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«VIVA LA ÓPERA» TRIUNFA EN EL TEATRO BAQUEDANO.

                                 VIVA LA ÓPERA POR LA SINFÓNICA NACIONAL DE CHILE.

Para cerrar su Temporada de verano la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile, presentó en el Teatro Baquedano un interesante programa titulado “Viva la Ópera”, que bien pudo ser una simple recopilación de arias y coros de diversas óperas, pero inteligentemente se optó por hacer escenas de algunas de ellas, otorgándole una mayor unidad e interés a la propuesta en la que participaron cuatro solistas junto al Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile que dirige Juan Pablo Villarroel.

Creemos que si el maestro Saglimbeni fue el que concibió el programa, este fue el acierto que convirtió en un éxito este Viva la Ópera, que se dio en dos ciclos, nosotros asistimos al primer concierto del segundo en el que participaron la soprano Carolina García-Valentin, la mezzosoprano Francisca Muñoz, el tenor José Azocar y el bajo/ barítono Homero Pérez-Miranda y los Coros mencionados todos bajo la dirección del maestro Rodolfo Saglimbeni.

Se dio inicio con selecciones de la ópera Carmen de Georges Bizet con el energético Preludio, en el que tal vez debido a la velocidad, las articulaciones de los violines fueron poco claras, después en el tema de la muerte, donde los chelos son fundamentales, la afinación fue dubitativa posteriormente el rendimiento subió en forma importante, por ello el Coro de las cigarreras fue el primero de los éxitos, muy timbradas las voces femeninas y musicales los varones.

Francisca Muñoz cantando y bailando  la Canción Bohemia. foto Gloria Henríquez

De rojo intenso apareció Francisca Muñoz la mezzo a cantar la Habanera, lo hizo con gran voz y la sensualidad adecuada con una precisa semi actuación, que fue otro de los valores del concierto en todas las obras.

De gran belleza y musicalidad fue el instrumental Entreacto (Los dragones de Alacalá) que condujo a la emblemática Canción bohemia, que con baile incluido cantó expresivamente Francisca Muñoz, con gran voz en el registro alto y con ciertas dificultades en el registro bajo, no obstante fue ovacionada, luego con fuerza la orquesta introdujo la Canción del Toreador que junto al Coro cantó con entusiasmo y garra Homero Pérez-Miranda.

De Cavallería Rusticana vino la escena de la Plegaria, que se inició con ciertas dificultades de afinación en el inicio del coro, algo bien resuelto en el desarrollo, a lo que ayudó sin duda la participación muy expresiva de Carolina García-Valentin que con gran y hermosa voz interpretó la Plegaria, tal vez en algún momento fue un poco excesiva, pero dentro del sentido dramático general de la ópera de Pietro Mascagni.

Finalizó la primera parte con el final del acto II de Aída de Giuseppe Verdi para el Coro y la orquesta, con Marcha Triunfal incluida, con buen desempeño de los bronces, el Coro se mostró poderoso, pero esta parte exige mucho al coro masculino, que se mostró a gran distancia del femenino, creemos que tenores y bajos requieren un trabajo técnico vocal intensivo para lograr el rendimiento al que tenían acostumbrado al público.

Homero Pérez-Miranda interpretando al Barón Scarpia. foto Gloria Henríquez

La segunda parte se inició con una de las escenas más potentes de Tosca de Giacomo Puccini, el Te Deum ese monumental concertato para Bajo/barítono y Coro con el que finaliza el primer acto en el que Scarpia (Homero Pérez-Miranda) da cuenta de todo su libidinoso deseo por Tosca en medio de la celebración religiosa, aquí Pérez-Miranda mostró toda su capacidad como cantante y actor, pues debe sobreponerse a toda la orquesta y el Coro mientras canta “Tosca, haces que me olvide de Dios”. El Coro respondió estupendamente con gran expresividad, solo fue muy débil en las partes (rezos) hablados, por cierto no tienen experiencia en ello; el solista fue en justicia ovacionado.

Orquesta, solista  y Coros en fragmento de Carmen, dirige Rodolfo Saglimbeni foto Gloria Henríquez

Siguieron con tres partes de La Boheme del mismo Puccini, correspondientes al final del primer acto; escena y aria Che gelida manina, cantada espléndidamente por el tenor José Azocar, con voz firme muy timbrada y con la precisa expresividad, dando cuenta de su plena vigencia, después Carolina García-Valentin fue la ingenua joven en Si, mi chiamano Mimi con bella voz y controlado volumen, el que dio paso al dúo O suave fanciulla, que cautivó por su belleza y expresividad, por ello extrañó que el agudo final, ya fuera del escenario, fuese tan breve.

Carolina García-Valentin y José Azocar en dúo de La Boheme. foto Gloria Henríquez

Tres partes del comienzo de La Traviata de Giuseppe Verdi finalizaron la jornada, el Preludio al primer acto, cuyo pianissimo inicial fue un tanto inseguro, encaminándose perfectamente en el desarrollo, seguido de otro acierto, se tocó toda la parte anterior al Brindis, haciendo coherente su culminación, aquí participaron con gracia cómplice los cuatro solistas, en particular cuando lo repitieron pues el público ovacionaba sin pausa y con justicia a la orquesta, solistas y Coro, todos dirigidos magníficamente por el maestro Rodolfo Saglimbeni.

El Director, los cuatro solistas, la orquesta y los Coros agradeciendo las ovaciones. foto Gloria Henríquez

El público se retiró dichos de una gran jornada musical, que fue muy bien concebida y cuyas pequeñas imperfecciones seguramente serán corregidas entes que todos ellos cierren las Semanas musicales de Frutillar.

Gilberto Ponce (CCA)

 

 

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