BRILLANTE CENICIENTA EN EL MUNICIPAL.
Con una enorme ovación, finalizó la función del sábado recién pasado en el estreno de la Versión Internacional de la ópera La Cenicienta de Gioacchino Rossini, en el Municipal de Santiago, aplausos que reconocieron el desempeño de los cantantes tanto como su puesta en escena, que se constituyó en un goce de principio a fin.
En un marco escenográfico de Ezio Toffolutti, que recrea en cierta medida esos mágicos cuentos infantiles, donde al abrir una página se elevaban paisajes o residencias con sus personajes, se llevó a cabo la régie de Jérôme Savary, que en esta ocasión fue extraordinariamente repuesta por Frédérique Lombart.
La iluminación de Ricardo Castro según diseño de Sébastien Bohm, contribuyó a mantener siempre el aura mágica, donde el vestuario del mismo Toffolutti de gran belleza cierra el círculo virtuoso.
Frédérique Lombart agregó a la régie original movimientos coreográficos tan acertados que, sin convertirse en protagonistas fueron el complemento perfecto a la acción, estos fueron ejecutados por bailarinas que equilibraron la presencia solo masculina del coro, con quienes interactuaron en varias ocasiones; debemos destacar la tormenta, tan propia de las óperas de Rossini, en la que las bailarinas realizaron un hermosa a la vez que sutil coreografía.
La meticulosa dirección de escena, llegó incluso a gestos faciales complementarios de los corporales, como de piernas y brazos, diferenciando cada personaje, es así que otorgó a las hermanastras la necesaria y ridícula presencia, contrastada con la serena sencillez de Cenicienta, le otorgó una cierta frescura a Dandini, realzando a la vez el atribulado arribismo de Don Magnífico, en severo contraste con la nobleza del Príncipe Don Ramiro, o la prestancia y humildad de Alidoro.
Sus guiños al cuento clásico, con una calabaza que presentan a Cenicienta cuando Alidoro le regala el vestido para el baile, o el divertido juego-enredo entre zapato de cristal y brazalete, son de potente efecto; en otro aspecto, de gran belleza plástica estimamos la escena de la cata de vinos, donde Don Magnífico será ordenado de “cantinero”.
En verdad podríamos seguir señalando numerosas virtudes de una producción que no por el hecho de ser tradicional, deja de presentar muchas novedades y aciertos en los variados juegos escenográficos.
La dirección musical estuvo a cargo de José Miguel Pérez Sierra, la que consideramos solo correcta, pues no logró resolver o sacar a luz muchas de las genialidades de la partitura orquestal, la que en muchos momentos se convierte en verdadero cómplice de los cantantes, su gesto amplio que tiende más bien a marcar pulsos, evita desajustes o los minimiza, pero creemos que este elenco merecía un manejo orquestal más fino, pues solo se limitó a un correcto manejo de contrastes forte-piano, pero sin mayor chispa y sin las sutilezas instrumentales de Rossini.
La sección Masculina del Coro del Municipal de Santiago dirigido por Jorge Klastornick, con la excelencia acostumbrada en lo vocal y en actuación.
Josè María Lo Monaco fue Angelina, la Cenicienta, ella es dueña de un hermoso timbre, aunque de reducido volumen en el sector medio, no obstante sus coloraturas son seguras y hermosas, su aria final fue notable por ello el público la aplaudió efusiva y calurosamente.
Don Ramiro el Príncipe encontró en Michele Angelini un intérprete con gran facilidad de coloraturas y agudos, las que despliega generosamente, si bien creemos que tiene presencia escénica, pensamos que a ratos le falta algo de naturalidad, aunque esto podría ser un requerimiento de la régie, pero igualmente su trabajo recibió una contundente ovación.
Pietro Spagnoli fue un gran Don Magnífico, debido a su poderosa genial actuación, que le hace transitar por diversos estados emocionales, vocalmente sin duda responde a todas las exigencias de su papel, por ello no extrañó el fervor que le prodigó el público.
Joan Martín-Royo posee todas las condiciones para que su personaje Dandini, el criado que debe disfrazarse de Príncipe, conquiste totalmente al público, vocalmente impecable, con una simpatía arrolladora, gesticulación graciosa y atingente, es un cantante que quisiéramos ver en otras producciones, fue ovacionado al final.
Matías Moncada, que canta en la versión estelar, se vio obligado a reemplazar a Ricardo Seguel que se encontraba enfermo, este joven valor posee una hermosa y generosa voz, y su actuación se acrecienta, convincente como el Mendigo del inicio y luego como Alidoro que maneja gran parte de los enredos.
Simplemente geniales Yaritza Véliz y Marcela González como las hermanastras Clorinda y Tisbe, impecables en lo vocal y graciosísimas en lo actoral, se ganaron con justicia una enorme ovación del público.
Sin duda una versión que quisiéramos ver varias veces, para así apreciar mejor la gran cantidad de detalles de esta estupenda puesta en escena.
Gilberto Ponce. (CCA)
Aclaración; las fotos que me fueron enviadas desde el Municipal, corresponden al ensayo general, donde no cantaron por enfermedad; Pietro Spagnoli y Joan Martín-Royo, por esta razón no aparecen en las fotos de la crítica.
Por supuesto que quedé muy contenta viendo por fin una puesta en escena,bella y que con pequeños cambios daba el marco adecuado al desarrollo de la historia y no como en otras puestas en escena que se hacían monótonas y aburridas como Las bodas de Fígaro recientess..El desempeño actoral de todos los cantantes fue muy bueno y en lo musical destacó según mi opinión Don Magnífico de Pietro Spagnoli ,también el príncipe de Michele Angelini que manejo muy bien las coloraturas y los agudos.La Cenicienta de la Srta Lo Mónaco me gustó más en las Arias sin coloraturas ,su registro medio sobre todo . no me agradó mucho y encontré aque algunas coloraturas no tenían la soltura necesaria o tal vez soy muy injusta por tener en la memoria a Joyce Di Donato.Que hizo este rol por muchos años y con una soltura tal que parecía que todo era fácil..En general fue una muy buena experiencia musical y teatral ,con bellos trajes y coreografías.
P
E
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