TRES JOVENES PIANISTAS.
En la Sala América de la Biblioteca Nacional, se llevó a cabo el tercer programa del Ciclo de Música Francesa para Piano, organizado por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, para conmemorar los 150 años del nacimiento de Claude Debussy, en el que participan alumnos de esa casa de estudios.
En la ocasión se presentaron tres jóvenes veinteañeros, alumnos de la profesora Paulina Zamora, quienes mostraron un alto nivel técnico, extrema pulcritud, además de una natural musicalidad, las diferencias interpretativas solo están relacionadas con el nivel de madurez, que tiene cada uno de ellos en la actualidad, pero es evidente que se trata de jóvenes, que a esta altura de sus carreras ya muestran signos muy alentadores de lo que pueden llegar a ser.
El rigor de las versiones, en cada una de las obras que ofrecieron, da cuenta del estupendo trabajo pedagógico que está realizando con ellos su profesora Paulina Zamora; nos referimos a Giselle Moraga, Ignacio Méndez y Daniel Hoyos, quienes se presentaron en ese orden.
Lamentablemente, no escuchamos la primera de las obras que interpretó Giselle Moraga, con la que provocó grandes aplausos, solo pudimos oír los Dos Estudios de Claude Debussy; “Para los arpegios compuestos” y el “Para los ocho dedos”, en los que demostró además de una extrema pulcritud en dedajes, peso musical y una excelente conducción de las voces, que provocaron imágenes realmente poéticas, mostrando además un buen manejo en las progresiones dinámicas, siempre con gran expresividad, por ello el público valoró su estupendo trabajo y prestancia escénica, con entusiastas aplausos.
Luego se presentó Ignacio Méndez con “Trois piéces de “Miroirs” (Tres piezas de “Espejos”) de Maurice Ravel, obra de un Impresionismo más concreto que el de Debussy.
En la primera de ellas Noctuelles (Polillas) se observó un diestro manejo de contrastes, y una capacidad de hacer “cantar” las melodías, en la segunda Oiseaux tristes (Pájaros tristes), logró sensible expresividad, que culminó en el solemne y desolado final; en La Vallee des Cloches (El valle de las Campanas), con que finalizó su presentación, logró un ambiente descriptivo muy atmosférico y muy buenas progresiones dinámicas.
Pensamos que Ignacio debiera mostrarse más suelto durante sus presentaciones, para que aflore mejor su musicalidad, pues en esta ocasión nos pareció en exceso circunspecto.
Daniel Hoyos que culminó la presentación, dio muestras contundentes de una gran musicalidad, gran aplomo y prestancia escénica, razones que junto a una gran técnica, le hicieron triunfar en cada una de las obras que presentó.
Primero la interesantísima “Tema y Variaciones en Do menor Op. 13” de Paulina Zamora, con un y lenguaje que se mueve entre el impresionismo con elementos propios del expresionismo, de grandes exigencias técnicas, que explota muy bien las posibilidades del piano, el acercamiento de Daniel a la obra fue de un gran virtuosismo, destacando los elementos expresivos que posee.
Luego interpretó “Jeux d´eau” (Juegos de agua) de Maurice Ravel, en forma muy pulcra, con gran seguridad y brillo en las escalas y estupendo manejo de las progresiones.
El compromiso emocional mostrado en Ravel, volvió a mostrarlo en los “Dos Preludios” de Claude Debussy, el número 10 del libro 1 “Canope”, y el número 12 del libro 2 “Feux d´artifice” (Fuegos de artificio), en ellos logró bellas y sutiles descripciones con el manejo del pianissimo, junto a un gran virtuosismo en las partes de bravura, desarrollado con gran naturalidad gestual.
Pensamos que el joven pianista, le dio sentido expresivo superior a estos autores.
Una jornada estimulante, donde comprobamos el talento y musicalidad de tres jóvenes, que ya están abandonando la calidad de “promesas”.
Gilberto Ponce. (CCA)