FUNCIÓN ESTELAR DE LOS DOS FOSCARI.

LOS DOS FOSCARI VERSIÓN ESTELAR.   

Al presenciar por segunda vez, Los dos Foscari, la ópera de Giuseppe Verdi, en la versión con el elenco llamado “estelar”, se confirman las apreciaciones que hicimos para la versión del elenco internacional.

Francesco Foscari (Omar Carrión) en su gabinete. foto Patricio Melo
Francesco Foscari (Omar Carrión) en su gabinete. foto Patricio Melo

Esto es, la rigurosa dirección de escena de Pablo Maritano, que logra la mayor credibilidad, tanto como poderosa escenografía de Nicolás Boni, pero una vez más, nos cuesta aceptar el vestuario de Sofía di Nunzio, en una mezcla desconcertante, donde prevalece, lo plano y una exagerada búsqueda por la autenticidad, con el primer tercio del siglo XX, en que se ubicó la ópera, cuya característica más importante parecía ser; alejarse lo más posible de la belleza, resultando demasiado alejado del brillo y elegancia, que caracterizó el vestuario, de la Venecia de la época original; Ricardo Castro, en iluminación, repite los aciertos y los aspectos poco logrados, del otro elenco.

Las extrapolaciones temporales de las puestas en escena, tienen en general, resultados irregulares, debido a que muchas veces, no siempre se acierta con los objetivos propuestos por sus creadores, pero, cuando se capta la esencia, aunque esta se ubique donde sea, resulta irrelevante ese factor, ya que los objetivos primeros se consiguieron; ejemplos recientes son, la puesta en escena de Platée de Rameau en Rancagua, del mismo Pablo Maritano; Gianni Schicchi de Miryam Singer en el Municipal de Las Condes, y El Turco en Italia en el mismo escenario del Municipal, con la règie de Emilio Sagi.

Las consideraciones anteriores, nos hacen pensar, que no siempre la búsqueda de la novedad, obtiene buenos resultados, como lo fue con esta puesta en escena, cuyos resultados fueron bastante irregulares.

Diseño de la Plazoleta, desde donde partirá al exilio Jacopo Foscari. foto biobio
Diseño de la Plazoleta, desde donde partirá al exilio Jacopo Foscari. foto biobio

En lo musical, es donde se produjeron, y en ambos elencos, los mejores resultados; ahora la dirección orquestal la sumió Pedro Pablo Prudencio, quien obtuvo resultados de sorprendente valor; gesto preciso y musical, ajustado en estilo, muy expresivo así como atento al canto de cada solista, cuidando el balance, tanto en las partes a varias voces (concertato), como en las intervenciones del Coro, que nuevamente maravilló con su profesionalismo, logrando asimismo un hermoso sonido orquestal.

Francesco Foscari (Omar Carrión) y su nuera Lucrecia (Monica Ferracani) en el gabinete del Dux. foto Patricio Melo
Francesco Foscari (Omar Carrión) y su nuera Lucrecia (Mónica Ferracani) en el gabinete del Dux. foto Patricio Melo

Los solistas fueron encabezados por el barítono argentino Omar Carrión, quien a pesar de no poseer un gran volumen vocal, lo maneja con inteligencia, aprovechando su hermoso timbre, y expresiva línea de canto; sumemos a ello que es un estupendo actor, por ello creo un conmovedor Francesco Foscari; sus grandes escenas estuvieron en la Sala del Consejo, escena de la cárcel y en el emotivo final.

Su hijo Jacopo Foscari lo cantó en tenor chileno Gonzalo Tomckowiack, quien se mostró evidentemente indispuesto, incluso tosiendo varias veces y con algún quiebre vocal, esta circunstancia le hizo estar siempre muy tenso, por ello no profundizaremos este análisis.

Jacopo Foscari (Gonzalo Tomckowiack) y Lucrecia (Monica Ferracani) en la cárecel. foto Patricio Melo
Jacopo Foscari (Gonzalo Tomckowiack) y Lucrecia (Mónica Ferracani) en la cárcel. foto Patricio Melo

La soprano argentina Mónica Ferracani, que se ha convertida en una de las sopranos favoritas del público chileno, fue Lucrecia Contarini, esposa de Jacopo Foscari, una vez más triunfó ampliamente, en un rol que a ratos es descabelladamente difícil, vocalmente impecable, con estupendo manejo dinámico, graduando muy bien las pausas dramáticas, además de asumir estupendamente su trabajo como actriz.

Su primera escena, luego la de la cárcel, en la Sala de Consejo y en la finales, fueron parte de sus triunfos, que fueron coronados con enorme ovación al final.

Sergio Gallardo, asumió como Loredano el intrigante miembro del Consejo de los Diez, muy bien en lo vocal, creó un personaje extremadamente desagradable, tal como debe ser Loredano, ganándose unas buenas pifias al final, lo que habla estupendamente de su desempeño.

Diseño de la Sala del Consejo de los Diez. foto elmostrador
Diseño de la Sala del Consejo de los Diez. foto elmostrador

Excelente nos pareció, el Senador que cantó, con gran voz y presencia escénica Claudio Fernández, asimismo un gran desempeño tuvo Yeanethe Münzenmayer como Pisana, la amiga de Lucrecia.

Augusto de la Maza y Claudio Esteban Cerda, repitieron las bondades mostradas con el elenco internacional.

Una función que fue largamente ovacionada por el público, que mostró a un elenco muy afiatado y de gran musicalidad.

Gilberto Ponce. (CCA)

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