ELENCO INTERNACIONAL DE LA BOHEME DE PUCCINI.

VERSIÓN INTERNACIONAL DE LA BOHEME.

Alguien dijo al salir de la función de estreno, de la versión Internacional de La Boheme, de Giacomo Puccini : “que maravilla, la he visto desde niña, y me sigue emocionando, además con esa escenografía tan bella”, se refería a la diseñada por Nicola Benois en 1982, la misma que se ha presentado en cinco ocasiones, y como buena obra maestra que es, sigue conservando vigencia, fuerza y belleza, tal como ocurre con pinturas o esculturas de los grandes maestros.

Los bohemios
Los bohemios Colline (Oleg Budaratskiy) Marcelo (Vittorio Prato), Schaunard (Andrey Zhilikhovsky) y Rodolfo (Aquiles Machado) y dos niños del Coro Crecer Cantando, foto crecercantando

En cuanto a la ópera misma, esta se muestra tan vigente, como en su estreno, con sus melodías entrañables -algunas convertidas en verdaderos leitmotiv-, con su interesantísima orquestación, que crea atmósferas y provoca emociones.

Una de las virtudes de esta versión, es su elenco joven, que representa muy bien a ese grupo de despreocupados jóvenes bohemios, en sus avatares amorosos, que aún siguen interpelando a las audiencias.

Boceto del diseó de Nicola Benois, para el primer acto. foto latercera
Boceto del diseño de Nicola Benois, para el primer acto. foto latercera

La régie de Patrizia Frini, es muy pertinente al texto, incorporando con bastante acierto, un grupo de niños en los actos primero y cuarto, los del segundo pertenecen al original, su espontaneidad se convierte en aporte real; soluciona además eficazmente el complejo acto del Café Momus, con esa gran cantidad de heterogéneos personajes, que se mueven, bailan, compran y chismorrean en esa fiesta popular, al tiempo que   hace fluido el paso de la banda militar; en el acto final, provoca bien la sensación de desolación, que aflige a los amigos de Mimì, ante su agonía y muerte.

Musetta
Musetta (Catalina Bertucci), Marcello (Vittorio Prato), Mimì (Eri Nakamura) y Rodolfo (Aquiles Machado), en el Café Momus, segundo acto. foto aboutsantiago

La iluminación de Ricardo Castro, crea con sutileza los diversos ambientes, asimismo el vestuario del mismo Nicola Benois, refleja la época en que se desarrolla el drama.

El Coro del Teatro Municipal, dirigido por Jorge Klastornick, de gran performance en el segundo acto, y en su breve participación en el tercero. Del mismo modo en Coro de Niños Crecer Cantando, preparado por Cecilia Barrientos, lo hace con musicalidad y solvencia en canto y actuación.

Segundo acto
Segundo acto, en las afueras del Café Momus, solistas, coros adulto y de niños, junto a figurantes. foto crecercantando

La Orquesta Filarmónica de Santiago, fue dirigida por José Luis Domínguez, quien tomó tempos demasiado lentos en toda la primera parte, haciendo sonar la orquesta generalmente forte, y con una expresividad demasiado contenida, con poco vuelo, restando esencia dramática en muchos pasajes, esto a pesar que fue riguroso en marcar entradas, así como algunas inflexiones a la orquesta, estas observaciones, en ningún caso justifican, algunos abucheos, que se escucharon cuando, salió a saludar al final.

El elenco de solistas, fue bastante parejo en sus capacidades vocales y actorales, con la sola excepción de sus talentos naturales.

Scaunard
Schaunard (Andrey Zhilikovsky), Rodolfo (Aquiles Machado) y Colline (Oleg Budaratskiy) junto a la chimenea en el primer acto. foto aboutsantiago

El tenor venezolano Aquiles Machado, fue Rodolfo, mostrando hermosa voz y manejo dinámico, con agudos sólidos, y con un volumen perfecto para sus dúos con Mimì, que fueron tal vez sus grandes momentos, junto a su aria del primer acto, sin embargo encontramos que en ciertos momentos, su actuación es un tanto rígida y poco natural.

Eri Nakamura, la soprano japonesa, fue una convincente y conmovedora Mimì, supo captar las diversos estados emocionales y de ánimo de la protagonista, y con su poderosa y bella voz, le dio el arco dramático perfecto a una de las heroínas más queridas en la historia de la ópera, su aria “me llaman Mimì”, fue uno de sus grandes éxitos, al igual que sus dúos con Rodolfo.

El barítono Vittorio Prato, fue un convincente Marcello, captando todos los cambiantes estados de ánimo de su personaje, con su expresivo material vocal.

Colline
Schaunard (Andrey Zhilikovsky), Mimì (Eri Nakamura), Rofolfo (Aquiles Machado) y Marcello (Vittorio Prato) en el Café Momus. foto aboutsantiago

Musetta, la casquivana enamorada de Marcello, fue cantado por la soprano chilena Catalina Bertucci, en un excelente trabajo, con gran manejo de su bella, poderosa y hermosa voz, como además se trata de una estupenda actriz, su rol cautivó plenamente al público, que le brindó una de las grandes ovaciones de la noche.

Schaunard, fue el barítono moldavo Andrey Zhilikovsky, que perfiló estupendamente su personaje, tanto en lo vocal como en actuación.

El bajo Oleg Budaratskiy, fue Colline, en un desempeño algo menor, logró su mejor momento, en el cuarto acto, con aria, donde se despide de su abrigo para empeñarlo.

Rodolfo (Aquiles Machado) y Mimì, en la escena de la muerte de la protagonista. foto municipa
Rodolfo (Aquiles Machado) y Mimì (Eri Nakamura), en la escena de la muerte de la protagonista. foto municipal

El barítono Cristián Lorca, asumió solventemente en lo vocal, y muy gracioso como actor, los roles de Benoit, el dueño de la buhardilla donde viven los bohemios, y como Alcindoro, el viejo amante de Musetta.

Claudio Fernández fue un sólido Parpignol, al igual que Felipe Ulloa y Francisco Salgado, como Aduanero y Sargento, respectivamente.

A pesar de algunos reparos menores, una función de la inmortal Boheme, que fue largamente aplaudida.

Gilberto Ponce. (CCA)

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