FESTIVAL RUSO EN LA FILARMÓNICA.
El segundo programa de la Temporada 2012 de la Orquesta Filarmónica de Santiago, se centró en autores rusos, siendo responsables, precisamente de dos visitas rusas; Konstantin Chudovsky en la dirección y Konstantin Kaznacheev, solista en violín.
Chudovsky mostró una vez, su talento y musicalidad, que acompaña de un histrionismo, que a veces le juega en contra, aunque debemos reconocer que consigue, lo que se propone, contando para ello, con la más entusiasta respuesta de la orquesta.
El Preludio de la ópera Khovanshchina de Modest Mussorgsky, que inició el concierto, recibió una fina interpretación, sonido pulcro y hermoso de gran expresividad.
El arco dinámico y expresivo, propuesto por el director, consiguió que la versión fuera un notable acierto.
Luego, el joven violinista ruso Konstantin Kaznacheev, interpretó el ¨ Concierto en Re mayor, Op. 35 para violín y orquesta ¨ de Piotr Ilich Tchaikovsky, una de las obras más monumentales, que se hayan escrito para el instrumento; sus constantes desafíos técnicos, las exigencias expresivas, se aparejan con el perfecto diálogo, solista- orquesta, planteado por Tchaikovsky.
La interpretación fue de menos a más, siendo el primer movimiento, el más débil en Kaznacheev, particularmente irregular, los momentos brillantes con secciones de bello sonido, se mezclaron con algunas desafinaciones y sonido poco pulcro.
La hermosa introducción, siguió a diálogos perfectos entre el solista y la orquesta, dirigida de memoria por Chudovsky, no obstante esta sincronía se perdió en varios momentos, con pulsos desfasados.
La cadenza mostró las cualidades virtuosísticas del solista, además de su expresividad en glissandos y armónicos.
La Canzonetta, que corresponde al segundo movimiento, creemos que fue lo más logrado; emotiva, lírica, con perfectos diálogos entre los diversos instrumentos que interactúan con el violín, creando momentos de serena belleza.
En esta parte, fue perfecta la fusión entre solista y la orquesta dirigida por Chudovsky, luego, fue muy lograda la progresión hacia la transición conducente al tercer movimiento, allí Kaznacheev, mostró sus mejores atributos, gran manejo de los contrastes dinámicos, dulces o sólidos, con articulaciones y arcos de gran perfección, no obstante, y al parecer por la puntillosa gesticulación de Chudovsky, se produjeron, pequeños desfases de pulso con la orquesta.
En todo caso, el público reaccionó entusiastamente, reconociendo los valores de Konstantin Kaznacheev, y el gran trabajo de la orquesta.
El excelente momento, por el que está pasando la Orquesta Filarmónica de Santiago, quedó ratificado, con la estupenda versión de Scheherezade, el Poema Sinfónico de Nikolai Rimsky-Korsakov.
Una de sus características, fue la belleza del sonido orquestal, gran musicalidad, así como el altísimo rendimiento de cada uno de los instrumentistas que tienen partes a solo.
Chudovsky enfatizó los aspectos programáticos, resaltando timbres, creando colores, gran manejo de contrastes dinámicos y de carácter, logrando sacar a luz muchas frases de algunas familias, que complementan el discurso sinfónico.
No podemos obviar, el desempeño de la concertino de la orquesta Holly Huelskamp, sensible, muy afinado, incluso cambiando el carácter, en cada una de sus intervenciones.
El rendimiento por familias, fue del más alto nivel, estupendos los bronces, con recia sonoridad, solo anotamos, un pequeño desajuste de pulso, en el movimiento final, debido a la extrema velocidad que se le imprimió.
Maderas impecables, destacaremos al oboe, clarinete, flauta y fagot solistas. Certera y de gran musicalidad toda la Percusión.
Las cuerdas merecen un párrafo aparte, un solo cuerpo perfectamente diferenciado en timbres, fraseo impecable, afinación perfecta, sonido poderoso o dulce, está convertidas en un lujo.
Chudovsky, dibuja con sus gestos la música, y aunque a más de alguien, le puedan molestar sus ampulosos movimientos, es innegable, que consigue todo lo que se propone, pero más importante aún, es la comunicación que establece con los músicos, en ello radica, gran parte de éxito.
Sin duda, cuando acumule mayor madurez, sus gestos serán más sobrios; en la música, la gesticulación, grande o pequeña, no tiene sentido, si no produce ¨ música ¨ , en este caso, es indudable, que sí se produce, y en cantidad.
Gilberto Ponce. CCA
Que bueno leer una crítica de calidad en todos lo detalles,. Muy de acuerdo en todas sus apreciaciones, felicidades a usted y bravo Filarmónica de Santiago.
Gilberto:
Estuve el mismo día que tu (arriba en balcón).
En general coincido en tu comentario, y no hay dudas que la Filarmónica está despegando, y por cierto está logrando una hermosura de sonido innegable.
Chudovsky definitivamente es talentosísimo, aunque es cierto que su ampulosidad gestual a ratos desconcentra. Lo vi en los dos programas.
Pero lo que me molestó profundamente fue la debilidad del violinista que, siendo ruso, no estuvo a la altura de la obra, muy en especial en el primer movimiento, con desafinaciones GRAVES, frases caladas amén de un sonido crudo y no elaborado, digno de un principiante o de algún alumno medianamete aventajado de conservatorio. En todo caso, al menos logró contrapesar estas falenciasd con una acertada musicalidad (tenía buen gusto y no es objetable su aproximación estilística). Pero esto último no basta para un solista que se precie de tal, y en especial para la temporada de abono de la Filarmónica, donde han tenido sólidos referentes históricos, solamente desde los últimos 25 años (Gil Shaham con Valdés, Akiko Suwanai con Ötvös, Cho Liang Lin con R. Fischer, Shunsuke Sato con R. Fischer, etc.; y en la Sinfónica no olvidemos lo que hizo Krilov con del Pino y hace un año Xavier Inchausti con Nesterowicz, que fue notable). Sinceramente, puedo mencionar a 10 violinistas chilenos que habrían tocado mejor el Tchaikovsky que este señor ruso. Sinceramente, una gran caída en haberlo traído. Lo que sí disfruté mucho fue el acompañamiento de la Filarmónica y Chidovsky, a pesar de ciertos arrebatos y a ratos desfases con el mismo solista. En resumen, una visita lamentable y totalmente olvidable.
Te dejo un atento saludo,
Jaime Torres G.
De acuerdo casi en todo ,amí me molestó mucho la ampulosidad del director y su eterno desplazarse por el escenario(exagero un poco) saludos Elisa