LUCREZIA BORGIA EN EL MUNICIPAL.

UNA LUCREZIA LLENA DE DUDAS.

La segunda presentación del elenco internacional, de la ópera “Lucrezia Borgia” de Gaetano Donizetti, en el Teatro Municipal de Santiago, dejó demasiadas dudas sobre su puesta en escena, y a no ser por el segundo acto, los espectadores habrían salido completamente defraudados.

Prólogo en Venecia foto Marcela Poch

Promisorio fue la apertura del telón, con la hermosa escena de las figuras en Venecia, algo que permitió abrigar muchas esperanzas en lo que vendría, ya que la débil e inexpresiva introducción orquestal, había provocado las primeras incertidumbres.

Pensamos que de la misma manera, como Lucrezia y los demás personajes necesitan de cómplices para sus acciones, Donizetti necesita de un director cómplice, que pueda limpiar lo superfluo, y sacar a luz toda la música que muestra el drama.

Lamentablemente Rani Calderon, no logró estos objetivos, aún más creemos que esta ópera no se aviene en nada con su personalidad, su conducción es plana, no accede a la ambigüedad de pulso, muy necesaria en este tipo de música.

Acto 1 en Venecia. foto Marcela Poch

Algunas partes fueron peligrosamente rápidas, provocando varios desajustes de pulso en los concertatos con solistas y con el coro; del mismo modo no logró de la Orquesta Filarmónica de Santiago un buen rendimiento, ataques confusos, sonidos en sucios en varias ocasiones y continuos desfases.

Creemos que su temperamento no se aviene para nada con este tipo de repertorio.

Elizabeth Meister la protagonista. foto Marcela Poch

La propuesta de Jean-Louis Pichon, es estática y fría, contradictoria a un mundo que respondía a una gran sensualidad; la maldad de las acciones de sus personajes, no puede encontrar respuesta en una acción deslavada y fría.

La régie no acentúa la acción, aún más la diluye, pensamos que en el segundo acto recién se logra una mayor emotividad, esto gracias a la entrega de los solistas; sin duda que su idea del tablero de ajedrez, que podría ser buena, no surtió mayor efecto, incluso se transformó en un estorbo, a manera de ejemplo, los alfiles-poltronas, en el desplazamiento de los personajes.

Poco pudo hacer el creativo Pablo Núñez, escenógrafo y vestuarista, con la propuesta del tablero, por cierto, su logro mayor estuvo en el exquisito vestuario.

La iluminación de Michel Theuil, aportó demasiado poco, plana y generalmente oscura, su mejor acierto, el golpe de luz sobre Lucrezia al final del primer acto.

Final Acto 1. foto Marcela Poch

Muy discreta la coreografía de Edymar Acevedo, aunque a su favor diremos, que casi no tuvo espacio para desarrollarla.

La soprano Elizabeth Meister fue Lucrezia, en esta función su canto fue disparejo, sobresaliendo sus espléndidos agudos, sin duda fue más convincente en el segundo acto, donde su verdadero potencial lo exhibió en las escenas finales.

Yijie Shi el tenor protagonista. foto Marcela Poch

El tenor chino Yijie Shi cantó como Genaro, su hermoso timbre, sin dificultades de ninguna especie, acompañado de una convincente actuación, podría lucir más, en otro repertorio, ya que su voz muy liviana sería más afín a Rossini o Mozart.

Excelente el Maffio Orsini que cantó Marianna Pizzolato, su actuación no es muy convincente, sobre todo, porque para representar a un hombre, ella es irremediablemente femenina.

Marianna Pizzolato como Maffio Orsini. foto Marcela Poch

Bálint Szabó, quien dejara excelentes recuerdos en “El Castillo de Barba Azul”, cantó con desperfilada voz, y una actuación tan fría, como la respuesta del público a su aria más famosa.

Lucrezia y Alfonso (Bálint Szabó) foto Marcela Poch

Un cuerpo muy sólido de comprimarios nacionales, completó el elenco, entre ellos destacaron con luces propias Patricio Sabaté como Gubetta y Leonardo Navarro como Liverotto, prestancia se observó en Nicolás Fontecilla quien fue Rustighello, Arturo Jiménez, Cristián Moya, Pablo Jiménez, Exequiel Sánchez y Augusto de la Maza, completaron el cuerpo de comprimarios, de significativo aporte.

Lucrezia, luego de haber envenenado a sus enemigos y a su hijo. foto Marcela Poch

El Coro del Teatro Municipal (Dir. Jorge Klastornick) en el nivel acostumbrado, pero sin descollar como es su costumbre, claro está, que la batuta, no les ayudó demasiado.

Lucrezia llora la muerte de su hijo. foto Marcela Poch

En síntesis una función que deja muchas dudas, y que no hace justicia a una de las óperas más famosas de Donizetti.

Gilberto Ponce. CCA)

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elisa alvarez
elisa alvarez
11 Años Hace

completamente de acuerdo con tus comentarios,lamento no estar abonada al elenco estelar .

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