de Don José, ella agónica saca una pistola apuntándole, para dejarnos en la duda, si muere antes de disparar, o se arrepiente de ello, pues aún lo ama.

Como vemos, una puesta en escena innovadora, con indudables aciertos, que se enfrentan a elementos provocadores, pero que en resumen logran entusiasmar totalmente a los asistentes.

Carmen (Evelyn Ramírez) y Escamillo (Javier Weibel), ingresan a las puertas de la Plaza de Toros, siendo también recibidos por activistas animalistas. foto Patricio Melo

La orquesta, dirigida por Rizzi Brignoli, cumplió una brillante tarea (en ambos elencos), afinación, bello sonido, mientras la batuta, fue sensible en seguir tanto a los cantantes, como manejando escenas complejas, como la pelea de las cigarreras, la Taberna y la escena grupal del acto final, una vez más, la orquesta fue cómplice, de lo que ocurría en el escenario, en particular acentuando las escenas más dramáticas; con justicia Rizzi Brignoli y sus músicos fueron ovacionados al final de las funciones.

Una vez más, el Coro del Teatro Municipal, de Jorge Klastornick, maravilló en lo vocal, fueron expresivos y muy certeros en las complejidades, y como además son espléndidos actores, el público les adora, ovacionándolos en el saludo final, al que acudió junto con Klastornick, su subdirector Alejandro Reyes.

       Escamillo (Javier Weibel) haciendo su entrada a la taberna. foto Patricio Melo

Muy bien preparado en lo vocal y muy entusiasta en actuación el Coro Mawünko de niñas y niños que conduce Cecilia Barrientos, quien ya debería incorporar, más niños en el, son solo dos..

PRIMER ELENCO.

La mezzosoprano georgiana Natalia Kutateladze, fue una Carmen sensual, con marcados toques de erotismo, recordemos que ella es una gitana sin prejuicios, que se siente muy libre de hacer y amar a quien le plazca; la solista tiene una esbelta y hermosa figura, a la que no le favoreció mayormente su vestuario.

Posee una voz hermosa de amplio registro, y su canto es expresivo, sus arias fueron de gran nivel, y su interacción con Don José, fue intensa y siempre cuidadosa, pues el volumen de este, no es muy grande, mientras que, su canto con el cuarteto y otros solistas, confirma su calidad vocal y como actriz de primer nivel, su escena final fue de enorme dramatismo.

Escena acto final, el Coro Mawünko y personajes en la Plaza de Toros. foto Patricio Melo

El tenor mexicano Galeano Salas, fue un Don José que dramáticamente evoluciona, desde el relativo ingenuo, que al inicio ama a Micaela, hasta encenderse al conocer a Carmen, en una pasión repleta de celos, pues razones no le faltan, que se debate entre su ingenuo amor por Micaela, y el filial por su madre, mezclado a su pulsión por Carmen, mostrándose como estupendo actor, con su hermosa voz, la que sin ser muy poderosa, asume exitosamente todos los desafíos vocales de su rol; conmovió fuertemente su escena final. Sus arias y dúos con Carmen y Micaela, le hicieron triunfar ampliamente.

Don José (Galeano Salas) amenaza a Carmen (Natalia Katuteladze) foto Patricio Melo

Micaela fue la soprano Alexandra Razkazoff, papel en el que triunfó ampliamente, logrando convencer como la ingenua campesina, que llega a Sevilla a comunicar la próxima muerte, de la madre de Don José, a pesar de su insulso vestuario, conmocionó al público con sus arias, donde exhibió todo su hermoso caudal vocal, que manejó con gran expresividad.

Micaela (Alexandra Razkazoff) y Don José (Galeano Salas) foto Patricio Melo

Artur Janda, bajo/barítono polaco asumió como el torero Escamillo, de una presencia escénica más bien austera, pero efectiva, logró perfilar bien su personaje. Sin poseer un timbre que cautive de inmediato, maneja muy bien su material vocal, y acierta muy bien en su personaje, por ello fue muy aplaudido en su aria, del toreador.

