ROMEO Y JULIETA TRIUNFA EN EL MUNICIPAL.

          VUELVE ROMEO Y JULIETA AL MUNICIPAL DE SANTIAGO.

El Teatro Municipal de Santiago, dio inicio a su Temporada de Ballet 2023, con la reposición de una de sus coreografías más exitosas, nos referimos a Romeo y Julieta, la inmortal tragedia de los amantes de Verona, que cuenta con la maravillosa música de Sergei Prokofiev, y en este caso con la coreografía de John Cranko.

La reposición estuvo bajo la supervisión de Marcia Haydée, quien además de haber sido directora de la compañía, fue una de las musas y divas del coreógrafo, que había sido invitada por Luis Ortigoza, su último director, recientemente renunciado.

              Parte de la Compañía en la Escena de la Plaza. foto Patricio Melo

Otro eje de atracción, era contar con la participación de Ludmila Pagliero, una de las solistas Estrella del Ballet de París, siempre con la hermosa escenografía pre renacentista y vestuario de Elizabeth Dalton y con la iluminación siempre certera de Ricardo Castro. Acompañados por la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por Pedro Pablo Prudencio.

El drama de Shakespeare, mezcla las tensiones generacionales, con la siempre presente rivalidad entre Montescos y Capuletos, el desenfado ostentoso y juvenil, junto a la magia del enamoramiento a primera vista de los protagonistas, escenas colectivas y otras de carácter íntimo.

Todo lo anterior, está muy bien expuesto tanto en la coreografía de Cranko, como en la música de Prokofiev, que es tan sugerente como concreta, logrando crear atmósferas de gran poesía. En este aspecto, destacaremos los dos mundos creados en la fiesta de los Capuleto, donde Julieta que debería comprometerse con el príncipe Paris, conoce y se enamora de Romeo Montesco, que se ha introducido furtivamente en la fiesta de sus enemigos.

Por un lado vemos el tumulto de la fiesta, y de pronto mágicamente los recién enamorados, quedan “solos” en sus primeros acercamientos, con los invitados en un plano secundario, nada de esto sería posible, sin la inteligente escenografía en dos planos de Dalton, que se funde con la sensible música, para de pronto todo volver a la realidad.

   Pas de Deux de Romeo (Emmanuel Vásquez) y Julieta (Ludmila Pagliero) foto P. Melo

Sin duda estos aspectos han sido decisivos, para el éxito de la coreografía de Cranko, que crea personajes llenos de humanidad, y no, estereotipos, como ocurre en otros trabajos coreográficos, que no obstante también son muy exitosos.

Solistas y cuerpo de baile, mostraron una vez más su estupenda preparación, no solo en lo técnico, pues no cabe duda la preparación, que reciben asimismo en actuación dramática, esto se evidencia en las diversas actividades y situaciones de las escenas festivas, como en las de reyerta en las plazas, así como en la fiesta, donde se aprecian multiplicidad de personajes.

Ludmila Pagliero, posee una técnica perfecta, es grácil en movimientos de brazos y muy segura en giros e interacciones con otros personajes, pero, a nuestro juicio, le falta naturalidad en la expresividad, recordemos, que Julieta es una adolescente, lábil y a veces impulsiva, y creemos que sus cambios de carácter, no resultaron siempre espontáneos, según supimos, la coreografía de Cranko, la bailaba por primera vez, por ello tal vez, a pesar de sus atributos, no alcanzó a internalizar el personaje. No obstante, el público reconoció todas sus virtudes, con grandes ovaciones.

      Julieta (Ludmila Pagliero) en la hermosa escena del balcón. foto Patricio Melo

Emmanuel Vásquez, fue Romeo, demostrando con creces, la madurez que ha alcanzado, es un partenaire perfecto, su técnica le es natural, y si a ello sumamos, sus condiciones dramático actorales, creemos que logró plenamente el perfil de Romeo, siendo festivo con sus amigos, cauteloso en la fiesta, espontáneamente maravillado ante Julieta, decidido en tratar de evitar la lucha entre las familias, creíble en sus escenas de amor y desolado el creer muerta a Julieta, para luego suicidarse; el público, no pudo escatimar sus ovaciones.

Mercucio, un rol de gran importancia y exigencia, tanto en lo técnico como en lo actoral, lo bailó estupendamente bien Lucas Alarcón, captando muy bien al lúdico, arrogante y festivo, que se se transforma al ser herido de muerte, logrando conmover fuertemente al público, que lo premió con grandes aplausos.

Muerte de Teobaldo (Carlos Aracena) y Lady Capuleto (M. Dolores Salazar) foto P. Melo

Esdras Hernández, fue un sólido Benvolio, acompañando en sus intrigas y aventuras a Romeo y Mercucio. Severo y arrogante fue Carlos Aracena, en su convincente papel de Teobaldo, tanto en las luchas a espadas, como en la escena donde muere a manos de Romeo.

Cristopher Montenegro, fue Paris, un tanto lejano, al conocer su compromiso por arreglo con Julieta, luego evolucionando con mayor interés hacia ella, para finalmente dolido ante su cuerpo en la cripta, con un gran trabajo técnico.

María Dolores Salazar, fue la arrogante Lady Capuleto, tanto frente a la corte, como a los sentimientos de Julieta, incluso casi distante ante la muerte de su hija, en contraste, se mostró desolada ante la muerte de Teobaldo.

                   Amigas de Julieta en el último acto. foto Patricio Melo

Lord Capuleto, Fray Lorenzo y el Duque de Verona, fueron encarnados con la prestancia necesaria por Miroslav Pejic, Cyril de Marval y Carlos Inostroza. Destacaremos a Luciano Cresto que realizó un encomiable trabajo como el Rey del Carnaval.

Los papeles de Rosalina y las Tres Gitanas, requieren de gracia, soltura, desfachatez y expresividad popular, en este sentido creemos que acertaron plena y convincentemente las sólidas; Montserrat López, María Lovero, Mariselba Silva y Laleska Seidel.

                   Julieta (Ludmila Pagliero) y su nodriza. foto Patricio Melo

Un rol fundamental tiene en este ballet, el acompañamiento instrumental, y una vez más la Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por Pedro Pablo Prudencio, cumplió espléndidamente su cometido, sonido sólido y hermoso, afinación impecable, contrastes dinámicos, fraseos y articulaciones coherentes, pero sobre todo en expresividad, tan necesaria en el desarrollo de toda la obra; el público, ovacionó tanto al director, como a cada uno de sus instrumentistas.

Una brillante presentación del Ballet de Santiago, en Romeo y Julieta, coreografía muy querida por el público, donde es preciso destacar el cariño enorme que el público demostró por Marcia Haydée, al saludar al final de la presentación.

Gilberto Ponce (CCA)

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