LA ORQUESTA FILARMÓNICA INAUGURA TEMPORADA 2024.
En el Teatro Municipal de Santiago, el jueves recién pasado, La Orquesta Filarmónica de Santiago, ofreció el primer concierto de su Temporada 2024, ante un público que llenó la sala de Agustinas, ocasión en que el conjunto ofreció un programa que consultó, solo compositores alemanes, bajo la dirección de su titular Roberto Rizzi Brignoli.
El director Roberto Rizzi Brignoli, durante el concierto. foto Patricio Melo
El estupendo estado, en que se encuentra la orquesta, quedó en evidencia, ya en la primera obra del programa, la obertura de la ópera Tannhäuser, de Richard Wagner, que desde la solemne entrada de bronces y maderas del comienzo, anticipó la esencia del carácter de la partitura.
Rizzi Brignoli, jugó con destreza en los juegos dinámicos, que acentuaron la expresividad general, un quiebre preciso, se produjo en la sección de la Bacanal en la corte de Venus, con secciones que resaltaron su sensualidad, la que al finalizar, retoma el canto de los Peregrinos, que conduce a la apoteosis final, donde los bronces tienen un rol fundamental, y creemos preciso destacar, que el rendimiento de cada integrante, así como el todas las familias, fue de excelencia, lo que provocó una eufórica reacción del público, ante una obra, que posee grandes exigencias técnicas y de expresividad.
Referirse a Las cuatro últimas canciones de Richard Strauss, es hablar de un verdadero testamento, que sintetiza, las mejores características de sus potencialidades como compositor, pero aún más, es como una serena despedida, que acepta el destino, que está por llegar; la última frase con la que concluye el ciclo: ¿es esto quizás la muerte? explique mejor el sentido, a que me quiero referir.
La soprano Yaritza Véliz, el director Roberto Rizzi Brignoli, interpretando Strauss. foto Patricio Melo
Los textos de las tres primeras, pertenecen a Hermann Hesse («Primavera»,» Septiembre» y «Al irme a dormir»), mientras que la última “En el Ocaso”, pertenece a Joseph von Eichendorff, plasmando cada una de ellas fuertemente el sentido de los poemas, tanto como exquisitas alusiones descriptivas, para ello Strauss propone una gran orquesta, que permita expresar todas esas descripciones, tanto como sus sugerencias emocionales; no es una obra fácil para nadie, ni para la solista, ni el director, así como para los músicos, cuyas a veces breves frases, son fundamentales para conseguir una lograda versión.
Yaritza Véliz, Roberto Rizzi Brignoli y la Filarmónica interpretando Strauss. foto Patricio Melo
Yaritza Véliz, la joven y ascendente soprano chilena, estuvo a cargo de la compleja parte, y no dudamos en considerar, que su versión fue de una honestidad enorme, haciendo gala de su bellísima voz y amplio registro, exhibiendo un manejo dinámico de la mejor factura, hermosos pianíssimo, sólidos y hermosos forte, siempre expresiva fundiéndose perfecta y musicalmente con la orquesta; no olvidemos que Strauss, además fue un extraordinario director, por lo que conocía y sabía muy bien, lo que que quería en cuanto a timbres y colores.
Pensamos que la soprano, obtuvo sus mayores logros en la primera, tercera y última canción, pero, no se entienda que desmerecemos la otra, y en términos generales, creemos que su versión, como es lógico, corresponde, a su juventud, tiende más a lo emocional, que a lo reflexivo; por supuesto es sabido que, cada intérprete, lo hace de acuerdo a la madurez propia, de la edad en que la canta, Yaritza, tiene un largo camino por recorrer, el que auguramos muy exitoso, por ello es inoficioso realizar comparaciones, con cantantes que grabaron la obra en plena madurez, y luego de haberla trabajado durante años. El público reconoció el gran trabajo de la solista, premiándola con una enorme ovación.
Yaritza Véliz, agradece las ovaciones del público, al finalizar su versión de Strauss. foto Patricio Melo
Rizzi Brignoli, fue un estupendo acompañante, y los empastes, entre la voz e instrumentos, fueron de gran musicalidad y perfección, la orquesta le respondió a todas sus exigencias, debiendo destacarse, la participación de todos los instrumentos solistas, director y músicos también recibieron, el más entusiasta reconocimiento de los presentes.
La celebérrima Sinfonía N.º 3 en Mi bemol mayor, llamada Heroica, de Ludwig van Beethoven concluyó la exitosa velada, versión que se destacó por su perfección sonora, con una maciza intervención de la Filarmónica, que bajo las indicaciones de Rizzi Brignoli, abordó una partitura, que no por el hecho de ser muy interpretada, deja de presentar sus dificultades.
De sus cuatro movimientos, pensamos que desde el segundo, la Marcha fúnebre, la versión tomó un vuelo notable; al primero de ellos, en nuestra percepción, le faltó mayor unidad, con secciones muy bien tocadas, pero en general poco unitario.
La Marcha fúnebre, su segundo movimiento, se inició con una conmovedora entrada de las cuerdas, con carácter sereno, pero dolido, el héroe del primer movimiento, ha muerto y la humanidad toda le acompaña, entre preguntas y aceptación de lo inevitable.
Lujo de fraseos e intencionalidades, la sección a la manera de una fuga, de una intensidad emocional enorme, el clímax que antecede al final, con esa especie de coral, a cargo de los bronces, del cual algunos dicen que Beethoven alude, a las trompetas del Juicio final, fue estremecedor, para luego, quedamente finalizar en la quietud del descanso.
De la nada aparecen las cuerdas, en el tercero, de carácter jubiloso, aquí Rizzi Brignoli hizo lujos de contrastes dinámicos y de carácter, el trío del movimiento, a cargo principalmente de los cornos, fue de exquisita belleza y musicalidad, con razón fueron ovacionados al final.
La explosión del cuarto al comienzo, anticipó la excelencia del resto, durante su desarrollo, las diversas familias instrumentales, rivalizaron en la perfección de la interpretación, articulaciones largas o cortas, pero siempre exactas y expresivas.
La Filarmónica de Santiago, durante la interpretación de la Heroica de Beethoven, foto Patricio Melo
A nadie extrañó, la explosión jubilosa de un público agradecido, ante una versión, que en muchos momentos conmovió profundamente, para una obra que que los públicos adoran, y que bien sabemos, abrió el camino hacia el Romanticismo.
Gilberto Ponce (CCA)