MADAMA BUTTERFLY BAILA. (Función del 22 de diciembre)
El Ballet de Santiago presentó, como último programa de su Temporada 2011, “Madama Butterfly” con coreografía de Jaime Pinto, junto a la Orquesta Filarmónica de Santiago dirigida por José Luis Domínguez.
La poderosa música creada por Giacomo Puccini, sirvió de base para la coreografía de Pinto, cuyo estreno se realizó en el 2002; este, que sin duda es uno de sus mejores trabajos, se apega muy bien al argumento de la ópera homónima, permitiéndose algunas pequeñas licencias que refuerzan el dramatismo de la danza.
El marco escenográfico y de vestuario, en que se desarrolla el drama, pertenece a Germán Droghetti, en un trabajo de una potente, a la vez que poética belleza, siguiendo los principios del Teatro Noh, para el prólogo en la Casa de Té, y más cercano al Kabuki, en los dos actos restantes.
La iluminación de de Ricardo Castro, es sutil, adecuándose a cada momento dramático.
El prólogo, que viene luego de la introducción orquestal, ocupa música tradicional japonesa –siendo la única parte con música grabada-, allí la coreografía recrea movimientos que se asocian directamente a lo oriental, convirtiéndose en medio para mostrar la disciplina del cuerpo de baile, tanto como la de los pequeños solos.
La armonía visual presente en el prólogo, será la constante a lo largo de todo el ballet, siendo este uno de los aspectos que le otorgan a esta Madama Butterfly, su sólida unidad.
Entre los factores importantes en el éxito de una obra, está la “progresión dramática”, que debe graduar inteligentemente el desarrollo del drama, desde su inicio, hasta su conclusión; consideramos que precisamente este factor, es uno de los mayores aciertos del trabajo de Pinto, que sin producir grandilocuencias inútiles, logra transmitir la esencia de la desdichada historia de amor, tornándola creíble a la vez que emocionante.
Por ello, es primordial contar con un cuerpo de solistas, de gran solvencia técnica, que deben ser a la vez, muy buenos actores, pues aunque este no es un trabajo de danza-teatro, debe comunicar naturalmente sentimientos y emociones.
En este sentido, la pareja protagónica Andreza Randisek (Butterfly) y Rodrigo Guzmán (Pinkerton), crearon notables caracterizaciones.
La inocencia ingenua, de la protagonista, que se enamora perdidamente, y que no flaquea en su espera, obliga a Andreza Randisek a pasar por los más variados estados emocionales, entre los que se cuenta, ese asomo de pasión a la occidental, en la única escena donde aparece vestida con una enagua alejada de lo japonés; en el resto asume, con extraordinaria técnica, el carácter oriental de su personaje, que a ratos es casi alado.
Debemos destacar su expresión facial, aliado de primera magnitud en su desempeño.
El cínico Pinkerton, lo asumió con prestancia casi hipócrita Rodrigo Guzmán, su papel que no le exige demasiado, fue servido con gran expresividad, en sus diversos arrebatos.
Excelente nos pareció Lidia Olmos, como Suzuki, mostrando sus grandes condiciones dancísticas y actorales.
Un tanto estereotipado nos pareció Agustín Cañulef, como el Príncipe Yamadori, aunque técnicamente muy solvente; el ingrato personaje de Kate, bailado por Dolores Salazar, que aparece incluso en la escena final llevándose al hijo de Butterfly, fue tan convincente, que al final se llevó un sonoro abucheo, mostrando que el público, no quedó indiferente ante el drama.
Muy bien perfilado Goro, bailado por Ítalo Jorquera, mientras que el Cónsul, que es muy teatral, lo asumió con prestancia Patricio Melo.
Sería injusto no destacar al niño Ulises Pino, alumno de la Escuela de Ballet del Teatro Municipal, como hijo de la protagonista, por sus estupendas dotes artísticas, y seriedad en el escenario.
La Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por José Luis Domínguez, cumplió una estupenda faena.
Un espectáculo redondo, que no pierde jamás su interés, con una coreografía inteligente, en la que la danza y lo teatral se complementan a la perfección, por ello al final fue estruendosamente ovacionado por el público, que reconoció en esta Madama Butterfly, uno de los mejores trabajos presentados por el Ballet de Santiago.
Gilberto Ponce. (CCA)
Gilberto: Coincido contigo. Yo la vi el viernes con el segundo elenco. Impresionante Lidia Olmos como Butterfly. La coreografía, de las mejores y más lógicas que he visto. Y la producción, extraordinaria en todo sentido.
Saludos,
Jaime T.