VIAJE A LO MÁS PROFUNDO DE LA MÚSICA DE CÁMARA.

EMERSON STRING QUARTET INAUGURA TEMPORADA DE LA FUNDACIÓN BEETHOVEN.

Cuando el 2009, el “Emerson String Quartet”, visitó nuestro país  como parte de la Temporada Internacional de Conciertos “Fernando Rosas”, de la Fundación Beethoven, dejó una marca imborrable, al mostrar un dominio absoluto de la técnica, puesta al servicio total de las obras que interpretan.

El Cuarteto Emerson. foto nytimes

Y cuando decimos, “interpretan”, es por el hecho de encontramos ante el más acabado estudio de las obras que abordan, con la madurez propia de la experiencia y los años de tocar juntos,  ello deriva en enfoques férreamente unitarios, y tal como lo dijimos en esa oportunidad, aquí no hay estrellas, cada intérprete es un engranaje, de una maquina perfecta, con la diferencia que esta destila humanidad, envuelta en exquisita musicalidad.

Finalizando una obra. foto nytimes

Hacen de sus instrumentos, una extensión de sus cuerpos, en una complementación perfecta, que sería una de las razones del porqué, su interpretación cala tan hondo.

Al programar un repertorio, como el escuchado en esta ocasión, tienen que estar demasiado seguros de la perfección con que lo que hacen, ya que se trató de obras que obligan a los auditores a un grado superior de concentración, y a los intérpretes a entrar en claves que no están siempre a la vista, particularmente en las obras Bartok y Beethoven, que se encuentran envueltas en una atmósfera a veces, herméticamente oscura.

A pesar de estas dificultades, el programa logró conmocionar al público, que llenaba el Teatro Municipal de Las Condes.

Felix Mendelssohn. foto palisadesvirtuosi

Este se abrió con el “Cuarteto en Mi bemol mayor. Op. 44 N° 3” de Felix Mendelssohn, obra en la que mostraron las posibilidades expresivas del romanticismo, con una claridad ejemplar, el tercer movimiento “Adagio non troppo” en su delicadeza, lo transformaron, casi en una “Canción sin palabras”, por la profunda poesía que le imprimieron, para finalizar con el derroche de virtuosismo del “Molto Allegro con fuoco” final.

De Bela Bartok, se escuchó luego su dramático

Bela Bartok. foto filarmonia

“Cuarteto N° 6”, que desde el doloroso ingreso de la viola, en un emotivo tema a la manera de elegía, nos sumerge en un ambiente, que perfectamente puede ser catalogado de premonitorio, se sabe que la sensibilidad de los artistas, “presiente” a veces las grandes tragedias de la humanidad; la obra fue escrita en vísperas de la Segunda Guerra mundial.

Su fuerte carga expresionista, se acentuó en el primer movimiento con su entramado armónico, en el que fraseos, ataques y respiraciones, fueron complemento de la expresividad.

Emocionante fue el segundo en su oscuridad y hermetismo, destacando contrastes y un ostinato que tiene reminiscencias de folclor.

Irónico es el tercero en tempo de danza, y muy rico en timbres; la expresividad que realzó su carácter elegíaco fue lo que marcó el cuarto, manteniendo una gran tensión interior, dominada por el dolor.

Ludwig van Beethoven joven. foto lastfm

Escrito un año antes de su muerte el “Cuarteto en Do sostenido menor Op. 131” de Ludwig van Beethoven, es una serena y dolida meditación, tal vez la idea de la muerte, rondaba en su cabeza, después de haber escrito en completa sordera, gran parte de sus obras; recordemos que veinticinco años antes Beethoven asume el inicio de su sordera, creyendo que le resta poco de vida.

Tiene varias características inusuales; siete movimientos, unidos en un todo, que no da pausas en la tensión, los diálogos entre instrumentos hacen que la responsabilidad del discurso musical, sea totalmente compartida.

Al igual que en la obra de Bartok, este se inicia con una melodía profunda, íntima y por sobre todo expresiva a cargo de la viola, que pareciera mostrar esperanza.

El cuarteto, parece desnudar el alma y el espíritu de su autor, y solo algunos fragmentos líricos, escapan al hermetismo dolido general de la obra.

En medio de una interpretación. foto nytimes

Al parecer, tal como plantea el genio de Bonn en su Misa Solemnis, esta debe llegar al corazón de los auditores, pues él, lo escribió desde lo más profundo de su corazón, algo completamente logrado, por el “Emerson String Quartet”, que como “encore” ante las ovaciones, ofreció un entrañable Dvorak.

Gilberto Ponce. (CCA)

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