EXITOSO “HOLANDÉS ERRANTE” EN EL MUNICIPAL DE SANTIAGO.
Como culminación de la Temporada de Ópera 2024 del Teatro Municipal de Santiago, se presentó una de las óperas más populares de Richard Wagner, nos referimos al “Holandés Errante” o el Buque Fantasma como también se la conoce, obra que había llegado a este escenario por última vez el año 2004, demasiado tiempo para muchos.
En ella su autor desarrolla también los famosos “temas conductores” o “leit motiv”, los que permiten reconocer o aludir a personajes tanto como a situaciones, a través de melodías que los identifican, acá encontramos temas que identifican; la tempestad, el ideal amoroso, los cantos marineros y el tema de la Redención, uno de los más recurrentes en las obras wagnerianas.
En esta obra ocupa pocos personajes, solo tres principales y tres secundarios, mientras que el Coro se convierte en otro personaje crucial.
El pequeño barco de Daland atracando al muelle tormentoso, Daland (Vazgen Gazaryan) foto Patricio Cortés
Existían grandes expectativas en esta producción que sería liderada por Marcelo Lombardero, quien en este escenario has cosechado grandes triunfos, estas se cumplieron casi en su totalidad, son varias las razones que nos hacen afirmarlo, no obstante aquello, los valores positivos de la puesta en escena son mayores por lo que, en la función de estreno el público terminó ovacionando la producción.
La escenografía corresponde a Noelia González Svoboda quien ha cosechado logros importantes en su carrera, en esta ocasión su trabajo lo consideramos un tanto irregular a lo que contribuye en cierta medida la iluminación de José Luis Ferruccio, que salvo en contadas escenas tiende a la oscuridad, tal vez queriendo acentuar lo misterioso y algo lúgubre del argumento.
Pero centrándonos en la escenografía, esta se muestra ya en la obertura donde se teatraliza la infancia de Senta, allí su madre le lee la historia del holandés a su hija, insinuando que desde esa edad Senta estaría enamorada del Holandés maldito por haber desafiado a Dios.
Incluso se ve como ambas sufren la acción de un padre abusador, luego la escena se diluye en un constante flujo de agua, hasta finalizar la obertura, posteriormente al inicio del primer acto, se observa un muelle con el pequeño barco, de Daland, en medio de una tormenta que está amainando, las imágenes del fiordo y los movimientos de nubes y la lluvia, son realmente muy hermosas.
En cuanto al Buque Fantasma, en su aparición solo se insinúa la quilla, y nos pareció un homenaje a “Amarcord” la famosa película de Fellini, pero sin ser espectacular consigue el ambiente, la escena de Senta y las Hilanderas es una especie de pequeña factoría, hasta con un altillo para la “jefa”, que después servirá para que el Holandés se siente allí en su diálogo con Senta, también y a la izquierda se conserva el sofá de la escena anterior, el escenario se divide en ocasiones con una doble puerta vidriera con rejas, en el acto final se despeja todo, para dejar solo una escalinata que conduce a una baranda desde donde Senta se arrojará al mar, allí también se producirá el encuentro de Senta con Erik y el de los marinos de Daland con los del buque fantasma (estos cantan desde los palcos laterales del escenario).
El Holandés (Rayan MacKinny) y Daland (Vazgen Gazaryan) atrás en Buque Fantasma foto Patricio Cortés
Las imágenes audiovisuales del mar, nubes, día o tormenta son magníficas otorgando gran realismo y magia a ciertas escenas, estas pertenecen a Giselle Hauscarriaga. El vestuario muy acertado es de Liliana Gutman.
Nos permitimos una reflexión, hasta dónde resulta lícito enmendar la plana a un creador tan explícito como fue Wagner, y simplemente eliminar un tema tan importante como la Redención, transformándolo en una suerte de locura amorosa de Senta, que imagina todo como una leyenda en su subconsciente que la lleva a suicidarse, no tenemos duda que lo que plantea Lombardero resulta coherente, incluso esa sería una razón para que el diálogo entre ella y el Holandés fuera distancia, no obstante otras interacciones como del Holandés y Daland son reales y cercanas.
Bien sabemos que para Wagner el tema de la Redención a través de la fe o el amor fueron una constante en varios de sus argumentos, a pesar que en su vida llena de contradicciones no pareció buscarla, pero insistimos, esta extrapolación fue muy bien resuelta y aún más Lombardero decidió incluso hacer la versión sin cortes, osea cerca de dos horas y media sin pausa y esta funcionó plenamente.
Escena de la Hilanderas (iz) Senta (Wendy Bryn Harmer) al fondo Mary (Evelyn Ramírez) foto Patricio Cortés
ELENCO.
Tuvimos la oportunidad de presenciar dos funciones, el estreno que dirigió Alejo Pérez y la cuarta de las cinco dirigida por Pedro Pablo Prudencio, que dirigió las tres últimas.