Frasquita, Mercedes, el Remendado y el Dancairo, los amigos de Carmen, fueron asumidos por un estupendo cuarteto de voces nacionales, ellos fueron, Vanessa Rojas, soprano, Gabriela Gómez, mezzosoprano, Gonzalo Quinchahual, tenor y el barítono Patricio Sabaté, vocalmente brillantes, su cuarteto en la Taberna, fue apabullante en perfección, la forma de interactuar vocalmente, fue un goce de escuchar, y si a ello sumamos su actuación, se merecieron la ovación que recibieron.

Micaela (Paulina González) y Don José (Andrés Presno), foto Patricio Melo

Jaime Mondaca, bajo/barítono e Ismael Correa, barítono fueron Zúñiga y Morales, teniente y sargento respectivamente, lo hicieron con gran profesionalismo tanto en lo vocal, como en actuación.

SEGUNDO ELENCO.

Con satisfacción podemos decir, que la calidad de los cantantes nacionales, ha venido incrementándose sin cesar, desde hace ya unos cuantos años, sin duda es producto de una formación, entregada por excelentes maestros, los que han logrado ubicar en posiciones expectantes, a cantantes chilenos en el extranjero, por ello es que, ya no resulta novedoso encontrar elencos de gran nivel, en las producciones de ópera.

Decimos lo anterior, luego de presenciar Carmen, en el que el segundo elenco, contaba solo con el tenor uruguayo Andrés Presno, y recordando los comprimarios del primero, donde los nacionales brillaron.

Evelyn Ramírez, que hace nueve años debutó en rol, en el Municipal, volvió a encarnar a la gitana, por supuesto que con su profesionalismo acostumbrado, el rol lo tiene internalizado, no solo en lo vocal, pues en lo actoral, ella es, Carmen.

En este caso, gitana es sensual, y lo erótico solo se insinúa (interesante la libertad que otorga la dirección de escena), bastante desfachatada al comienzo, evolucionando hacia una mujer que parece descubrir el amor, para luego furiosa al no soportar duda alguna en Don José, para luego y finalmente enfrentar con arrojo, la muerte, antes predicha por las cartas.

Carmen (Evelyn Ramírez) y Don José (Andrés Presno). foto Patricio Melo

Mientras tanto, ha bailado y tocado castañuelas en la Taberna. Fue vocalmente impecable, haciendo gala de su hermoso y expresivo timbre de mezzosoprano, coqueteando con Don José en su baile conquista, luego con Escamillo; exquisita fue su Habanera, como dramática en la premonición de las cartas, para luego, fuerte y desgarradora en la escena final.

Andrés Presno  tenor, asumió como un sólido Don José, su brillante timbre y expresiva voz, le hizo triunfar en sus arias, mientras que, sus dúos con Carmen y Micaela fueron sólidamente expresivos, interactuó muy bien con el cuarteto, y en su escena final, logró conmover fuertemente, como el buen actor que es.

Carmen (Evelyn Ramírez) y los bailaores. foto Patricio Melo

La soprano Paulina González, convenció plenamente como Micaela, manejó diestramente su hermosa voz, tanto en sus sólidos forte, como en algunos bellos piano, siempre expresivos, razón por la que sus arias, lograron ovaciones.

Para nadie fue una sorpresa, el que Javier Weibel, triunfara como Escamillo, su bello y sólido timbre, le calza perfecto como Escamillo, y con sus condiciones actorales, le hacen crear un personaje significativo, que hasta de da el lujo, de jugar con la capa de torero, como si en verdad lo fuera.

Carmen (Evelyn Ramírez) provoca a Zúñiga (Francisco Salgado) foto Patricio Melo

El cuarteto de amigos de Carmen: Frasquita, Mercedes, Remendado y Dancairo, lo asumieron Andrea Aguilar, Camila Aguilera, Pablo Ortiz y Rodrigo Quinteros, en muy buena forma en lo vocal y gran soltura en actuación, cosechando gran éxito en la escena de la Taberna.

Francisco Salgado y Cristián Lorca fueron el teniente Zúñiga y el sargento Morales, con propiedad en lo vocal y en lo actoral.

Dos funciones, con el Municipal atestado de un público ansioso, que al final ovacionó ruidosamente a ambos elencos, dando así una brillante partida a la Temporada de Ópera 2023.

Gilberto Ponce (CCA)

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