PERFECCIÓN CHECA.

TRIO GUARNIERI DE PRAGA EN LA BEETHOVEN.

El mundialmente famoso Trío Guarnieri de Praga, volvió una vez más a la Temporada Internacional de Conciertos Fernando Rosas, que organiza la Fundación Beethoven en el cómodo Teatro Municipal de Las Condes.

Trío Guarnieri de Praga. foto radio.cz
Trío Guarnieri de Praga, Cenek Pavlik, violín, Marel Jerie chelo y Iván Klansky piano. foto radio.cz

Convertidos en grandes favoritos del público chileno, en esta visita mostraron una vez más su eximia calidad, que convierte cada una de sus interpretaciones en verdaderas joyas para atesorar.

Al público le es indiferente el repertorio, pues sea el que sea, no le cabe duda que recibirá una soberbia interpretación, y de acuerdo a lo mismo, una vez más los asistentes salieron más que satisfechos de la velada que consultó obras de Beethoven, Bloch y Schubert.

Ludwig van Beetoven joven. foto venamimundo
Ludwig van Beetoven joven. foto venamimundo

Abrieron el programa con el Trío en Mi bemol mayor Op. 1 Nº 1 de Ludwig van Beethoven, obra que aún conserva la influencia de Haydn, pero en donde el compositor avanza en un concepto apenas usado antes, se trata de la independencia de cada instrumento, a la manera de establecer un diálogo igualitario, aunque siempre es evidente, que el compositor era básicamente un pianista, pues en no pocos pasajes, el piano conduce el discurso musical.

Trío Guarnieri. foto lanacion
Trío Guarnieri. foto lanacion

Con su acostumbrado afiatamiento, los visitantes manejaron contrastes y conceptos dinámicos, manteniendo un hilo conductor en la progresión dramático-dinámica, logrando ese delicado equilibrio entre el clasicismo más puro, mientras destacaban los elementos propios del Beethoven que vendrá; por ello destacaron finamente la preponderancia de cada instrumento, de acuerdo al fraseo propuesto por el autor.

Este fue el primero de los éxitos que cosecharon.

Ernst Bloch. foto wikimedia
Ernst Bloch. foto wikimedia

Luego se produjo un cambio de estilo, con su interpretación de los Tres Nocturnos del compositor suizo Ernst Bloch, obra inspirada en Hojas de Hierba del poeta estadounidense Walt Whitman.

No podemos dejar de señalar que Bloch, al igual que muchas otras de sus obras, utiliza melodías de origen hebreo, que le otorgan a su producción una característica muy particular; también diremos que la obra posee una fuerte carga programática, por ello resulta muy evocadora, y porqué no decirlo, bastante descriptiva.

La versión transitó desde lo íntimo a lo muy expresivo, por ello es que conmovieron fuertemente a los asistentes, que manifestaron estruendosamente su entusiasmo por la estupenda versión.

Franz Schubert. foto biography
Franz Schubert. foto biography

La segunda parte nos llevó al lírico y profundamente melancólico mundo de Franz Schubert, con una de sus obras más hermosas, nos referimos a su Trío en Mi bemol Nº 2 Op. 100, una de sus obras más populares, debido a la gran difusión de su segundo movimiento; el “andante con moto” que ha sido utilizado en varios Films.

Lo primero que destacaremos es el ajustado virtuosismo, siempre en estilo clásico-romántico, luego la sutil diferencia en la reexposición de algunos temas, algo muy necesario, pues Schubert agota las posibilidades expresivas, de cada uno de ellos.

En este trío, y refiriéndonos a la independencia de las voces, los intérpretes destacaron con extrema musicalidad los diferentes diálogos instrumentales, en los que, en muchos momentos, el chelo adquiere fuerte preponderancia.

La sensibilidad en la interpretación del andante, lo elevó a categorías poéticas, muchas veces comparable con las de un lied; aunque este fragmento ha sido escuchado muchas veces, se agradece escucharlo en la magnífica versión del Trío Guarnieri.

Trío Guarnieri. foto classictic
Trío Guarnieri. foto classictic

Los dos restantes, fueron marcados por la intensidad en emociones, tanto como en las de carácter, llevándoles a verdaderas cumbres expresivas, mediante el uso de contrastes de bellos pianissimo, como de robustos y musicales forte.

El público, les exigió dos encore, primero un expresivo adagio de Beethoven, y luego no podía faltar uno de los “Dumka” de su connacional Anton Dvorak.

Una visita, que el público agradecería volver a escuchar en próximas temporadas.

Gilberto Ponce. (CCA)

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