CLÁSICOS VIENESES CON ORQUESTA USACH.
Como parte de su Temporada 2014, la Orquesta Clásica USACH. ofreció un interesante programa en la cómoda sala del GAM, bajo la dirección de Nicolas Rauss, en el que participó además, la destacada solista en piano Svetlana Kotova.
El concierto tuvo puntos altos, y otros que podrían mejorar, pero tal vez, lo más significativo, sea el aporte musical que realiza la institución universitaria, tanto a su comunidad, como a la ciudad de Santiago, considerando además su interesante programación, bajo la dirección del maestro Rauss.
La obertura de la ópera Cosi fan Tutte de Wolfgang Amadeus Mozart, que abrió la jornada, mostró un homogéneo sonido general, en una orquesta que evidencia algunas diferencias, entre sus integrantes, a manera de ejemplo, el oboe es extraordinario en musicalidad y sonido, algo similar ocurre con el flautista.
En cuanto a la versión, salvo algunos atrasos, fue muy correcta, aunque en el desarrollo, perdió algo de la tensión necesaria.
Luego se interpretó la Sinfonía Nº 87 de la serie de París, de Franz Joseph Haydn, a nuestro juicio, el punto más alto de la jornada, en cuyo inicio ya se evidenció rigor en estilo, con sólidos contrastes, y gracia en figuras y fraseos.
El Adagio que sigue, que recuerda fuertemente al Oratorio La Creación del mismo Haydn, fue sensible, destacando la participación de la flauta y los violines primeros.
En el Minueto, los cornos sonaron pesados, con demasiado volumen, quebrando el balance, tal vez esto influyó en un pulso poco claro en varias secciones, aquí destacaremos al oboe solista.
Chispeante y gracioso, fue el Finale, con una gran participación de las cuerdas, de figuras muy limpias, los contrastes y la progresión fueron muy logradas, ahora destacaremos el trabajo de la flauta solista.
Finalizaron con el Concierto Nº 4 en sol mayor, Op. 58 para piano y orquesta de Ludwig van Beethoven, sin duda el más lírico de todos, que contó con la participación de la destacada solista rusa avecindada en Chile, Svetlana Kotova.
La versión, fue marcada por lo que consideramos, visiones diferentes en el enfoque entre la solista y la dirección de Rauss, por lo que, solo en algunos pasajes, hubo total coherencia de enfoque,
Svetlana Kotova dio amplias muestras de su experticia y musicalidad, descontando su abrumadora técnica, pero en más de una ocasión, el carácter que ella le imprimió a algún pasaje, no encontró la respuesta correspondiente en la orquesta.
Incluso, en la orquesta se observaron demasiados desajustes de pulso, incidiendo en que la versión fuera poco tranquila, esto no quiere decir, que fuera la tónica general, porque hubo secciones muy logradas, como el tema cantabile del primer movimiento, entre otros.
El segundo movimiento, logró un carácter adecuado de las cuerdas, en su diálogo con la solista, que lo vertió en forma bastante austera, con expresividad más bien clásica, la transición al tercero fue muy sensible.
El pulso orquestal en el tercero fue poco preciso, incidiendo en una respuesta algo tensa de Kotova, en particular en los diálogos, que son bastante frecuentes en esta parte; además, debemos señalar una afinación poco justa en la orquesta, y un balance poco adecuado.
Las dos cadenzas, de los movimientos primero y tercero, mostraron toda la potencia de la técnica de Svetlana Kotova, dejando en claro su virtuosismo, el que a veces es apabullante. Ambas no fueron las más usuales, aún más, mostraron características muy contemporáneas, lo que en sí, las convierte en muy atractivas, aunque aparezcan un poco alejadas del estilo de la obra; no obstante es preciso señalar que las cadenzas en si, tienen por objeto, mostrar el virtuosismo del solista, en un fragmento, que se supone improvisado, en relación al tema central del movimiento, y en ello Svetlana, triunfó ampliamente.
Gilberto Ponce. (CCA)