GALA BARROCA DEL “GRUPO CÁMARA BOECIO” EN LA GRAN SALA SINFÓNICA.
Como parte de la Temporada de Cámara que el CEAC está presentando en la Gran Sala Sinfónica, en el segundo concierto se presentó el “Grupo Cámara Boecio”, agrupación fundada el año 2013 por el violinista de la Orquesta Sinfónica Ricardo González, quien además es su director artístico, el conjunto es fundamentalmente de cuerdas con invitados eventuales, y casi todos sus integrantes son músicos de la Sinfónica.
Desde su fundación han desarrollado una interesante labor de extensión en variados recintos, permitiendo difundir la música barroca o de cámara, y creemos que esta presentación los llevó por primera vez a una gran sala y como parte de una temporada oficial.
El Grupo Cámara Boecio durante su presentación. foto Jacqueline Uribe
El grupo toca sin director, lo que puede responder al estilo, pero también representa inconvenientes a resolver, algo que sin duda conseguirán, pues demuestran un enorme entusiasmo y musicalidad.
Asimismo incidió en el resultado final; primero que estas obras están escritas para ser interpretadas en recintos pequeños, no del tamaño de la Gran Sala, y por otro lado las condiciones acústicas aún no resueltas de la sala; como se trata de un grupo pequeño, tocaron cerca de la boca del escenario, lugar que como hemos dicho anteriormente, tiene dificultades debido a que el sonido en la parte anterior del escenario se escucha débil, mientras que en la posterior tiende a resonar en exceso si no se maneja el volumen, lo anterior afectó en general a los solistas, y a pesar de lo solventes que demostraron ser, su presentación no tuvo el brillo que merecían, no obstante e independiente de esto, el público reaccionó con entusiasmo reconociendo su profesionalismo.
Haremos algunas consideraciones generales, señalando aspectos que creemos mejorables; los ataques de frases son mayormente perfectos, pero luego debido a su entusiasmo tienden a desajustar pulsos particularmente en los movimientos rápidos, los finales de frases suelen ser irregulares en cortes, y algo muy importante, en las secciones piano tienen poco peso y consistencia y a veces con afinación dudosa, aspectos que sin duda serán subsanados.
Grupo Cámara Boecio, el primero a la izquierda Ricardo González director. foto Jacqueline Uribe
El programa se inició con la hermosa Sinfonía fúnebre de Pietro Locatelli, de movimientos alternados lento – rápido donde demostraron musicalidad, expresividad y buen equilibrio sonoro, sin duda lo más logrado fueron los movimientos rápidos.
Siguieron con el Concierto para viola, cuerdas y continuo de G. Ph. Telemann obra en cuatro movimientos; Largo, Allegro, Andante y Presto en el que Christopher Schenke fue el solista, mostrando hermoso sonido y musicalidad, desafortunadamente la acústica jugó en su contra, pues el sonido de la viola se escuchó sin la fuerza que el solista quería, no obstante se pudo apreciar su seguridad en la obra, mostrando fragmentos de gran virtuosismo, el acompañamiento fue bastante correcto; el público reaccionó con entusiasmo ante la hermosa obra y el desempeño del solista.
Christopher Schenke solista en viola, agradece los aplausos del público. foto Jacqueline Uribe
La segunda parte se inició con dos bellísimas y complejas obras de Antonio Vivaldi, fueron el Concierto para Flauta, cuerdas y continuo en Re mayor llamado Il Gardellino (El Gorrión) y el Concierto para Flautín (Piccolo) cuerdas y continuo en Do mayor en los que intervino David Gutiérrez Villagómez que lo hizo en flautas barrocas, algo sin duda acertado por estilo, pero con el inconveniente que ambos instrumentos tienen volumen limitado, algo que se acentuó con la acústica de la sala.
El solista David Gutiérrez Villagómez interpretando Vivaldi. foto Jacqueline Uribe
Si bien la cantidad de las cuerdas se redujo y aún más para el segundo concierto, esto no fue suficiente para compensar el volumen de Gutiérrez Villagómez, por más que él demostró ser un verdadero virtuoso, casi asombroso en Il Gardellino, donde la velocidad, que el solista impuso, fue extrema, algo que no significó problema alguno para él, el movimiento lento fue expresivamente hermoso, consideramos el acompañamiento como muy adecuado, salvo algunas imperfecciones de pulso en las partes rápidas.
El solista David Gutiérrez Villagómez y el conjunto interpretando Il Gardellino. foto Jacqueline Uribe
En el Concierto para Flautín, el conjunto se redujo aún más, subsistiendo el problema acústico, aunque en aquellas parte donde se escuchaba bien, la musicalidad y belleza sonora del solista fue evidente. En el segundo movimiento Lento, el sonido de las cuerdas con esa atmósfera armónica tan sugerente, se diluyó al intentar hacerlo muy piano, pues resultó algo diluido sin peso expresivo para acompañar el “canto” del solista, que concluyó brillantemente el tercero, los aplausos fueron interminables.
María Fernanda Morris y Lucía Ocaranza interpretando el concierto de Bach. foto Jacqueline Uribe
Para finalizar se escogió el Concierto para dos violines, orquesta de cuerdas y continuo de Johann Sebastian Bach con el conjunto completo, donde actuaron como solistas María Fernanda Morris y Lucía Ocaranza, que también integran la Sinfónica, la versión fue extraordinaria, ambas con aplomo y seguridad de quienes tienen internalizada la obra, ellas son muy musicales y tocan en estilo y con expresividad, de fraseos y articulaciones precisas; en los movimientos extremos mostraron virtuosismo y en el lento sensible musicalidad. A su vez el conjunto realizó un espléndido desempeño en su rol de acompañante. El público brindó todo tipo de manifestaciones de entusiasmo tanto a las solistas como al conjunto.
Las solistas agradecen las ovaciones por su interpretación del concierto de Bach. foto Jacqueline Uribe
Una presentación del Grupo Cámara Boecio que dejó en claro las virtudes y seriedad con que enfrentan su trabajo, bajo la dirección de Ricardo González.
Gilberto Ponce (CCA)









