SOLO COMPOSITORES CHILENOS EN LA SINFÓNICA.
Al parecer y con motivo de Fiestas Patrias, la Orquesta Sinfónica de Chile programó en su concierto décimo noveno, solo compositores nacionales, en el que participaron además un solista y un director chilenos, el programa que fue muy interesante, lamentablemente no obtuvo la resonancia de público que merecía.
Carlos Dourthé, que reside actualmente en Francia fue el director, y su hermano Alberto solista en violín, constituyéndose en una feliz coincidencia.
El serio trabajo del director se evidenció en los resultados de las cuatro obras del programa, con la orquesta respondiendo en forma muy profesional y con enorme musicalidad.
No es común que un director enfrente en un mismo programa cuatro obras chilenas, por ello se valora la dedicación y estudio que Carlos Dourthé dedicó a cada una de ellas, produciendo un excelente resultado musical.
Primero se escuchó Fátima para el niño Vicente Covarrubias de Rafael Díaz obra de poética belleza, repleta de sugerencias y enorme interés, al poseer una forma bastante clara, una notable orquestación, y utilizando como concepto dinámico solo desde el pianissimo al mezzo forte.
En el trabajo de Díaz se pueden reconocer lo que tal vez son algunos de sus modelos de inspiración, pues a ratos es posible recordar el lenguaje de Respighi, Debussy y hasta Ligeti, pero no en copia burda, lo hace sutilmente, logrando imágenes, atmósferas, contrastando luz y sombras; la efusiva respuesta del público premió el estupendo trabajo de Díaz.
Luego de Cristián Donoso se escuchó AS (iniciales de Arnold Schoenberg) que se inicia con una especie de pedal de cuerdas, maderas y bronces que se opone a un interesante juego rítmico melódico de marimba y vibráfono, que realizan esquicios melódicos de carácter minimalista, no obstante durante el desarrollo se repiten algunas de las fórmulas lo que hace decaer el interés, a pesar del buen uso de contrastes dinámicos, y de poseer una sección de carácter popular cercana al lenguaje de Leonard Bernstein; no obstante el cuidadoso enfoque de Carlos Dourthé, el publico demostró solo un discreto interés en ella.
Luego vino Las raíces de la Ira de Fernando García, obra escrita en memoria y como respuesta al asesinato de Víctor Jara, uno de los grandes compositores de neo folclor, además de gran artista, que muriera en el entonces Estadio Chile.
Obra de carácter emocional, cuyo comienzo y final recuerda la Cantata América Insurrecta del mismo García, que reune las mejores características de quien es uno de los compositores más importantes de nuestro país.
Al parecer el compositor quiere representar el trabajo musical interrumpido con la muerte de Víctor Jara, porque en varios momentos algunas melodías se ven abruptamente interrumpidas, provocando gran impacto.
Su cuidadosa orquestación, sus miradas al folclor, el buen manejo de contrastes y progresiones le otorgan un interés constante, aunque en una opinión personal, esta que no se encuentra a las alturas de otras de sus obras.
La respuesta del público fue de un enorme entusiasmo, valorando el gran trabajo de García.
En la segunda parte Alberto Dourthé interpretó el Concierto para violín y orquesta de Pedro Humberto Allende, que más bien es un gran concertante para violín y orquesta, dado el perfil que se le ortorga al solista.
En otro aspecto, la orquestación resulta demasiado gruesa pues incluye cuatro cornos, lo que tiende a diluir lo melódico del violín, y no porque el balance fuera descuidado.
Alberto Dourthé cumplió un trabajo notable, bello sonido y gran afinación en una obra que exige una constante participación del solista, todo en medio del entramado orquestal; en la hermosa cadenza del primer movimiento, se aprecia un trabajo solístico de envergadura, resuelto estupendamente por Dourthé.
En Allende al parecer existe una pugna entre un romanticismo tardío, y una tendencia a la modernidad no siempre bien resuelta, haciendo que la obra tenga momentos de gran belleza e inspiración, junto a otros relativamente planos.
El gran trabajo de los hermanos Carlos en dirección y Alberto Dourthé en violín, consiguió un notable triunfo, que fue largamente aplaudido por los presentes.
Gilberto Ponce. (CCA)