ESPECTACULAR MAYERLING EN EL MUNICIPAL.

EXTRAORDINARIO ESTRENO DE MAYERLING, Y CONSAGRACIÓN DE ORTIGOZA.

El Ballet de Santiago, que dirige Marcia Haydée, ha tenido el privilegio de estrenar para Sudamérica el ballet Mayerling, una de las coreografías más importantes de Sir Kenneth Macmillan, un logro que se debe al enorme prestigio internacional de Haydée, quien contó con la autorización de la viuda del coreógrafo, Lady Deborah Macmillan, en razón a la confianza que tiene en la compañía chilena bajo su dirección.

Escena del matrimonio de Rudolf con Stephanie. (Luis Ortigoza y Katherine Rodríguez) foto Patricio Melo
Escena del matrimonio de Rudolf con Stephanie. (Luis Ortigoza y Katherine Rodríguez) foto Patricio Melo

Mayerling, no es un ballet cualquiera, requiere de una enorme cantidad de bailarines en escena, además de una producción escenográfica y de vestuario de gran finura y precisión estilística, no es una historia a extrapolar, los hechos son reales, y por el misterio que les rodeó, es posible conjeturar algunos de los eventos que condujeron a la tragedia.

Escena en el bosque; los Emperadores, Rudolf y la corte. foto Patricio Melo
Escena en el bosque; los Emperadores, Rudolf y la corte. foto Patricio Melo

El marco escenográfico fue diseñado por Pablo Núñez, trabajo que consideramos uno de sus más importantes; fastuoso y fino en los salones de los palacios, íntimamente elegantes en las habitaciones, certero en la taberna; mientras que el vestuario fue de increíble variedad y buen gusto; la iluminación de José Luis Fiorruccio fue el complemento perfecto, tanto para interiores como exteriores.

La música de Franz Liszt, pierde gran parte de su fuerza original en los arreglos no siempre certeros de John Lanchbery, las partes que se conservaron sin intervención, entre ellas el poema sinfónico Mazzepa y el Vals Mephisto, tampoco brillaron demasiado, debido a las numerosas fallas de pulso, afinación y entradas falsas en la orquesta que dirigió José Luis Domínguez, quien impuso un carácter bastante deslavado, con escasas excepciones, como en la escena de la taberna; en lo opuesto, y a manera de ejemplo, el Vals Mephisto, no tuvo nada de diabólico, fue casi angélico.

Escena de la Taberna. foto Patricio Melo
Escena de la Taberna. foto Patricio Melo

Afortunadamente la potencia de la coreografía, que mezcla genialmente la danza, con danza-teatro, y el ejemplar rendimiento de la compañía pasaron por sobre el débil acompañamiento orquestal.

El rol principal del Príncipe Rudolf, fue bailado por Luis Ortigoza, en el que tal vez es su desafío más importante; consideremos que a lo largo de la extensa coreografía, prácticamente no sale del escenario, debiendo asumir la personalidad cambiante y a veces bastante liviana del príncipe, tiene que hacer evolucionar su personaje hasta la escena del suicidio, mientras, y sin pudor alguno hace el amor con su esposa y con varias de sus amantes, lo que involucra una sucesión de pas de deux con diversas bailarinas, cada uno de ellos de características diferentes; y como si fuera poco tiene escenas ebrio y como drogadicto.

Marie Larisch y Rudolf (Andreza Randisek y Luis Ortigoza) foto Patricio Melo
Marie Larisch y Rudolf (Andreza Randisek y Luis Ortigoza) foto Patricio Melo

Todo lo anterior, se constituyó en un éxito abrumador para el Primer Bailarín Estrella, quien está dando muestras enormes de la madurez alcanzada y su plena vigencia en la danza y como actor, la inmensa ovación que recibió al finalizar el estreno, que fue más que merecida confirma la gran popularidad y cariño que se ha ganado.

María y Rudolf (Natalia Berríos y Luis Ortigoza) foto Patricio Melo
María Vetsera y Rudolf (Natalia Berríos y Luis Ortigoza) foto Patricio Melo

María Vetsera, la amante con quien se suicida, fue bailado por una estupenda Natalia Berríos, quien hizo evolucionar su personaje desde la inocente muchacha, que era al conocer a Rudolf, hasta la cautivada amante, que es capaz de acompañarlo en el suicidio, sus dúos fueron muy expresivos y de gran belleza.

Mitzi Caspar y los oficiales híngaros (Lidia Olmos) foto Patricio Melo
Mitzi Caspar y los oficiales húngaros (Lidia Olmos) en la Taberna. foto Patricio Melo

Destacar a otros sería un ejercicio bastante largo, por ello, pero sin desmerecer a otros, mencionaremos a Lidia Olmos como la sensual Mitzi Caspar la prostituta y amante de Rudolf, la prestancia de Cyril de Marval y Camila Aranda como el Emperador Francisco José y la Emperatriz Sissi, Esdras Hernández de gran simpatía y expresión como Bratfisch y los cuatro amigos húngaros del príncipe, por lo convincentes como actores y estupendos bailarines.

La compañía tanto en mujeres como varones, mostró disciplina ejemplar, en cuadros de gran plasticidad.

Suicidio de Rudolf (Luis Ortigoza) foto Patricio Melo
Suicidio de Rudolf (Luis Ortigoza) foto Patricio Melo

No podemos dejar de mencionar a Evelyn Ramírez mezzosoprano y Jorge Hevia pianista, por la interpretación del lied en una de las fiestas, que se constituyó en un paréntesis pleno de musicalidad

Mayerling, es una producción que debe enorgullecer al Ballet de Santiago, a su directora Marcia Haydée y al Teatro Municipal, por la excelencia lograda, en un estreno que llega con treinta y cinco años de atraso a Sudamérica.

Gilberto Ponce. (CCA)

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