El barítono estadounidense Ryan MacKinny estuvo a cargo el complejo rol del Holandés, él es poseedor de una gran presencia escénica además tiene un hermoso material vocal y como actor es muy convincente, actuando muy bien su atormentado personaje condenado a vagar eternamente por los mares, teniendo la oportunidad de solo un día, para en tierra enamorar a una mujer que sea capaz de morir por él, para así poder redimirse. Mackinny no posee un gran caudal vocal pero lo maneja con inteligencia, probablemente los nervios del estreno hicieron que sus volumen fuera menor que en la cuarta función, en la que se le vio más cómodo y con mayor volumen. En ambas el público lo ovacionó sin ambages.
Wendy Bryn Harmer soprano estadounidense fue una magnífica Senta, su bella voz de pastosos graves y sólidos agudos es de enorme expresividad, como su volumen natural es grande, para ella no es problema la gran masa orquestal, además asume muy bien el papel que esta régie le otorga, una enfermiza enamorada desde niña de un mito, al que espera salvar de la maldición, terminando por arrojarse al mar creyendo que salvará a su imaginario Holandés, como actriz perfiló estupendamente a su desequilibrado personaje. Si en el estreno logró ovaciones, en la cuarta función fue tal su expresividad que el público simplemente enloqueció en ovaciones, gritos y pataditas en el piso.
El bajo armenio/alemán Vazgen Gazaryan cantó como Daland el ambicioso padre de Senta, que deslumbrado por la riqueza del Holandés, no duda en ofrecerla al extranjero para asegurar su futuro. El cantante no solo posee una gran voz pues además es hermosa y su canto muy expresivo tanto como su natural actuación del rudo viejo marino que es, fue ovacionado en ambas funciones.
Senta (Wendy Bryn Harmer) invocando al Holandés, al fondo se espectro foto Patricio Cortés
El tenor Alec Carlson (USA) asumió como Erik el enamorado de Senta, cantó correctamente con escaso volumen, particularmente en el estreno, mejoró bastante en la cuarta función y en cuanto actuación esta es bastante elemental, no sabemos si por indicaciones de la régie o porque no es buen actor.
La mezzosoprano chilena Evelyn Ramírez cantó el breve rol de Mary que en original es la cuidadora de Senta, pero ahora parece ser la jefa de las hilanderas, lo hizo como ella lo es, gran actriz y con su hermosa y cálida voz.
El Timonel lo actuó muy bien, pero con escasa voz en tenor chileno Nicolás Noguchi.
El Coro del Teatro Municipal, Jorge Klastornick director y Alejandro Reyes subdirector, cumplió una labor que solo puede ser considerada de formidable, en una obra en que es crucial su participación , tanto como coro mixto y como femenino y masculino, con voces timbradas, poderosas y musicales, y como siempre impecables en actuación.
La Filarmónica de Santiago asombró con su sonido y musicalidad, en una labor llena de contrastes, los bronces merecen una distinción especial, fue dirigida por Alejo Pérez las dos primeras funciones y Pedro Pablo Prudencio las tres restantes, de Pérez podemos decir que su conducción es energética con tendencia a la rapidez, tal vez por ello en el estreno se produjeron algunos leves desajustes con el coro, creemos que su lectura tiende a lo espectacular, por ello fue muy ovacionado.
Prudencio mostró una madurez enorme en su dirección al mezclar energía con lirismo en un contraste que equilibra muy bien el desarrollo, creemos que trató y con gran éxito acentuar los textos en el discurso musical, por ejemplo en la balada de Senta le dio intenciones diferentes a cada estrofa, tanto como en el diálogo de ella con el Holandés, y durante el desarrollo no se produjo ningún desajuste y siguió con cuidadosa atención a los solistas, el público fue apabullante en sus ovaciones.
Senta (Wendy Bryn Harmer) se arroja al mar. foto Patricio Cortés
Una producción, que pudo producir algún reparo menor, pero que con sus valores exaltó al público en sus manifestaciones de admiración, sin duda un gran cierre de la Temporada de Ópera del Municipal.
Gilberto Ponce (CCA)
Yo sólo asistí al estreno,en general estoy de acuerdo con el crítico, siempre tan bien analizado todo el espectáculo. No me convenció el pequeño e insignificante tamaño del barco de Daland,y también podría haber sido un poco menos gigante la quilla que aparece del barco fsntasma6 y al menos con algunas luces más notorias en los ojos de buey,son cosas menores,como no me convenció tampoco la escena de Senta y el Holandés tan distantes el uno del otro y el sentándose y parandose sobre una plataforma.
La música de todas maneras es lo que importa y los cantantes estuvieron a la altura especialmente Senta,la orquesta magnífica y los pequeños desajustes con el coro no empeñaron la función.
Me habría gustado ver la versión del maestro Prudencio .
Felicitaciones por el trabajo de todos.