AIDA EN VERSIÓN ESTELAR.
En la puesta en escena que ya comentamos, se estrenó la versión estelar de la ópera Aída de Giuseppe Verdi.
Ópera que por su monumentalidad, es un desafío para cualquier teatro, y que siempre en nuestro pequeño Teatro Municipal, se ha presentado de la forma más digna, superando con creces, las dificultades de las dimensiones del escenario.
La presente puesta en escena, mantiene esa dignidad, pero introduce una variable, poco esperable para el drama egipcio; el sol que es omnipresente en esa cultura, en esta ocasión está prácticamente ausente por completo, predominando el color negro, que en no pocas ocasiones, llega a ser opresivo.
A lo anterior, ya destacamos varias “originalidades” en esta extrapolación temporal; no deja de ser curioso, el observar a la esclavas de Amneris, vestidas elegantemente, en trajes imperio, bebiendo champaña, no reiteraremos otras que detallamos en el comentario anterior.
La dirección orquestal, estuvo en manos del joven director chileno Pedro Pablo Prudencio, quien dio muestras una vez más, de su enorme musicalidad, depositando confianza plena, en sus músicos y cantantes, en un discurso, que estuvo a punto de ser peligroso, debido a que en las grandes escenas, no siempre se comprendió la intencionalidad de su gesto, produciéndose pequeños y breves desajustes de tempo, que Prudencio, se apresuró a corregir.
Su concepto claro de la obra, se transmitió a la orquesta, que siguió cada una de sus indicaciones dinámicas o de expresión.
El rol de Aída lo cantó Elisabeth Meister, derrochando musicalidad, mostrando una línea de canto hermosa y expresiva, sus forte son poderosos, y de gran belleza sus pianísimo, sumando a lo anterior una actuación muy convincente, aspectos que la hicieron triunfar ampliamente.
Recordamos; su “Ritorna vincitor” en la que reflejó toda la ambigüedad de sentimientos del aria, algo similar ocurrió con: “O patria mía” simplemente conmovedora, así como su acto tres, que debe mostrar grandes ambivalencias, y la escena final.
José Azocar fue Radamés, si bien podemos decir que su desempeño fue de gran nivel, mostrando bellos y sólidos forte, en otras partes, que no representan mayor dificultad, algo pasó en el apoyo, que su afinación no fue exacta, en contrario, en la función que comentamos (sábado 5) su primera y clásica aria «Celeste Aída», arrancó calurosos aplausos, su tercer acto fue estupendo, al igual que en la escena final, en su dúo con Aída.
Poderosa en lo vocal, y con estupenda escena, se mostró Anna Victorova como Amneris la hija del Faraón, su peso vocal la hizo dueña del papel, perfilándose perversa en la escena con Aída del acto uno y desgarradora en la escena del juicio.
Manuel Álvarez, fue muy débil como Amonasro, tanto en lo vocal, y en actuación, fue poco convincente.
Prestancia como actor, y poder vocal exhibió Homero Pérez-Miranda como Ramfis; bastante correcto Carlos Eduardo Marcos como El Rey, mientras que, excelente fue el juvenil Leonardo Navarro, como el Mensajero. Sonia Vásquez estuvo sólida como Sacerdotisa.
El Coro del Teatro Municipal, en la excelencia acostumbrada, tanto como la orquesta, en una de sus grandes jornadas.
Un cierre de Temporada, que a pesar de algunas objeciones, provocó la satisfacción del público, debido al alto nivel musical mostrado por el elenco.
Gilberto Ponce. (CCA)
estoy de acuerdo en casi todo, aunque creo que la amneris de Anna Victorova fue demasiado asopranada. el falto peso y cuerpo en las notas graves, que son indispensables en este papel