VERSIÓN ESTELAR DE LA ÓPERA ALCINA DE HAENDEL. (ÚLTIMA FUNCIÓN)
En una puesta en escena modernista y trasgresora, pero al mismo tiempo de un barroquismo a veces apabullante de Marcelo Lombardero, cuyo análisis general desarrollamos para la versión internacional. Ahora nos corresponde comentar el llamado “elenco estelar” que protagonizó la bellísima ópera “Alcina” de Georg Friedrich Haendel cuyo estreno conmovió el mundo musical de la capital.
En esta versión Eduardo Browne joven y destacado director nacional estuvo en el podio, su trabajo solo puede ser catalogado del más alto nivel, pues no solo condujo a la orquesta, coro y solistas en un estupendo estilo, también fue capaz de “acompañar” en las extremas dificultades a varios de los cantantes, quienes no poseen una gran experiencia en este tipo de repertorio, como al ceder en algunos momentos el “tempo” en las complejas coloraturas, esto redundó en un resultado redondo de gran calidad.
Su actuación le coloca en posición expectante ante desafíos mayores en el campo de la ópera, algo que debieran considerar las autoridades artísticas.
En líneas generales la extensa primera parte –se unieron los dos primeros actos- terminó por agotar a alguno de sus intérpretes, lo que disminuyó algo la tensión dramática, lográndose luego en la segunda un rendimiento óptimo, que terminó por conquistar a los espectadores que no escatimaron sus ovaciones al finalizar la función.
En el enorme rol protagónico de “Alcina” cantó la soprano chilena Daniela Ezquerra, si bien su desempeño fue de alto nivel, con momentos notables como su aria “Ombra palida”, creemos que su voz no es la más adecuada para este rol, algunas coloraturas le resultaron excesivas. Con el talento que posee, pensamos además que debiera desarrollar su expresión corporal, que es poco convincente.
La mezzosoprano peruana Josefina Brivio cantó con solvencia el papel de Ruggiero, tiene un material bastante hermoso que se acomoda al estilo, su estupenda aria final consiguió ovaciones del público.
Estadounidense es la hermosa Kirsten Sollek que cantó Bradamante, a sus notables condiciones vocales suma una actuación muy convincente.
Una verdadera revelación fue la chilena Pamela Flores encarnando el papel de Morgana, mostró estilo hermosa voz y presencia escénica, podemos decir sin temor a equivocarnos que su actuación fue impecable, transitando por todos los variados estados emocionales de su personaje.
La soprano chilena Marcela González cantó como Oberto, tiene un material vocal en pleno desarrollo que deparará grandes sorpresas, su última aria por el alto nivel lo confirma, eso si debe perfeccionar su actuación.
Con gran seguridad vocal y con su reconocido desplante escénico, canto el papel de Melisso el notable barítono chileno Patricio Sabaté, el tenor estadounidense Andrew Bidlack de poderosa voz e histriónica actuación dio vida a Oronte, digno de alabar fue su canto en aquellas arias donde es seducido primero por Morgana, y luego por tres ardientes damas mientras canta “Un momento de placer”, por lo convincente de la seducción.
El Coro del Teatro Municipal (dir. Joreg Klastornick) en la plenitud de sus condiciones.
El resultado final no puede ser más halagador, pues este elenco demostró que en nuestro país existen solistas que mezclados con cantantes extranjeros pueden enfrentar la ópera en los más diversos estilos, lo que abre enormes posibilidades la lírica nacional.
Gilberto Ponce (CCA)