ORQUESTA FILARMÓNICA DE SANTIAGO TERCER CONCIERTO 2025.
La Orquesta Filarmónica de Santiago esta celebrando sus 70 años de existencia, y por lo que se aprecia, lo están haciendo de la mejor forma, con total excelencia musical, ya que así calificamos los dos programas ya presentados, lamentablemente el segundo concierto debió ser cancelado, por un amago de incendio en el sistema eléctrico del escenario.
Este tercer programa comprendió solo dos obras muy contrastantes en estilo, permitiendo aquilatar en toda su dimensión la calidad de Evelino Pidó como director, así como la sobresaliente calidad de la Filarmónica y el Coro del Municipal, que abrumaron con la calidad de sus interpretaciones consiguiendo enormes ovaciones de parte de un público tan conmovido como maravillado con su presentación.
El concierto se inició con una exquisita versión de la Sinfonía N.º 45 de Franz Joseph Haydn, llamada “Los adioses”, en razón a que en el último movimiento y a amanera de protesta los músicos hacen abandono del escenario de a uno o dos, finalizando la obra con solo dos músicos y el director.
Se trataba de la orquesta del príncipe Esterházy quien tenía a los músicos sin sus merecidas vacaciones, para visitar a sus familias.
Con el acuerdo y complicidad del mismo Haydn, se realizó la singular protesta, que fue comprendida por el noble, quien ordenó que estos dieran inicio a sus vacaciones, la orquesta no era muy numerosa respondiendo al tamaño del salón del palacio del príncipe, por ello la Filarmónica tuvo en esta ocasión una formación de cámara.
La Filarmónica con Evelino Pidó interpretando la Sinfonía de Haydn. foto Juan Millán
La versión, la calificamos sin duda alguna de magnífica, tanto por la finura, elegancia y musicalidad, de afinación perfecta, y de cuidadosos fraseos y articulaciones, fueron sorprendentes los contrastes dinámicos de pianísimos alados y expresivos, sorprendente fue escuchar a los cornos tocando de esa manera.
Cada movimiento fue perfilado por Pidó con carácter y sentido dramático expresivo, manteniendo en vilo al público, y en el cuarto que incluye la protesta, los músicos se fueron retirando con diversos gestos del más fino humor, una vez concluida la versión los asistentes se manifestaron con larguísimas ovaciones, premiando la estupenda versión dirigida por Evelino Pidó, que había conseguido con sus músicos una verdadera joya.
La Filarmónica, los cuatro solistas y Coro del Municipal interpretando Rossini. foto Juan Millán
Una de las obras más hermosas de la literatura musical cerró el concierto, nos referimos al Stabat Mater de Gioachino Rossini, partitura de enormes dificultades para los cuatro solistas el coro y la orquesta, no solo son exigidas las voces en tesitura, pues incluye varias partes “a cappella” las que son extensas y complejas de afinar, mientras que la orquesta es exigida en expresividad y todo tipo de contrastes.
Evelino Pidó dirigiendo Rossini, a la izquierda Matías Moncada y Leonardo Sánchez, foto Juan Millán
Por supuesto las partes de los solistas responden al estilo del “bel canto”, mientras que las de coro con orquesta lo hacen más al espíritu romántico, debiendo ser riguroso el director para acentuar estas características, y en esta oportunidad estábamos frente a un experto reconocido a nivel internacional.
Evelino Pidó, logró una versión que combinó la fuerza evocadora de imágenes de las partes corales, con aquellas casi místicas de las secciones “piano”, logrando conmover en gran medida, mientras que a los solistas les impuso expresividad medida sin desbordes líricos, incluso en el aria del tenor hizo en “piano” los grandes agudos, que son un festín para muchos tenores, para él la música debe reflejar los textos como ocurrió en esta versión, reconcentrada en el inicio, angustiosamente dramática cuando alude al juicio final o con fuerza exultante en la sección final. Su forma de frasear en la orquesta y el coro para acentuar la expresividad fueron un soberbio logro.
Pero todo lo anterior, es posible lograrlo solo si se cuenta con una orquesta y un coro del calibre de la Filarmónica y el Coro del Municipal (Jorge Klastornick / Alejandro Reyes) y un grupo de solistas que sigue al pie de la letra sus indicaciones.
No en vano alguien comentó: “Parecía una grabación en su perfección”
Los solistas fueron la soprano María Kokareva que lo hizo con expresividad y con agudos firmes pero no estentóreos, fue estupenda en el dúo con la mezzo y muy bien integrada en el cuarteto “a cappella”.
La mezzosoprano fue Megan Moore que posee una bella y pareja voz en toda la tesitura, cantó su aria y dúo en forma notable siendo exquisita en el cuarteto. El tenor Leonardo Sánchez debió contener sus deseos de cantar con voz plena toda su gran aria, para hacerlo según las indicaciones del maestro Pidó, pero con notable expresividad y hermosa voz, insertándose plena y musicalmente en el cuarteto.
El bajo Matías Moncada cantó muy expresivamente con su bello y cálido timbre, mientras que su mayor logro lo encontramos en el “a cappella” con coro y como sustento en el cuarteto.
Megan Moore, María Kokareva, Evelino Pidó, Alejandro Reyes,Leonardo Sánchez, Matías Moncada agradecen junto a la Filarmónica de Santiago y el Coro del Municipal las ovaciones del público, foto Juan Millán
La Filarmónica de Santiago cumplió un trabajo de excepcional calidad, sonido hermoso en todas las familias, afinación impecable, con fraseos y articulaciones pertinentes a cada parte, exudando musicalidad; las cuerdas dulces o intensas, las maderas de bello y musical sonido, los bronces brillantes en los forte y sensibles en los piano, mención aparte merece el timbalista de una sensibilidad, musicalidad y precisión admirable, sin ningún entusiasmo excesivo.
El Coro del Municipal deslumbrante, con voces sólidas, cada cuerda muy timbrada vocalmente, al tiempo que sus forte fueron naturales nunca forzados y sus piano de una notable sensibilidad, cantando además completamente en el espíritu de cada una de las partes, y con afinación impecable en las secciones “a cappella”, la fuga del final la consideramos antológica, por ello la ovación que les brindó el público fue apabullante y merecida.
Sin duda entendiendo que cada uno de los intérpretes puso todo de su parte para el éxito de la obra, la mayor responsabilidad recae en el maestro Evelino Pidó, quien fue minucioso en cada detalle, para conseguir el suceso logrado en este Stabat Mater de Rossini, que sin duda se convertirá en referente en el futuro.
Gilberto Ponce (CCA)