MÚSICA A DOS BATUTAS CON LA SINFÓNICA Y LA BANDA SINFÓNICA DE LA FACH.
No resulta fácil escribir este comentario crítico, ante el singular programa que ofrecieron la Banda Sinfónica de la FACH y la Orquesta Sinfónica Nacional, en el concierto N.º 15 de la Temporada Sinfónica, pues este fue dirigido por los directores de ambos conjuntos y en todas las obras sus integrantes se mezclaron, incluyéndose además cuatro obras muy dispares entre si.
Pensamos que la idea de mezclar ambos conjuntos es bastante interesante, pero riesgosa pues sería necesario tener un tiempo más o menos prolongado de ensayos, para ajustar timbres y particularmente la afinación, que en demasiados momentos no fue precisa,
Debemos aclarar además que al parecer se aprovechó la estructura instrumental de la obra de Stravinsky, que no utiliza violines ni violas, incluso tampoco clarinetes, en la configuración del resto del programa con las obras de Puckett y Weill.
Miembros de la Sinfónica y de la Banda Sinfónica de la FACH durante el concierto foto Alejandra Fuenzalida
Lo anterior explica el porqué hubo tantas interrupciones entre las obras, con el objeto. de poder reordenar los atriles en el escenario.
En lo musical, el concierto se inició con “Fanfarria y tema en estilo americano”, del director y compositor de la Banda Sinfónica de la Fuerza Aérea del Chile, Fabrizzio De-Negri quien dirigió a la mezcla de músicos de ambos conjuntos.
Obra que alude a algunos famosos compositores, en la que se apreciaron contrastes de carácter en su fluido desarrollo, exultante al inicio con una sección más serena al centro para finalizar con una poderosa progresión dramática conclusiva, con gesto claro el maestro De-Negri condujo a los músicos en una partitura que entusiasmó mucho a los presentes quienes no dudaron en manifestar su agrado por ella, aplaudiendo calurosamente.
Fabrizzio De-Negri dirigiendo su Fanfarria y tema en estilo americano, foto Alejandra Fuenzalida
Luego vino en estreno para nuestro país de; “La sombra de Sirio” del estadounidense Joel Puckett, obra inspirada en unos poemas existencialistas de W.S. Merwin escrita para Flauta, vientos, arpa, piano, contrabajo y percusión, con una flauta en la platea y según nos dijeron dos más en la platea alta, cuyo efecto sonoro pasó desapercibido, la partitura es más bien un concertante para flauta y conjunto instrumental de carácter sereno que más bien crea ambientes y atmósferas, donde el solista, en este caso el talentoso y profesional Hernán Jara no es mayormente exigido, salvo en las “cadenzas” de cada uno de sus dos movimientos, y en el desarrollo muchas veces sus líneas melódicas se confunden con el resto de los instrumentos, no sabemos si el compositor lo quiso así, o bien el director, Rodolfo Saglimbeni, no manejó bien los balances sonoros. En todo caso por la amabilidad de la música y la interpretación de Jara esta fue muy bien recibida por el público.
Hernán Jara y el director Rodolfo Saglimbeni interpretando la obra de Puckett. foto Alejandra Fuenzalida
El programa continuó con una «Suite de la Ópera de los tres centavos», de Kurt Weill correspondiente a partes musicales de la famosa obra teatral de Bertolt Brecht, la que requiere de partes acompañadas por un pequeño conjunto instrumental, esta fue escrita por Weill y recrea en cierta medida la música de los cabaret alemanes, reflejando asimismo la decadencia de los barrios bajos y de la sociedad de ese tiempo en una ácida crítica social, es así que una de sus canciones se convirtió en éxito internacional, se trata de “La canción de Mackie el cuchillero”, por ello las grandes expectativas sobre cómo se enfrentaría esta suite, la que según el programa se trata de un arreglo del mismo Weill, para un conjunto de mayor cantidad de instrumentos, la que fue encargada por el famoso director Otto Klemperer.
A pesar de ello, este arreglo hace desaparecer muchas de las principales líneas melódicas, y aún más, se pierde el sentido popular que el original de esta música posee, el maestro Saglimbeni la dirigió consiguiendo solo una cortés respuesta de los asistentes.
El conjunto interpretando ls obra de Weill, incluidos un banjo y acordeón. foto Alejandra Fuenzalida
Concluyó el programa con la famosa “Sinfonía de los Salmos” de Igor Stravinsky, en la que participaron el Coro Sinfónico y la Camerata Vocal de la Universidad de Chile que dirige Juan Pablo Villarroel, en el epígrafe de la obra se lee “A la mayor Gloria de Dios y de la Sinfónica de Boston”, debido a que fue un encargo al compositor para celebrar el cincuentenario de de la orquesta.
La obra toma fragmentos de textos de tres Salmos del Antiguo Testamento, está escrita en latín, con alusiones al canto gregoriano en cuanto a lo silábico y con partes de cuidadosa polifonía contrapuntística, particularmente en la segunda parte con su doble fuga para la orquesta y el coro, en cuanto a estilo corresponde al período neoclásico del compositor. Una curiosidad de la obra es que alude de diversas maneras al Trino divino, uno de ellos es que la duración de los Salmos es de tres, seis y doce minutos, y en cuanto a estilo responde muy bien al de Stravinsky donde los quiebres rítmicos son claves.
Parte del Coro y Orquesta en Stravinsky. foto Alejandra Fuenzalida
La versión fue dirigida por el maestro Saglimbeni, y creemos que fue poco unitaria y su manejo de las progresiones fue muy débil, con poco énfasis en las pausas, con entradas del coro poco claras e inseguras, tal vez debido al gesto poco claro de la batuta, en particular en el tercer Salmo, del mismo modo pensamos que no se rescató el carácter místico de varias secciones.
En esta obra fueron más evidentes los problemas de afinación de los vientos y maderas, incluso en ciertos momentos del coro, del rendimiento de este último podemos decir que seguimos advirtiendo la falta de timbre de varias cuerdas y la debilidad de volumen de las cuerdas masculinas, los bajos casi inaudibles en el registro grave y los tenores con tendencia a gritar en los agudos, las sopranos siguen siendo el gran soporte del conjunto. Las mayores dificultades del grupo estuvieron en la compleja fuga del segundo Salmo.
Coro Sinfónico, Camerata Vocal y la Sinfónica y la Banda FACH dirigidos por Rodolfo Saglimbrni durante la interpretación de la Sinfonía de los Salmos de Igor Stravinsky. foto Alejandra Fuenzalida
Una versión que deja sabor a poco y que plantea un desafío al Coro, para volver a ser el referente que siempre ha sido entre los coros universitarios.
Gilberto Ponce (CCA)